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ainhoa muñoz
Domingo, 13 de noviembre 2016, 17:58
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El tablero gubernamental, después de haber vivido más de trescientos días un bloqueo político histórico y con un país en funciones, tiene ya las fichas sobre la mesa. Los 350 diputados que conforman el Congreso se enfrentan ahora a un escenario político inédito, con grandes cuestiones legislativas abiertas en canal esperando los movimientos del juego. El escenario se ha completado con el nombramiento del nuevo Gobierno que, sí o sí, tendrá negociar hasta la extenuación.
Ha arrancado una legislatura compleja, con una Cámara baja fragmentada por la irrupción de Unidos Podemos y Ciudadanos y la incapacidad manifiesta, a priori, de los partidos para alcanzar grandes acuerdos. La nueva relación de fuerzas plantea nuevos desafíos, y Mariano Rajoy y su grupo parlamentario deberán interiorizar una actitud negociadora con la oposición si de verdad quieren conformar un Gobierno capaz de afrontar las dificultades con las que cuenta España. Unos acuerdos que, además, puedan cristalizarse para garantizar la gobernabilidad.
Su disposición para lograr pactos será, según los expertos, la clave para evitar la disolución de las Cortes y que se pueda convocar una nueva cita electoral en poco más de seis meses. Sin embargo, politólogos consultados por este periódico tampoco las tienen todas consigo para asegurar que el dirigente del PP agotará los cuatros años de legislatura.
Otra de las grandes cuestiones con las que tendrá que lidiar el Congreso de los Diputados y que condicionará el devenir del Ejecutivo central es la crisis interna que sufre el PSOE. Cómo serán capaces, o no, de salir de su atolladero dilucidará si los socialistas acaban ahogados o resurgen de sus cenizas para recuperar su liderazgo en la oposición, una vez que el PSOE ha protagonizado su último capítulo controvertido con la renuncia de Pedro Sánchez.
La de los socialistas no es la única lucha interna que sufren las formaciones del Congreso. Unidos Podemos también tendrá que debatir sobre la estrategia a llevar a cabo para hacerse con el liderazgo de izquierdas, con un Pablo Iglesias empeñado en recuperar la esencia del 15-M, y un Íñigo Errejón con una maniobra política más moderada. Sin embargo, la balanza se inclina a favor de Iglesias tras las últimas elecciones internas de Madrid y Andalucía.
Otra incógnita será la relación que mantendrá el Gobierno del PP con el PNV y su estrategia para afrontar el desafío soberanista catalán, más allá de la actual apuesta por llevar al Tribunal Constitucional las decisiones que consideran que contravienen el actual marco legal.
Rafa Rubio, titular de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid, Itziar García, asesora de Comunicación Política, y Braulio Gómez, corresponsable del Deustobarómetro, analizan para DV todas estas cuestiones además de la posible reforma constitucional para esclarecer el devenir de esta XII legislatura que acaba de arrancar.
Una legislatura ¿duradera?
Cuánto durará Mariano Rajoy al frente del Gobierno es toda una incógnita. Lo único claro es que el PP tiene la voluntad de agotar su mandato. El propio líder ya ha expuesto su oferta de diálogo y grandes pactos para asegurar la estabilidad del Gobierno, por ello, y según los tres expertos, todo dependerá de la capacidad que tenga de dejar a un lado parte de sus políticas y hacer frente a la negociación.
Itziar García cree que no va a completar la legislatura, y es de las que opina que hasta que no se materialice o se rechace el referéndum sobre la independencia de Cataluña (que tendrá lugar "como muy tarde" en septiembre de 2017, según Carles Puigdemont) todos los partidos "irán a una". "Yo les doy al menos dos años", declara García contundente.
Aunque no descarta una legislatura breve debido a las circunstancias políticas actuales, Rafa Rubio considera que el temor a una nueva convocatoria electoral a partir de mayo puede convertirse, precisamente, en una herramienta de negociación para agotar los cuatro años. "El mero hecho de tener esa posibilidad asegura puede acabar forzando determinados acuerdos".
El único que vislumbra con seguridad un largo periodo "popular" en el Ejecutivo central es Braulio Gómez, que asegura convencido que la falta de una alternativa real a Mariano Rajoy debido a la crisis del PSOE aboca a un Gobierno de derechas durante los próximos periodos legislativos. "A corto plazo, los socialistas no van a conseguir una mayoría absoluta para desbancar a Rajoy, y eso hará disfrutar al PP de un largo tiempo de apoyo electoral", dice.
La crisis interna del PSOE
Que el Partido Socialista está dividido entre quienes apostaban por un gobierno alternativo y quienes prefieren una oposición al PP ya no es ninguna novedad. La cuestión ahora es cómo saldrán de manera digna de su encrucijada. Gómez cree que "muchos cargos" del PSOE no terminarán de posicionarse con la nueva dirección del partido tras la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general y diputado de la formación, y que sin un paraguas común en el que cobijarse seguirá latente la guerra abierta en el seno de la formación.
Para García, los socialistas están "hundidos". Por eso, según la experta en comunicación política, el primer reto al que se tiene que enfrentar el PSOE es elegir un liderazgo "fuerte y sólido" capaz de reorientar su posición y evitar que la hegemonía de la izquierda se la robe Unidos Podemos.
Ante la visión tan sombría que atisban Gómez y García, el profesor universitario, por contra, cree que todos aquellos que se apresuran a decretar el fin del PSOE se equivocan. "Vamos a ver en el tiempo cómo el PSOE recupera su lugar y se posiciona para volver a ser competitivo en el nuevo mapa político", augura Rubio.
En lo que sí están de acuerdo los tres politólogos es que la actitud de los socialistas en el Congreso no será la de una oposición radical y de parálisis como se prevé será la postura por la que se incline Pablo Iglesias. "El PSOE va a optar por una oposición constructiva, de negociar a cara de perro, pero intentando lograr resultados", opina Rubio. "No pueden visibilizar una legislatura de consenso, pero ¡claro que se llegarán a acuerdos!", conviene Gómez.
Dos estrategias en Unidos Podemos
Dos bandos, un mismo partido. A la formación morada cada vez le crecen más los enanos. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón representan dos concepciones de la estrategia a llevar a cabo por el partido, y últimamente no encuentran un nexo en común. Las desavenencias públicas entre ambos dirigentes parece que agrietan aún más a una fuerza política que ha ido perdiendo votos en las sucesivas citas electorales.
Y es que el esquema "pablistas" contra "errejonistas", en palabras de García, cada día coge más fuerza. "Podemos lo tiene complicado, porque me consta que las divisiones son reales, y si no lo solventan rápido puede haber grandes discrepancias que acaben en una crisis fuerte", asegura. A su juicio, en cuanto se empiecen a vislumbrar los deseos de pacto con el PSOE por parte de quienes apoyan al secretario de Política "habrá una fricción importante" dentro del partido. Pero opina también que "si son inteligentes" sabrán lidiar y compaginar las dos almas de la formación, "estilo PNV, con un sector más radical que apuesta por el independentismo y otra parte más moderada que podría representar Urkullu".
Que Unidos Podemos no está pasando por su mejor momento tampoco lo discuten ni Gómez ni Rubio, aunque éste último es de los que opina que "de lo que dicen los medios a la realidad suele haber mucha diferencia", alejando la polémica interna de un frente incurable.
Sin embargo, el responsable del Deustobarómetro cree que los debates "profundos" que se están sucediendo en la izquierda lo único que provocan es "poner las condiciones más favorables para perpetuar en el poder al PP durante muchos años". A su juicio, el partido de Iglesias ha perdido la oportunidad de recibir al electorado defraudado con el PSOE "como alternativ natural".
La relación con los nacionalistas
Según los protagonistas de estas páginas, la fricción entre el Gobierno de Rajoy y los nacionalistas permanecerá latente, aunque no de la misma manera entre vascos y catalanes. Una relación que se verá de forma muy directa en la inminente negociación de los Presupuestos Generales del Estado.
Los tres expertos convienen que con el PNV se podrá llegar a acuerdos puntuales en esa línea de negociación de "ley por ley", aunque Gómez cree que el votante nacionalista vasco no verá con buenos ojos, "por primera vez", que su partido acuerde con el PP determinadas políticas. "La corrupción que hay detrás de los populares y la falta de deferencias del Gobierno de Rajoy con el autogobierno vasco han dañado su relación", manifiesta.
Más radical se muestra García respecto al vínculo de negociación entre el partido conservador y los nacionalistas catalanes. "Cero relación", dice de manera rotunda. "El PP no les va a hacer ningún guiño", continúa. La situación de ruptura institucional, con los catalanes rompiendo de manera unilateral con el sistema institucional español, a juicio de Rubio, no tiene vuelta atrás.
¿Se abrirá el melón constitucional?
Llega la asignatura pendiente. Y hay sintonía entre Gómez, García y Rubio sobre la posibilidad de abrir el melón constitucional: es el momento de iniciar el debate.
"Plantear la reforma a día de hoy es lo más conveniente", opina Rubio. Aunque, en su opinión, la pluralidad existente en la Cámara hace que sea "tremendamente difícil llegar a acuerdos en elementos básicos", más allá del modelo de Estado que plantea cada partido, un problema territorial que desencadena la mayor confrontación.
Para Gómez, la "poca capacidad de negociación del PSOE" puede "ayudar" a que en esta legislatura se empiecen a discutir los términos en los que se podría modificar la Carta Magna "como le gusta al PP". "El PP nunca se ha querido prestar a participar en una reforma de la constitución, pero ahora ha perdido el miedo y puede liderar una reforma a su estilo y ritmo", manifiesta.
Una vez que el propio rey Felipe VI ha instado a las fuerzas políticas a no tener miedo a encarar "con sentido común" los cambios en la Constitución, según García, el PP "va a tener muchas presiones" para llevar adelante el debate. "Todo es abrir la veda, y creo honestamente que finalmente ese melón va a acabar por abrirse", concluye.
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