Megaupload: pierde Internet

Con Megaupload es muy sencillo despistarse. Demasiados factores en juego, especialmente debido al momento que el FBI ha escogido para lanzar su operación. Al cerrar MegaUpload el día después de la acción de protesta de Internet contra SOPA y PIPA las autoridades estadounidenses han embarrado las aguas. Hace falta aclarar conceptos.

Para empezar muy poco tiene que ver Megaupload con el intercambio de ficheros entre iguales (P2P), el Open Source o la Cultura Libre. La empresa, fundada por un alemán, es una compañía con ánimo de lucro. Su finalidad es almacenar ficheros informáticos en un servidor para su descarga desde cualquier ordenador de la Red; es un antecedente de los servicios de Nube como Google Docs o el iCloud de Apple. En paralelo está Megavideo, dedicado a streaming de películas; similar a YouTube. Ambos se financian con publicidad y cuentas premium de pago. Se calcula que la compañía ingresó más de 100 millones de euros; sus servicios tenían 180 millones de usuarios, que hicieron 1.000 millones de descargas. Los propietarios vivían en la abundancia, entre coches de lujo, yates, aviones y mansiones.

La clave del procedimiento legal es si Megaupload permitió o alentó el almacenamiento de ficheros con copyright ajeno y si incumplió su obligación de eliminar los ficheros infractores tras ser notificada por los propietarios. Estas obligaciones aparecen en leyes como la Digital Millenium Copyright Act (DMCA), firmada en 1998 por Bill Clinton. La utilización por parte de los fiscales y el FBI de las leyes contra el crimen organizado complica mucho la situación de la empresa y sus propietarios.

Para Internet el caso Megaupload es un riesgo. Durante años las compañías propietarias de copyrights han intentado extender la interpretación de las leyes para criminalizar actividades como la puesta a disposición y para hacer a los almacenes de datos responsables de lo que albergan. El problema es que esto mataría esta industria, que se vería forzada a revisar los contenidos antes de almacenarlos. El coste sería prohibitivo, y las responsabilidades legales enormes: los servicios de la Nube no podrían nacer, y sitios como YouTube estarían condenados. De adoptarse esta interpretación amplia muchos e servicios actuales de Internet estarían en peligro, y probablemente cerrarían. Aunque desde el punto de vista político una posible absolución de Megaupload sería todavía peor, al darle a la industria del copyright un argumento en favor de leyes aún más drásticas (como SOPA y PIPA) que podrían tener aún peores efectos secundarios en la Red. Malo si los condenan, malo si los absuelven; y el caso ha sido lanzado en un momento políticamente muy sensible. Pase lo que pase con Megaupload, la red pierde.