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TAMARA VILLENA
Valencia
Lunes, 11 de diciembre 2017, 20:59
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Situadas en el valle del río Menderes, estas terrazas de piedra caliza se han convertido en piscinas naturales cuya singularidad y belleza las han reconocido como Patrimonio de la Humanidad y uno de los principales atractivos turísticos de Turquía. Su nombre significa 'castillo de algodón' en turco y las piedras bajan en forma de cascadas, lo que da la sensación de estar ante una catarata congelada. Se originaron tras el movimiento de las placas tectónicas que dio pie al nacimiento de fuentes de agua termales y desde entonces al lugar se le atribuyen propiedades terapéuticas por la alta concentración de minerales.
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En esta impresionante formación es prácticamente imposible discernir la línea que divide el cielo de la tierra ni lo real de su reflejo, ya que en ciertos momentos del año el suelo parece un espejo gigante. Es un eterno rompecabezas de hexágonos de 10.582 kilómetros cuadrados donde los flamencos dan el toque de color y los enormes cactus decoran el paisaje. Un lugar con vistas impactantes donde los tonos fríos del blanco suelo y el cielo azul se mezclan con los colores cálidos del atardecer para ofrecer una experiencia inigualable.
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Una formación de arenisca con más de 190 años de antigüedad en plena Meseta del Colorado, donde las formas extrañas configuran un espectáculo visual de coloridas ondulaciones que crean un escabroso sendero donde perderse. Todo un arcoiris de rojos, amarillos y tonos anaranjados muy frecuentado por fotógrafos y aficionados para aprovechar la espectacularidad del entorno y sacar las mejores imágenes posibles.
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Tras más de 5.000 años de explotación minera, esta localidad se ha convertido en un entorno rojizo donde miles de turistas acuden a presenciar sus extraordinarias e impactantes vistas. Aquí se puede realizar un viaje en ferrocarril alternativo para adentrarte en una mina y conocer por dentro la historia minera de esta comarca andaluza. Pero al contrario de lo que se piensa, el color de las aguas de este río no es consecuencia de la actividad minera, sino de la interacción de acuíferos subterráneos que contienen grandes cantidades de sulfuros metálicos masivos. Así que mejor no tomarse ningún baño si vas a visitarlo.
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Podría decirse que es la isla más extraña del planeta y no estaríamos exagerando. Viajar a esta tierra es como si visitases otro planeta, con animales y vegetación de cuya existencia probablemente no tenías ni idea. Es un archipiélago de cuatro islas en medio del Océano Índico donde lo extraño es la norma, prueba de ello son las 700 especies únicas en todo el mundo que viven en él y que le valieron el título de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008. En tan solo 3.600 kilómetros cuadrados de superficie imposibles de visitar de junio a septiembre por la fuerza del viento y oleaje de su clima árido.
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También es conocida como 'estructura de Richat' , en pleno desierto del Sáhara y con un diámetro de casi 50 kilómetros que forma un impresionante 'ojo de buey' apreciable desde el espacio. Se creía consecuencia del impacto de un meteorito por su forma circular, pero tras varios estudios se ha concluido que es consecuencia de una erosión a lo largo de los años de un domo anticlinal. Su centro está formado por rocas de nada más y nada menos que 2500 millones de años de antigüedad.
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Denominado también como Ayers Rock o 'el ombligo del mundo', es una formación rocosa de arenisca que se encuentra en el centro de Australia y se ha convertido en una de las mayores atracciones de la zona por sus alucinantes vistas. Es un lugar sagrado para los aborígenes australianos y Patrimonio de la Humanidad desde 1987. Son 348 metros de elevación sobre el terreno, aunque la mayor parte de su estructura se encuentra bajo tierra, y su imagen bajo la luz rojiza del atardecer lo se ha convertido en uno de los iconos naturales más famosos del país.
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Un lago en el pleno cráter de un volcán inactivo al noroeste de Camerún y cuyo origen se calcula de 500 años de antigüedad. Tiene más de 200 metros de profundidad que resultan escasos en temporada de lluvia, cuando el agua desborda la orilla e inunda los valles colindantes. Ganó el apodo de 'lago asesino' después de la explosión en 1986 de una burbuja de dióxido de carbono que se mezcló con azufre e hidrógeno que se expandió 23 kilómetros y mató a más de 1.700 personas y miles de animales.
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