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Ha recibido una importante modernización en los últimos años
Una Francia de pasado y futuro
Poitou-Charentes

Una Francia de pasado y futuro

La región de Poitou-Charentes, a menos de cuatro horas en coche desde Gipuzkoa, combina armoniosamente ciudades de arte y de historia, con la visión del mañana que ofrece el parque temático de Futuroscope

Ion Martínez Taus

Miércoles, 16 de abril 2014, 12:16

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Aunque la zona sudoeste de Francia es terreno conocido y visitado por el viajero norteño, unos kilómetros más allá, al norte de Aquitania, nos adentramos en una zona desconocida para la mayoría, que alberga numerosas joyas y tesoros por descubrir. La región de Poitou-Charentes, a poco más de 300 kilómetros de nuestro Territorio Histórico, es un lugar ideal para la típica escapada de puente, al aunar en un mismo territorio costa y naturaleza; historia y arte; gastronomía, y una mirada al futuro en uno de los parque temáticos más importantes de Europa.

Se trata de una región rica en monumentos históricos, principalmente en construcciones románicas, aunque los apasionados de la arquitectura también disfrutarán con las fortificaciones, los palacetes aristocráticos y hasta con las construcciones rocambolescas de Futuroscope. Y como no solo de monumentos vive el hombre, Poitou-Charentes ofrece al visitante descanso, muestras de la mejor cocina francesa, licores de la región famosos en el mundo entero, acogedores centros turísticos donde relajarse y realizar algunas compras, y diversión para toda la familia en alguno de sus conocidos festivales.

Poitiers y Futuroscope

Dentro de esta variopinta región, el gran atractivo a primera vista es Futuroscope, un parque temático en el que la ciencia y la simulación se conjugan para acercarnos al futuro.

Situado junto a la capital, Poitiers, el parque basa su oferta de entretenimiento en las últimas tecnologías cinematográficas, audiovisuales y robóticas, para ofrecer diversión a través de los cinco sentidos. En marcha desde 1987, es el segundo parque temático más visitado de Francia, solo por detrás de Disneyland París. Entre sus principales atracciones podemos destacar 'Baila con los robots', donde un enorme brazo biónico menea al visitante al ritmo de música discotequera. También merece mención aparte 'Arthur, La Aventura 4D', dirigida por el afamado director francés Luc Besson, y que fue elegida como la mejor atracción del mundo por la Themed Entertainment Association. Además, hasta 6 pantallas de cine IMAX, impresionantes edificios, restaurantes de cocina 'molecular' y un bar en las alturas, entre otras cosas, componen este pequeño mundo de otro siglo que garantiza diversión para toda la familia. Por si fuera poco, las atracciones de Futuroscope se renuevan de forma regular, por lo que si fuimos hace unos años, ahora nos encontraremos un parque completamente nuevo.

Esencia y modernidad

En cuanto a la ciudad, Poitiers, histórica capital de la región, se ha visto arrastrada por la inercia de Futuroscope, y en los últimos años ha recibido una importante modernización, aunque, eso sí, sin perder ni un ápice de su esencia. La gran cantidad de llamativos edificios modernos que se pueden ver por el centro han sido diseñados para integrarse con total respeto por el entorno antiguo. Además, la ciudad se ha dotado de los mejores equipamientos para revalorizar su casco antiguo, que a día de hoy es en su mayor parte peatonal, lo que permite disfrutar de un paseo tranquilo por sus callejuelas, mientras se descubre a cada esquina un nuevo monumento románico. Poitiers es también considerada una de las ciudades universitarias más importantes de Francia, de manera que el buen ambiente nocturno está asegurado cualquier día de la semana.

A pesar de haber sabido entrar al siglo XXI sin el pie cambiado, Poitiers sigue destacando principalmente por su rico patrimonio arquitectónico y religioso. La iglesia de Notre-Dame-la-Grande, construida entre los siglos XI y XII, es el monumento principal de la parte vieja de la ciudad. Se trata de una muestra esplendorosa del arte románico, que recibe al visitante con su imponente fachada esculpida.

Durante las noches de verano y en Navidad, se realiza un espectáculo de luz sobre la propia iglesia en el que las esculturas toman vida y vuelven a sus colores originales. Cerca se encuentran la impresionante catedral gótica de Saint-Pierre, el baptisterio de Saint-Jean, uno de los edificios cristianos más antiguos de toda Francia, y el Palacio de Justicia, que perteneció a los condes de Poitou. Alrededor de todas estas maravillas, Poitiers ofrece un sinfín de animadas plazas y callejuelas donde pasear y parar a comer o tomar un café en alguna de sus terrazas. Además, durante el paseo se puede disfrutar de las vistas de un gran número de casas antiguas y palacios, e incluso entrar a visitar alguno de los museos de la ciudad, como Sainte-Croix, Rupert de Chièvres el Espacio Pierre Mendès France.

Angulema, Cognac...

Los encantos de Poitou-Charentes no terminan en Futuroscope y Poitiers, sino que hay un buen número de atractivos extra para visitar repartidos por la región. Por ejemplo, merece la pena visitar la ciudad de Angoulême.

Situada a orillas del río Charante, es considerada como la capital europea del cómic, ya que desde 1974 organiza el festival más importante del Viejo Continente de historietas ilustradas. Es más, el cómic lo inunda todo en Angoulême, desde los nombres de las calles, hasta el sinfín de fachadas de edificios decoradas con simpáticos personajes, lo que convierte un paseo por la ciudad en una búsqueda de los dibujos más curiosos e interesantes. Además de este 'paseo de los murales', la ciudad ofrece también un 'paseo de los monumentos', entre los que hay que destacar el Ayuntamiento, ubicado en el antiguo castillo de los señores de Angoulême; la Catedral de Saint Pierre o el Palacio Saint Simón.

A menos de 50 kilómetros de allí, encontramos una de esa ciudades cuyo nombre todo el mundo reconoce. Cognac, célebre por su famoso aguardiente de vino, recibe al visitante con el característico olor que emanan las bodegas que pueblan la villa.

Las grandes casas de este licor, como Hennessy, Rémy Martin o Martell, pueden ser visitadas para ver el proceso de elaboración del coñac, aunque si hay una que merece la pena ver, es la sede de la Casa Otard. Fundada en 1795, tiene su sede en el castillo de la ciudad, en el que nació en 1494 Francisco I, rey de Francia. La visita permite conocer la vivienda del gobernador, las salas renacentistas, la sala del Casque y las bodegas de coñac. Además de todo lo relacionado con la bebida, la ciudad ofrece al visitante muchas casas antiguas, palacios y monumentos bien conservados, como el castillo de los Valois, la puerta de Saint-Jacques, o la iglesia de Saint-Léger, construida en el siglo XII.

Otra parada obligatoria en la región es la abadía de Saint-Savin, fundada en el siglo IX y reconstruida en el XI tras ser saqueada.

Destaca por su sobriedad y armonía, así como por el gran tamaño de la iglesia, con 76 metros de largo y una aguja de 77 metros de alto. Este conjunto de estilo románico logra atrapar en su interior a los visitantes con su espectacular ciclo de pinturas bíblicas, bastante bien conservadas pese a sus 1000 años de antigüedad, en las que se cuenta, a modo de viñetas, la historia del Antiguo Testamento.

Este ciclo se encuentra inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

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