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«Debatan, no se corten, deliberen sin prisas»

Son necesarios siete votos para determinarla culpabilidad del acusado y cinco para declarar la inocencia

Javier Peñalba

Martes, 27 de junio 2017, 07:27

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«Debatan, no se corten, deliberen sin prisas», fue una de las muchas recomendaciones que el magistrado Augusto Maeso dio a los miembros del jurado, antes de quedar incomunicados. Todo ellos llegaron a la sede judicial provistos de una pequeña maleta. Saben que las deliberaciones se puede prolongar varios días.

El juez recordó a los miembros del jurado que para determinar la culpabilidad del acusado son necesarios un mínimo de siete votos, en tanto que bastan cinco para declarar la inocencia. Durante las deliberaciones, el jurado ha de permanecer aislado. No podrá comunicarse ni siquiera con sus familias, aunque a éstas se les facilitará un número de teléfono para casos de urgencia. La deliberación se desarrollará en una estancia del propio Palacio de Justicia donostiarra, del que el jurado no saldrá. Únicamente, si el debate se prolonga hasta entrada la noche, será trasladado a un establecimiento hostelero, donde quedará bajo custodia policial.

Una vez el jurado alcance un veredicto ha de redactar un acta que puede ser devuelta hasta en tres ocasiones por diversos motivos, bien porque el tribunal no se haya pronunciado sobre la totalidad de los hechos o la culpabilidad del acusado o bien porque presente algún defecto.

Si después de una tercera devolución, los defectos permaneciesen sin ser subsanados o no se hubiesen obtenido las mayorías necesarias, el jurado quedará disuelto y se convocará un juicio oral con un nuevo tribunal. La ley contempla que si en el nuevo juicio no se obtuviera un veredicto, el magistrado tendría que disolver el jurado y dictar una sentencia absolutoria.

Los jurados disponen de una batería de pruebas. Cuentan, por un lado, con las declaraciones que el acusado, testigos, peritos, testigos-peritos han prestado en las sesiones del juicio. Asimismo, tienen acceso a otros documentos, entre ellos las declaraciones que fueron prestadas en la fase de instrucción en las que algunas de las partes detectaron contradicciones entre lo manifestado entonces y lo relatado en la vista oral. Entre ellos figuran las del acusado, un ertzaina amigo de la familia, la dueña de la casa en la que la madre de Luis Serrano trabajaba, el abuelo de Julen y una tía del menor. El jurado cuenta con otra declaración de una persona que no pudo asistir a la vista. Este material, junto a varios documentos y vídeos «es la prueba en la que pueden basarse. Esa y solo esa, que ya es bastante», manifestó el presidente.

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