40 años del embrión del Gobierno Vasco

Maturana recuerda con detalle las ocho votaciones que fueron necesarias para deshacer el empate entre los dos candidatos a presidente, el socialista Rubial y el nacionalista Juan de Ajuriaguerra. La sala de juntas de la Diputación Foral de Álava fue testigo de la complicada jornada. En la primera votación, ganó Ajuriaguerra, pero sin mayoría; después, hubo seis empates seguidos. Ambos candidatos votaron en blanco, conscientes de la trascendencia de su voto. «Yo por si acaso tenía preparada una papeleta para Rubial por si Ajuriaguerra cambiaba de opinión», rememora. Fue en la octava votación, cuando el voto en blanco de Echevarría Gangoiti, de UCD, que apoyaba al PNV en contra del mandato de su partido, dio la victoria al candidato del PSE. «Hubo muchas llamadas a la Moncloa, Suárez tuvo que intervenir y Echevarria transigió», relata el histórico socialista que ocupó la consejería de Cultura.

En su memoria quedan las reuniones que el Consejo mantenía en Donostia, en la Diputación de Gipuzkoa, que como en los otros dos territorios les cedió sus despachos. Las consejerías albergaban un edificio, ya desaparecido, en Miraconcha. «Las diputaciones nos prestaron ciertas infraestructuras e incluso sus coches para hacer los desplazamientos», repasa. Las trece consejerías, repartidas entre PNV (5), PSE (4), UCD (3, una de ellas sin cartera) y EE (1) tuvieron «pocas competencias, fundamentalmente las que recibió Juan Mari Bandrés en Transportes con el traspaso de Eusko Tren y alguna que otra en Urbanismo en manos de Ajuriaguerra hasta su fallecimiento en agosto de 1978, a quien relevó Juan José Pujana. Maturana no tenía ninguna competencia y dedicó su cargo a promover actividades culturales apoyadas fundamentalmente por iniciativa privada.

Ollora describe el Consejo como la institución que se creó para «atender a la demanda de la sociedad vasca que salía de una dictadura demandando autogobierno. Las elecciones acababan de producirse en junio del 77 y los ayuntamientos seguían todavía con composición franquista». El hoy vicepresidente segundo de Kutxabank tuvo como primera misión conseguir financiación para empezar a funcionar. «No había Concierto, todavía no se había diseñado el modelo de prefinanciación preautonómico y me tocó hacer un recorrido por los despachos de los directores de las cajas, que en este caso eran dos por territorio y también por la Caja Laboral». Como anécdota, evoca la controvertida visita del Consejo al Rey en la que, como republicano convencido, Rubial le dijo que «le destronaría con todos los respetos democráticos».