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Asamblea. Una de las reuniones de miembros de Podemos en una localidad vasca.
«Cuanta más leña nos dan, más grandes nos hacen»

«Cuanta más leña nos dan, más grandes nos hacen»

Representantes de Podemos cuentan en este periódico cómo funciona en Gipuzkoa un partido que, con menos de un año de vida, ha puesto patas arriba el panorama político

ELISA LÓPEZ

Martes, 19 de agosto 2014, 07:23

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El pasado 25 de mayo un nuevo partido político hizo historia: metió en el Parlamento Europeo a cinco representantes gracias a los votos de 1.245.000 ciudadanos -52.000 en Euskadi-. Gente muy enfadada con la manera de gestionar una crisis desesperante, y que confió en las palabras de un profesor universitario llamado Pablo Iglesias, que proclamaba a los cuatro vientos: «Podemos cambiar las cosas». Un partido que había nacido solo cuatro meses antes. Esto fue el principio. Y aunque ese resultado fue espectacular, no han querido ser «flor de un día» e insisten en que han venido «para ganar y recuperar la soberanía popular».

El nuevo partido lo constituyen personas que siguen a pies juntillas la máxima de ese profesor mediático y con coleta: «Pudimos, podemos y entre todos no hay duda de que podremos». Aunque no está del todo claro. La polémica salpica a su líder un día sí y otro también. Está en el punto de mira. Que si Venezuela, que si Chávez, que si ETA... La 'casta' contra la que luchan le está poniendo «muchas piedras en el camino». Pero ellos no se acobardan. Todo lo contrario: «Esas calumnias demuestran que están nerviosos, y que lo estamos haciendo bien. Cuanto más leña nos dan, más gente confía en nosotros y más grandes nos hacen». Eso sí, aclaran que en Podemos «mandan los círculos, las cabezas visibles -Iglesias, Errejón, Monedero...- son herramientas para visibilizarnos. Nada más. Todo somos iguales».

Pero, ¿cómo surgió Podemos? ¿quiénes lo forman? ¿cuántos son? ¿cómo se comunican? ¿quiénes mandan? El portavoz de Podemos Ahal Dugu Gipuzkoa, Imanol Lucero, y otros compañeros cuentan a este periódico cómo funciona un partido que, con casi un año de vida, ha sido capaz de sacudir todo el 'establishment'.

¿Quiénes son?

«Somos ciudadanos que quieren cambiar las cosas, la sociedad en la que vivimos, porque creemos que es posible». Lucero, 32 años, boxeador y entrenador personal, que se 'enganchó' al proyecto de Podemos desde el principio, insiste a lo largo de la conversación en que el partido no es ni de izquierdas ni de derechas. «Ese concepto ya no existe. Lo que compartimos es sentido común». Son gente de todas las edades, de distintos ámbitos laborales y sociales; amas de casa, estudiantes, trabajadores, parados, jóvenes y mayores. Y vienen de diferentes partidos. «No solo de los de izquierda», destaca. Ciudadanos que sin dedicarse a la política, dedican parte de su tiempo «a hacer política para lograr nuestro objetivo de cambiar la política», indica. Porque, afirma, «somos personas corrientes que nos cansamos de una 'casta' política que nos ahoga cada día más, que nos pide apretarnos el cinturón cuando ellos se siguen enriqueciendo». Y quieren, sobre todo, que «esa indignación se convierta en cambio político».

Organización y jerarquía

La participación en el partido se hace a través de 'círculos', es decir, grupos de trabajo ya reconocidos aquí, y también en el extranjero; como en Canadá y Berlín, por ejemplo. A nivel estatal ya se han formado más de 600 y en Gipuzkoa existen 9 y están en marcha otros, como el de Tolosaldea. Grupos diseminados por barrios y pueblos que se organizan en asambleas, reuniones abiertas en las que todo el que acude puede lanzar propuestas. Agrupaciones «sin consenso ideológico pleno» y unidas por el objetivo de «recuperar una democracia secuestrada», afirma el portavoz. «Porque partidos ya hay muchos», añade. En las asambleas, que pueden ser semanales o quincenales, los portavoces también «transmiten» sus ideas y son, aseguran, las propias personas las que se interesan en el proyecto.

Dejan claro que no hay jerarquías. Iglesias, Errejón, Monedero.... están supeditados a lo que digan los círculos. Están convencidos de que con el tiempo ese protagonismo casi único se convertirá en un protagonismo más coral. «Ellos son las cabezas visibles. Defienden las ideas de Podemos. Nada más. No son líderes. Son una herramienta para nosotros, para darnos visibilidad. Y está claro que Pablo tiene una habilidad tremenda en los medios de comunicación. Es maravilloso cómo lo hace. Pero las decisiones van de abajo a arriba. Así ha sido en las europeas», insisten. Y lo evidencian con un ejemplo: «las cabezas visibles querían contar con la presencia de Jorge Vestringe en alguno de los actos, y los círculos dijeron que no. Pues se respetó la decisión y no lo hicieron».

-¿Y este sistema es resolutivo, con tanta gente dando ideas?

-Sí, sí. Es que es sencillo. Tenemos portavoces, gabinete de prensa y comunicación como cualquier partido, aunque no somos como los demás en cuanto a organigrama. Y cualquier persona es bienvenida siempre que sea a ayudar.

¿Cómo se comunican?

A través de las redes sociales: wasap, facebook, twiter y otras herramientas online. «También en las asambleas locales y territoriales», explican. Y para que la gente que no utiliza estas herramientas pueda acceder a toda la información, se sirven de la colocación en los barrios de carteles que anuncian día y hora de las reuniones. Por otra parte, los comités de comunicación de las diferentes ciudades están en contacto diario y permanente. «De todas formas, las cosas que plantea la gente de a pie en las asambleas son muy sensatas». Defiende Lucero que el ciudadano «sabe más de lo que pensamos y propone cosas coherentes y de sentido común». Todo lo que se debate, luego se lleva a votación. Lucero destaca que los temas se aprueban «por mayoría porque por unanimidad es imposible. Hay asambleas con veinte personas, pero otras con 150. Depende. Por unanimidad sería inviable. No llegaríamos a nada». Dice que, incluso, a veces «es imposible» hacerlo por mayoría. Las decisiones se recogen en acta y se ponen en común con otros círculos.

-¿Qué tipo de propuestas se aprueban?

-De momento son cosas muy pequeñas. Acudir a movilizaciones y poco más. Nuestro problema es que todavía tenemos que organizarnos para articular una respuesta importante a las demandas sociales.

En este contexto, en otoño se celebrará en Madrid la Asamblea Ciudadana Sí Se Puede. Una asamblea a nivel estatal para definir su estructura y el modo en que organizarán en adelante. Pero esa nueva estructura organizativa no se basará «en los agotados instrumentos políticos de siempre. Tenemos que ser nuevos porque lo viejo ya ha tocado techo», aseguran. «Ahora mismo los círculos trabajan a su manera y queremos que sean más homogéneos y que haya más operatividad para que una decisión no tarde tanto tiempo en llegar a aprobarse».

Un partido al uso...

Ya está listo el borrador de principios organizativos que servirá de base para convertir a la formación en un partido al uso. La propuesta, enviada a los círculos para su discusión, plantea la figura del militante online como base para la toma de decisiones, que se adoptarán de manera no presencial en la mayoría de las ocasiones. El mayor órgano de representación será la asamblea ciudadana: cualquier militante podrá asistir a sus reuniones, que se celebrarán cada tres años. Algo parecido a los congresos de los partidos.

El máximo órgano entre cada asamblea ciudadana será otro de 80 miembros, con atribuciones para la toma de decisiones sobre la configuración de listas electorales o posibles alianzas con otras formaciones políticas: el consejo ciudadano. Se reunirá al menos una vez cada seis meses y será elegido cada tres años por listas abiertas entre todos los militantes de Podemos, por medio de una votación electrónica.

¿Son una utopía?

Imanol Lucero y sus compañeros sonríen. Dicen que ninguna de las personas que les acusan de perseguir una utopía se ha dado cuenta de que el programa del partido ha sido revisado por profesores de universidad, doctores, expertos... que han sabido hacer las cuentas y saben que es posible, por ejemplo, la renta básica universal. «Es más, en Gipuzkoa, ya sería posible implementarla. La gente que está en riesgo de exclusión social es la que tendría derecho a esa renta básica universal». Y añaden que llamarles utópicos es una manera más «de descalificarnos». Dicen que las críticas y las calumnias hacia ellos demuestran que la 'casta' está nerviosa. «En lugar de debatir con argumentos racionales y poner sobre la mesa los problema de la sociedad, hablan de Venezuela y de ETA...» De hecho, Podemos demandará a Esperanza Aguirre por acusar a Pablo Iglesias de apoyar a ETA. «Nosotros proponemos un eje democracia-dictadura». Y lo explican: O es la democracia de la gente, la democracia popular y ciudadana, o la dictadura de los mercados de Angela Merkel y de los que hacen favores al poder.

Política vasca

El partido dispone de un programa. Sin embargo, en Euskadi o Cataluña existen ciertas especificidades propias que les diferencian del resto de Estado. Defienden el euskera y las lenguas minoritarias tanto dentro del país como en Europa.

-¿Y el derecho a decidir?

-Nosotros defendemos el derecho a decidir de los pueblos y de las personas, así lo recoge el programa con el que nos presentamos en Europa. Respetamos las raíces y las culturas de cada pueblo.

-Pero, ¿son independentistas?

-Dentro de Podemos, hay independentistas, no independentistas, centralistas, federalistas... No discutimos el modelo de Estado. Como somos demócratas, defendemos el derecho a decidir y queremos recuperar ese derecho a decidir.

Todavía es pronto para saber si Podemos se presentará a las elecciones municipales y forales en mayo de 2015. Si formarán parte de la política vasca o no. «Tendremos que estudiar las políticas municipales, las competencias propias de los Ayuntamientos e intentar articular algún tipo de organización que sea útil para poder acceder a esas elecciones», argumentan. Añaden que «no nacimos para ser algo secundario y queremos tener un pie en la calle y otro en las instituciones». Pero de momento, afirman, no hay hoja de ruta en torno a posibles pactos con otros partidos. «Aunque a veces la política hace extraños compañeros de cama», bromean.

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