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Aita Manuel y sus remeros desfilaron con la bandera original de 1917. A la derecha, la escena en Torreatze. Abajo, ondeando la bandera en la Tenencia. ELENA VIÑAS
Aita Manuel volvió a ganar en La Concha

Aita Manuel volvió a ganar en La Concha

San Pedro recreó el recibimiento a los remeros que se hicieron con la bandera en 1917

ELENA VIÑAS

PASAIA.

Domingo, 17 de septiembre 2017

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San Pedro, 16 de septiembre de... 1917. Un día como el del domingo de hace 100 años las regatas de La Concha vivían su jornada definitiva. Los remeros de San Pedro se hacían con la bandera y regresaban al pueblo para ser recibidos por todo lo alto. Aita Manuel lograba su primera victoria en aguas de la bahía donostiarra como patrón. Comenzaba a escribirse la leyenda.

Aquella gesta fue revivida ayer por los sanpedrotarras mediante la celebración de una jornada cargada de momentos emotivos, que contó con la presencia de los descendientes de aquellos remeros que hicieron historia. Tras una misa en su memoria, la tamborrada dirigida por Amador Mayo llenó de rataplanes el caso antiguo. Solo la lluvia, que hizo acto de presencia durante el desfile, puso freno a las ansias de diversión.

Por fortuna, concedió una tregua para poder representar la escena en la que los sanpedrotarras saben del triunfo de su trainera a través de una llamada de teléfono recibida en las inmediaciones de Torreatze. La espera se convirtió en alegría, bailes y expresiones de auténtica felicidad.

Una nueva tregua, para la que hubo que hacer tiempo, permitió recibir a los jóvenes que dieron vida a Aita Manuel y los suyos. Llegaron en camión hasta las puertas de la iglesia y subieron a la Tenencia de Alcaldía para hacer ondear la bandera ante una plaza llena de gente.

«Trainera valiente y ariña enfila las aguas dispuesta a luchar y a triunfar. San Pedro abrirá con sus llaves las puertas del cielo, las puertas del mar. ¡Arriba el corazón!», cantaban niños y mayores ante sus héroes,

Aita Manuel se saludó con otro afamado patrón, Fontán. Sus dos tripulaciones posaron juntas, para a continuación acudir a la parroquia. A sus puertas se bailó un aurresku ante los familiares que compartieron mesa en una comida para el recuerdo. Para el recuerdo queda también el periódico editado para la ocasión con el triunfo de San Pedro.

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