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Alumnos de La Anunciata Ikastetxea junto a las investigadoras de Biodonostia.

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Alumnos de La Anunciata Ikastetxea junto a las investigadoras de Biodonostia. Arizmendi

«En clase usamos cebolla, aquí cerebros»

Biodonostia abre sus puertas a estudiantes de 4º de ESO para fomentar la divulgación científica

Iker Marín

San Sebastián

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Martes, 20 de febrero 2018, 07:04

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‘Explorando el cuerpo humano’ es el título elegido por los responsables del Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia para acercar la divulgación y práctica científica a los alumnos de 4º de ESO de los centros educativos del territorio. Una vez al mes una escuela de Gipuzkoa visita este instituto, situado en el complejo hospitalario donostiarra, para que sus alumnos puedan «ver la aplicación práctica que tiene todo lo que estudian en clase de forma más teórica», explica la doctora Idoia García, profesora del departamento de fisiología de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV e investigadora del Grupo de Oncología Celular de Biodonostia.

En la jornada de ayer fueron 21 alumnos de La Anunciata Ikastetxea de Pasai Antxo los que acudieron a Biodonostia para ser los protagonistas de esta iniciativa. Tras recibir una pequeña explicación sobre el desarrollo del proyecto, -«evitando tecnicismos y definiciones teóricas complejas»-, fueron divididos en cinco grupos para, acompañados de un investigador del centro, «experimentar, preguntar y tocar» en cada una de las estaciones preparadas: ADN, célula, tejido, órganos y tiempo de reacción del cuerpo. Junto a los alumnos acudió Juan Carlos Lizarazu, profesor de Biología en Bachillerato y de Ciencias Naturales de ESO en La Anunciata: «Ponerse en contacto con científicos es muy importante para estos alumnos. Con 15 o 16 años algunos de ellos tienen claro que pasar una mañana en Biodonostia es un lujo», destacaba ayer.

Ratones

Entre esos alumnos estaba Kimets Garmendia. Vecino de Errenteria, quiere estudiar Biología y le llamó la atención que «se trabaja tanto en tejidos cerebrales de los ratones como en la investigación en enfermedades neurodegenerativas». Su entusiasmo era tal que tenía claro que le «gustaría especializarme en algún ámbito de investigación como los que he visto aquí y trabajar en un centro como este». Su compañera Ana Marei Cáceres, -«futura doctora», decía la joven de Antxo- estaba «emocionada». Tener la oportunidad de poner en práctica lo estudiado en clase les llamó la atención a estos estudiantes. Decía Pablo Esteban, también pasaitarra, que «en clase para estudiar todo lo relacionado con las células usamos cebollas y aquí el cerebro de un ratón».

«Nos han presentado las prácticas como un juego y ha sido muy comprensible», decía Kiara, una alumna

Lo que comenzó hace siete años como una experiencia puntual se ha convertido en una iniciativa que tiene un seguimiento muy importante entre los centros educativos. De hecho, los colegios tienen que apuntarse en Biodonostia para participar y es mediante un sorteo como se conoce qué colegios van a acudir cada mes. Las plazas de este curso ya están completas y los centros interesados pueden apuntarse ya para acudir el curso que viene. «Es muy buena señal», explican desde el Instituto de Investigación Sanitaria.

Ana Aiastui, responsable de Plataformas de Cultivos Celulares e Histología de Biodonostia, considera básico que se organicen este tipo de actos. «Si queremos tener futuros investigadores debemos cuidar la cantera científica de Gipuzkoa. Hay que abrirles las puertas de centros como Biodonostia para que vean cómo trabajamos», decía.

Iba más allá en esta reflexión Idoia García. Hablaba de derribar barreras: «Tengo la sensación de que la investigación científica está muy desvinculada de la sociedad. Me parece que no se entiende muy bien por qué hacemos tanto hincapié en la importancia de invertir recursos en este ámbito». En opinión de esta bioquímica donostiarra, «la divulgación es clave. La sociedad debe saber qué hacemos y el primer paso es trabajar con los alumnos».

Reconocen las organizadoras del programa que dos son las estaciones que más aceptación tienen entre los alumnos, las del ADN y los órganos. De la primera dicen que los alumnos se sorprenden de lo sencillo que es hacer la prueba. «Con sal, jabón y alcohol ven como de su saliva sale una ‘medusita’ que es su propio ADN. Y comprueban que se pueden hacer pruebas científicas como esta, que consideran de laboratorio y de especialistas, en casa», explican.

En cuanto a los órganos dicen que «les llama mucho la atención el cerebro». Los estudiantes manipulan los sesos de vaca y de ratón con guantes y conocen sus tamaños y rugosidades. «Nos lo han presentado todo como un juego y ha sido muy comprensible», resumía a modo de portavoz de sus compañeros la pasaitarra Kiara Bermúdez.

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