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Vistas del skyline de la Zona Cero desde Dumbo, barrio del distrito de Brooklyn
Nueva York: Oasis bajo el cemento

Nueva York: Oasis bajo el cemento

Les sugerimos un puñado de rincones más o menos secretos de la urbe norteamericana donde respirar lejos del bullicio, el tráfico y los rascacielos

Mikel Madinabeitia

Lunes, 14 de noviembre 2016, 17:06

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No encontrarán en este reportaje referencias al Empire State Building. No es la intención de este artículo hablarles de la nueva Zona Cero de Nueva York. No hemos querido recordar la belleza de lugares míticos como Central Park, la Estatua de la Libertad, Times Square o la Quinta Avenida. La capital neoyorquina es un exceso en muchos sentidos y, a pesar de disfrutar como un enano conociendo y reconociendo lugares con solera, a uno le brillan los ojos cuando descubre casi por casualidad rincones donde poder pasear tranquilo, lejos del bullicio, el tráfico y los rascacielos. De manera que si les seduce la idea, les invito a saborear estos txokos apacibles de la Gran Manzana. Oasis bajo el cemento.

Lo bueno de esta guía sin grandes pretensiones es que podemos empezar el itinerario donde queramos. Por ejemplo en Gramercy Park, cerca de Union Square, un exclusivo parque rodeado de edificios elegantes y suntuosos, donde Uma Thurman, una de nuestras musas junto a Marion Cotillard, vendió hace poco su dúplex por más de seis millones de dólares...

Nuestras ambiciones son más modestas, de manera que no es mala idea simplemente darle la vuelta al parque mientras se disfruta de la tranquilidad. ¿Cómo? ¿Para qué darle la vuelta pudiendo entrar? Les he omitido un dato y es que para ello necesitarán ser residentes del barrio o estar alojados en el Gramercy Park Hotel, un hotel boutique con todo tipo de comodidades. Solo si cumplen con esas condiciones tendrán acceso a una llave con la que poder visitarlo. Con todo, desde las verjas exteriores se aprecia gran parte de su belleza y ya les digo que el lugar es relajante, plagado de portales distinguidos y zonas ajardinadas, y con la gran ventaja de estar a un paso de lugares céntricos. Un barrio para vivir bien.

No muy lejos está Greenwich Village, el Village como se le conoce popularmente, situado en el oeste de Manhattan, entre Broadway y el río Hudson. Su rasgo más singular son las calles estrechas y arboladas, con trazados irregulares, y rodeadas por edificios de media o baja altura, que conforman un barrio que se concibió para recorrerlo a pie, muy opuesto a la ciudad de los rascacielos y las grandes avenidas. Como anécdota, sepan que aquí vivió Don Draper, el protagonista de "Mad Men", en la cuarta temporada. Aquí estaba aquel apartamento al que le faltaba luz pero le sobraban alcohol y mujeres, dejando entrever los dones de Don.

Pero estábamos en el Village. Les decía que pueden deambular plácidamente por sus callejuelas, sin importarles el destino y disfrutando por tanto del camino, como haría Antonio Machado. Un buen punto de partida para conocerlo es Washington Square Park, habitualmente frecuentado por estudiantes y artistas callejeros.

También merece la pena darse un garbeo por Battery Park. Se trata del gran pulmón del sur de Manhattan y ofrece un cómodo paseo repleto de monumentos con textos históricos que permiten al turista averiguar más sobre la historia de la ciudad, lo que siempre es bienvenido. En la antigüedad era un islote rocoso donde había una batería de cañones para defender Manhattan. Pero aquello parece que es historia porque, como le gustaba decir a Thomas Jefferson, "he visto lo bastante de una guerra como para no desear volver a ver otra". El contraste en la actualidad es radical porque solo verán a gente paseando, jugando con los niños y haciendo deporte.

Hay que reconocer que el parque en sí no es de nuestros favoritos pero regala bonitas vistas a los ríos East y Hudson además de invitarnos a descubrir el otro lado. Nos referimos a New Jersey. Pero eso daría para otro reportaje...

Dando un salto al otro lado del East River, arribamos a Brooklyn, uno de los cinco condados de la ciudad. Sería una tentación recomendarles el paseo de Brooklyn Heights Promenade, con grandes vistas hacia el skyline de la Zona Cero, pero me van a permitir que en esta ocasión le hagamos un guiño al séptimo arte. El puente de Manhattan visto desde Washington Street es un icono que perdura en la memoria de muchos cinéfilos porque fue aquí donde se grabó una de las escenas más recordadas de "Érase una vez en América", la película de nuestra vida, la que nos lo enseñó todo, la que nos perseguirá siempre. Muchos admiradores del filme de Sergio Leone se asoman con sus cámaras dispuestos a inmortalizar el momento mientras recuerdan aquella escena mítica que culmina con la muerte del pequeño Dominic susurrando eso de "Noodles, me resbalé". Todo ello regado con la partitura de otro genio, el gran Morricone. Eternos.

Hay mucho de eso pero también voluntad de captar el mejor ángulo y la mejor luz para llevarse a casa una de las fotos más buscadas. Es otro rincón para dejar pasar el tiempo y dejar volar la imaginación, que ya saben que "sirve para viajar y cuesta menos" (George William Curtis).

Finalmente, Brooklyn Bridge Park, sin salir de Dumbo, ofrece otra panorámica fastuosa, inolvidable, sobre buena parte de los rascacielos de la "city". En esta ocasión, la perspectiva abarcará desde el puente de Brooklyn hasta el de Manhattan, ambos promocionados por muchos publicistas y cineastas, entre otros por ese contador de historias llamado Woody Allen aunque tengo entendido que su predilecto es el de Queensboro.

Lo cierto es que el paseo por los parques que hay al lado del río es sumamente placentero, podrán pasar al lado de Jane"s Carousel (un carrusel similar al que tenemos en Alderdi Eder) y tomar un café en Brooklyn Roasting Company (25 Jay St), el bar más hipster que hayamos visitado nunca. Un establecimiento enorme, decorado de forma original, con un toque industrial, bien servido y con numerosos sofás y estancias para conversar, trabajar y comer o beber. Merece la pena.

Quizá les haya sorprendido este reportaje del otro Nueva York pero sepan que nuestra visita se produjo en la segunda quincena de septiembre, cuando la ciudad acogió un debate general en el edificio de la ONU, lo que obligó a limitar y restringir al tráfico el uso de algunas calles, acrecentando la sensación de atasco que se suele producir un día normal en el centro de la capital. Es por ello que hemos creído conveniente, desde esta humilde morada, divulgar una serie de lugares plácidos para pasear. Para charlar. Para pensar. Para soñar. Oasis bajo el cemento.

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