Ejercicio profesional de España en Doha

Cuando una selección como España lo ha ganado todo y no tiene nada que demostrar, solo salvar su buen nombre y orgullo con una actuación digna y profesional, los amistosos apenas dejan conclusiones más allá del triunfo, los goles, las celebraciones y los homenajes. El grande juega sin tensión, sin esa competitividad enorme que exige cualquier torneo en el fútbol moderno. Sirven, eso sí, para observar detalles geniales de magos como Iniesta, hacer caja, contentar a los exóticos aficionados cataríes, capaces de vestir la camiseta de La Roja y celebrar el gol de los uruguayos, y aumentar los números de los protagonistas.

Este duelo de Doha no se recordará ni por el resultado, ni por el buen fútbol. Ni siquiera por el doblete de Pedro. Sí porque dejó tres millones de euros en las arcas y, sobre todo, porque Del Bosque igualó los 68 partidos de del Bosque, Puyol ingresó el club de los cien y debutaron Azpilicueta, Isco y Mario Suárez. Méritos extraordinarios a título individual pero poco más. A buen seguro que el técnico salmantino siente en su fuero interno que se cubrió el expediente con una actuación correcta pero no extrajo ninguna enseñanza clave para el gran duelo que se avecina ante Francia, el 26 de marzo en Saint Denis.

Si acaso, el laureado seleccionador comprobó que no hay reemplazo para Xabi Alonso Xavi Hernández. Cazorla es un jugador notable tanto de medio como escorado a la banda o de enganche, pero no tiene ni la pausa, ni el temple, ni la visión del catalán, uno de esos elegidos para anticiparse al pensamiento de los rivales y a las jugadas Antes de recibir o cortar un balón, Xavi ya sabe de antemano lo que va a hacer con él. Y ninguno como el tolosarra para mezclar en corto y en largo.

El punta mentiroso

Tampoco se resolvió el debate del 9, el culebrón moderno. Salió a escena España con siete del Barça, solo Sergio Ramos del Madrid y el delantero mentiroso que dibuja Cesc. Sin Negredo y sin Villa. Aunque las permutas son una constante en un grupo de jugadores versátiles, de inicio Mata se tiró a la derecha y Pedro a la izquierda. Iniesta se ubicó como organizador, cerca de Cazorla, y Busquets, esta vez sin Alonso, ejerció de único escudero.

España se adueñó del balón y buscó imponerse desde la paciencia a un rival que no sorprendió. Los campeones de América siempre se defienden con las líneas juntas pero sufren para construir, ya que el Ruso Diego Pérez se encuentra muy solo. Buscan balones largos a Luis García y Cavani, dos de los mejores delanteros del momento. Faltaron chispa, movilidad y profundidad por banda para desnudar a los charrúas. Solo a base de tiros lejanos, casi siempre de Cesc, les inquietaron en el anodino primer acto. Fábregas marcó al cuarto de hora pero fue un churro. Disparo desde unos 30 metros que se tragó Muslera porque puso los brazos en un lado y el cuerpo en otro. Clamoroso fallo técnico del portero del Galatasaray. Apenas hicieron méritos pero los sudamericanos igualaron.Desajuste español por el centro, gran pase de Cáceres y buena definición del Cebolla.

Se animó la contienda tras el descanso, ya con Villa en el campo. Pronto se adelantó de nuevo la selección. Fallo de Godín, errático toda la noche en las entregas y con una tendencia peligrosa a creerse Beckenbauer, que acabó aprovechando Pedro. Hubo algún amago de tangana a raíz de una disputa entre Jordi Alba y Cavani. Los uruguayos defienden a muerte a cualquier compañero en apuros. Es su código. Ellos sí querían mostrarse ante los campeones del mundo y no entienden de pachangas. Pudieron empatar pero Victor Valdés hizo un paradón a disparo del napolitano Cavani, en la órbita del Madrid. En pleno carrusel de cambios, Pedro volvió a acreditar su facilidad para el gol. Asistencia enorme de Cesc, brillante en casi todo, otro fallo de Muslera y oportunismo del tinerfeño. Ya estaban todos los debutantes españoles, entre los que destacó Isco por su constante búsqueda del balón, y el viejo Forlán, casi ya de vuelta.