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La Iglesia avisa de que prácticas como el yoga y el reiki son incompatibles con la fe cristiana

Los obispos de Euskadi y Navarra redactan de forma conjunta la carta pastoral con motivo del Día de Pentecostés, que se celebra hoy

E. V.

Domingo, 4 de junio 2017, 09:32

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La educación sigue siendo uno de los mayores desafíos de este siglo para los obispos de la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián; Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela; Mario Izeta, obispo de Bilbao; Juan Carlos Elizalde, prelado de Vitoria y Juan Antonio Aznárez, obispo auxiliar de Pamplona y Tudela así lo reflejan en la carta pastoral redactada de forma conjunta con motivo del Día de Pentecostés que la Iglesia celebra hoy.

El escrito, que aborda el ámbito educativo de la persona desde diferentes prismas, señala que desde la dimensión «trascendente», la indiferencia religiosa puede precipitar no solo un malentendimiento de la formación religiosa y que no se valore de forma global, sino que, además, «no se entienda que la asignatura de Religión, libremente asumida, no es un elemento discordante en la tarea educativa, sino que forma parte de una educación verdaderamente integral».

En este sentido, subrayan que la proliferación de nuevas formas de espiritualidad como «el reiki, el chamanismo, el tarot, la videncia o similares», entre las que incluyen variedades de yoga o meditación oriental, son «incompatibles con la auténtica espiritualidad cristiana». Es por ello, que advierten de la necesidad de distinguir «claramente» estas realidades «de una genuina experiencia cristiana».

La Iglesia, apuntan, ha ofrecido durante siglos un servicio «ingente» en el campo educativo, fundamentalmente en aquellos lugares en los que «se detectaban serias carencias», como pobreza y exclusión, situaciones de debilidad y vulnerabilidad, pero también en contextos en los que se había producido una merma de los valores. «Abordar la educación es muy importante porque es un tiempo de encrucijada en lo que se refiere a la transmisión de valores, cultura y tradición», manifiestan, al tiempo que señalan la educación católica como base sólida para «asegurar una buena preparación, educando en virtudes y valores».

Dimensión afectiva

Desde un prisma afectivosexual, las líneas redactadas por los obispos advierten de que en el momento actual, ante «la proliferación del erotismo, la pornografía, la banalización de la sexualidad, las faltas de respeto, las actitudes machistas o la violencia en el hogar, una verdadera educación afectivo sexual, basada en la dignidad, el respeto, el afecto, el amor y la responsabilidad, se hace particularmente necesaria». Asimismo, entienden que la virtud que integra todos los «dinamismos afectivos sexuales» es la «castidad». Argumentan que dicha sexualidad se hace personal y humana «cuando está integrada en la relación (...) del hombre y de la mujer».

El documento recoge además, desde un punto de vista más académico, que la aconfesionalidad del Estado «no debe interpretarse como el destierro del hecho religioso de la educación». La carta pone como ejemplo a los países de la comunidad europea que incorporan la asignatura de Religión al sistema educativo y mantienen acuerdos con distintas confesiones religiosas. «Hemos de dar a la asignatura de Religión la relevancia y profundidad que requiere» y piden a los centros educativos que cuiden y formen «con especial esmero» a los docentes que se vayan a encargar de impartir esta disciplina «fundamental, académicamente equiparable a las demás asignaturas y válida también para los no creyentes».

En el papel que desempeñan los centros educativos en la formación del alumnado, el escrito reivindica que «no se puede educar a ciegas o a merced de la espontaneidad de los educadores», y que debe respetarse la elección de los padres de educar a sus hijos en base a sus «principios y convicciones consagradas». «Es necesario insistir en que este derecho es originario de las propias familias y debe ser efectivamente tutelado». Añade asimismo que corresponde a las administraciones asegurar a los padres de los estudiantes «el ejercicio libre de elección de aquellas propuestas educativas que respondan mejor al proyecto familiar».

Munilla, Pérez, Izeta, Elizalde y Aznárez no se olvidan de los niños y jóvenes y las 'nuevas' formas de socialización digital. «Es preciso fomentar una cultura que, frente a la tentación del tener y aparentar, testimonie la verdad y el bien del propio ser. Es necesario educar en la relación social y la comunicación auténtica que ayude a superar el riesgo de una sociedad que viva solo del consumo, del espectáculo», manifiestan.

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