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San Millán de la Cogolla desde la subida a Suso.
De Nájera a San Millán, la cuna del castellano

De Nájera a San Millán, la cuna del castellano

Un paseo por los pueblos con más historia de La Rioja, con paso por la romana Tricio y Berceo, patria de San Millán y del monje Gonzalo

Iñigo Muñoyerro

Miércoles, 1 de abril 2015, 18:29

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El río Najerilla y sus afluentes forman un extenso valle que alinea en sus orillas algunas de las poblaciones más interesantes y con mayor historia de La Rioja. Cerca de su final en el Ebro se encuentra Nájera, capital de un reino. Más arriba, sobre un cerro Tricio, Tritium Megalon, y su templo romano cristianizado. Y al final, cuando el río Cárdenas se aproxima a La Demanda, el monasterio de San Millán de la Cogolla, cuna del castellano.

Nájera, capital de un reino

La vieja Nájera ocupa la vega del río bajo la protección de los cerros Alto del Castillo -un alcázar ocupó el alto-, La Calavera y Malpica. Los berones llegaron primero. Siguieron romanos, visigodos, musulmanes, navarros y castellanos. Fue capital del reino de Nájera (siglos X-XI) y luego se incorporó a Castilla. También tuvo una judería. Es etapa del Camino de Santiago y el monasterio de Santa María La Real es su monumento emblemático.

Nájera exige un corto callejeo por el barrio viejo y la judería. Comercios y muchos ultramarinos (excelentes verduras), bares y 'delicatessen' antes de iniciar las visitas. Es obligatorio entrar en el Monasterio de Santa María La Real mandado construir por García Sánchez III de Navarra en 1045. En 1889 es declarado Monumento Nacional.

En su interior, además de la iglesia gótica, destacan la imagen de Santa María; el panteón de la reina Blanca de Navarra; el claustro plateresco de los caballeros y de manera especial, la cripta del panteón real donde están enterrados los Abarca.

Para descansar está la Plaza de España y su 'pasa' de peregrinos. Los más osados se aventurarán en las cuevas artificiales o de 'los moros' del Castillo y Malpica. Aparcamiento en la zona nueva, al otro lado de río, salvo el sábado día de mercadillo.

Basílica romana de Tricio

Río Najerilla arriba (3 km), Tricio ocupa la cima de un cerro. Apiano Alejandrino (año 154 a. C.) ya habla de los tritios enemigos de los romanos. El geógrafo Ptolomeo lo cita en el siglo II como Tritium Megalon. En lo alto están la plaza mayor; el frontón dedicado al pelotari Titín III, ídolo local, y la iglesia de San Miguel Arcángel. En el altar mayor tiene plaza de honor la Virgen de los Arcos con el Niño en brazos. La patrona de Tricio es una virgen negra prerrománica del siglo XI.

A medio kilómetro se encuentra la joya de Tricio. En medio de un llano venteado, rodeado de campos de cereal se eleva la basílica de la Virgen de los Arcos. Monumento Nacional y el monumento religioso más antiguo de La Rioja. Fue edificado en el siglo V con materiales romanos sobre un mausoleo del siglo III. Los arcos de las naves laterales se apoyan sobre las columnas corintias de un templo romano (siglo I). Son las de mayor diámetro de toda España. Debieron tener 20 metros de altura. El templo está en rehabilitación y es imposible acceder al interior. Con suerte es posible echar un vistazo aprovechando las entradas de los albañiles. Información en el Ayuntamiento de Tricio (Tel.: 941361057).

Como curiosidad añadir que aquí, el 6 de octubre de 1833, el general navarro Santos Ladrón de Cegama, que venía huído de San Millán, proclamó rey de España al pretendiente Carlos V. Inició la Primera Guerra Carlista.

De nuevo en ruta por la LR-113. Puente de Arenzana, donde confluyen el Najerilla y el Cárdenas. A la vera del viejo puente metálico hay una zona recreativa. Mesas de piedra sombreadas por chopos. Vegetación de ribera y pájaros a la orilla de un río cristalino y truchero.

La patria de San Millán y Berceo

Abandonamos el curso del Najerilla, que sigue hacia Baños de Río Tobía y la sierra de Urbión, para remontar el río Cárdenas. Dejamos atrás Cárdenas, con la ermita de Salamanchurri en un alto, y Badarán, cuna de pelotaris.

Berceo, la antigua Vergegium celta romanizada en el siglo I a. C., es una villa pequeña con una larga historia. Es la cuna de San Millán (473-574) y Gonzalo de Berceo. Millán fue un pastor, ermitaño y sacerdote que se retiró a las cuevas de Suso donde falleció. Su vida ejemplar le elevó a la santidad. Gonzalo de Berceo es posterior. Nació en el barrio llamado Madriz y murió en San Millán (c.1198-1264). Sacerdote y escritor fue primer poeta en lengua castellana conocido. Hay un busto suyo (ideal) frente al ayuntamiento.

Berceo es etapa de un agradable paseo señalizado (7,5 km) que pasa por la ermita de Santa Eulalia, la cueva del Santo en Suso, monasterio de Yuso y retorna por la orilla del Cárdenas.

San Millán de la Cogolla

Un poco más arriba nuestro viaje termina en San Millán de la Cogolla pueblo y sus dos monasterios: Yuso y Suso. El monasterio de Yuso conocido como El Escorial de La Rioja sorprende por sus dimensiones en un llano junto al Cárdenas. Fue fundado en 1053 en el mismo paraje donde dice la leyenda que pararon los bueyes que por orden del rey García llevaban los restos de San Millán a Nájera.

El edificio original fue románico (siglo XI). El cenobio actual regentado por los Agustinos es un enorme edificio renacentista (siglos XVI al XVII) con un patio central rodeado de muros. Alberga el claustro gótico, la iglesia obra de Andrés de Rodi (1544) con la sacristía y el altar mayor. También la biblioteca acondicionada en 1780. Es el tesoro de la visita (se hace corta). Importante en España por los incunables y códices que custodia.

A finales del siglo X un monje escribió unas aclaraciones en los márgenes de un misal en latín. Estaban redactadas en romance hispánico predecesor del castellano. También hay alguna en euskera. Se desconoce el nombre del monje. Son las 'Glosas Emilianenses' de las que exhiben un facsímil.

Destacar los cantorales gregorianos (siglo XVII). Treinta volúmenes gigantescos -hasta 60 kilos- hechos con la piel de dos mil vacas. Curiosas las gateras, para proteger los tomos de los ratones. El monasterio también acoge la hostería, que es autónoma.

Subida a Suso

El viejo camino de Aidillo sube hasta el monasterio de Suso, que se refugia en una espesura de robles, fresnos, pinos, avellanos y nogales. El edificio es pequeño, pero proporcionado. De estilo mozárabe y románico, se edificó a finales del siglo VI sobre un cenobio visigodo que guardaba el sepulcro del eremita Aemilianus (Millán), fallecido en el año 574. El resto es también antiguo, pero posterior. El moro Almanzor lo incendió en el año 1003. Una reja impide el paso. Los curiosos (obligatorio reservar) podrán ver las grutas donde vivió el santo; el cenotafio románico, donde se representa al santo yacente, y los sepulcros de los Siete Infantes de Lara y de su ayo Nuño Salido y los de Toda, Elvira y Ximena, reinas de Navarra. Suso está cerrado a los coches particulares. Un autobús sale de la Oficina de Turismo y comunica los monasterios.

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