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El tejado quedó destrozado tras el incendio. ARIZMENDI
«Echaron un producto inflamable hasta por detrás del sofá del piso incendiado»

«Echaron un producto inflamable hasta por detrás del sofá del piso incendiado»

La Guardia Municipal asegura que el incendio registrado hace 7 años en una vivienda de la calle Eskalantegi de Donostia y que causó graves daños fue provocado

Javier Peñalba

SAN SEBASTIÁN.

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Martes, 5 de junio 2018, 06:50

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Especialistas de la Unidad de Investigación de Incendios de la Guardia Municipal de San Sebastián expresaron ayer su convencimiento de que el fuego que en noviembre de 2011 causó importantes daños en una vivienda en la calle Eskalantegi de Donostia, hechos por los que está siendo juzgada una mujer, fue provocado de manera intencionada. Los agentes descartaron que el siniestro se hubiese generado por un fallo eléctrico.

La Sección Primera de la Audiencia celebró ayer la segunda jornada de la vista oral en la que se halla imputada la inquilina de la vivienda, sobre la que recae la acusación de haber provocado el incendio horas antes de que se ejecutara el desahucio ante las presuntas desavenencias con la propietaria del inmueble que le reclamaba el pago de varias mensualidades.

Las acusaciones sostienen que la investigada, «con ánimo de dañar» la casa, vertió alcohol u otro líquido inflamable, y prendió fuego. Seguidamente, abandonó el lugar y se alejó. El fuego comenzó en el sexto piso del número 52 de la calle Eskalantegi de San Sebastián y causó daños importantes en la parte superior del inmueble. Las llamas afectaron también al edificio colindante, en el número 50. El siniestro dejó la vivienda prácticamente arrasada y, además, el humo y el agua de la extinción hicieron que las casas del piso quinto quedaran impracticables.

El pasado viernes, en la primera de las sesiones del juicio, la acusada se declaró inocente, negó que hubiese provocado el incendio y sostuvo que estaba al día en el pago de las mensualidades, circunstancias que la propietaria del piso tachó de falsedades.

Por los hechos está siendo juzgada una mujer, para quien la Fiscalía solicita seis años de prisión

Los expertos rechazan que el siniestro fuera consecuencia de un fallo eléctrico

En la sesión de ayer, los expertos de la Guardia Municipal donostiarra que efectuaron un informe sobre las causas del incendio, afirmaron que, tras el desescombro, descubrieron en el salón de la casa unas manchas que constituían la evidencia de que se empleó un producto acelerante, ya fuera gasolina, alcohol u otro. No obstante, los especialistas precisaron que los laboratorios no pudieron determinar qué producto exacto se empleó. En este sentido, indicaron que las elevadas temperaturas que se alcanzaron y el posterior «lavado» que sufrió la zona como consecuencia del agua que se empleó en la extinción impidieron conocer ese extremo. «A nuestro juicio, el incendio se produjo mediante el vertido del acelerante, incluso por detrás del sofá, y la aplicación de una fuente de calor», detalló uno de los agentes, quien descartó que dicha fuente proviniera de la instalación eléctrica.

Los guardias asimismo rechazaron que el incendio fuera consecuencia de un accidente y también que el acelerante empleado fuera pintura, toda vez que la densidad de esa sustancia le hubiera impedido penetrar por la ranura de la tarima. «Tuvo que ser un elemento más líquido», dijo uno de ellos.

Gritos y suciedad

En la sesión de ayer también testificaron varios vecinos. Algunos reconocieron que los inquilinos que residían en el piso incendiado generaron quejas en la comunidad, por «gritos continuos, suciedad, comportamientos incívicos» y hasta pirateo de la luz de las escaleras, que quedaron plasmados en varias actas.

En la vista declaró, por otro lado, una amiga de la acusada, de quien dijo que era «como una hermana». La testigo incurrió en varias contradicciones respecto a lo que la investigada había declarado. Indicó que vivió varios meses con la presunta autora del incendio, pero señaló que los niños que vivían en la casa eran cinco cuando la madre había manifestado que eran seis. Dudó sobre las edades de los chavales y respecto a sus nombres.

La testigo afirmó también que fue a vivir con la acusada en junio de aquel año, tras el ingreso en la cárcel del marido de la inculpada, cuando en realidad dicho internamiento se produjo en agosto. Tampoco coincidió con la acusada en el número de niños que el día de los hechos llevaron a la biblioteca. Y señaló que la tarde de autos, uno de los menores se había quedado dormido en la casa cuando ellas salieron. Cuando la madre, sin embargo, afirmó que no quedó nadie en el piso. El juicio termina hoy con la exposición de los informes de las partes.

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