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ITZIAR ALTUNA
Martes, 28 de febrero 2017, 07:24
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La sociedad Amaikak Bat de la Parte Vieja donostiarra era un ir y venir de gente durante toda la jornada de ayer. Invitados que entraban y salían por primera vez al local, y que lo hacían para mostrar sus respetos a los mayores de la colonia procedente de Mongolia que reside en San Sebastián. Porque en eso consiste la fiesta del Tsagaan Sar. La cultura mongola celebra el cambio de año, el final del invierno y la llegada de la primavera. Al amanecer comparten el té de Año Nuevo y luego van a saludar a los familiares o a las personas importantes, a quienes se les llevan regalos. La fecha la dicta el calendario lunar, dos meses después de la primera luna nueva tras el solsticio de invierno. Y ese día tocaba ayer.
La fiesta se 'adaptó' algo para poder recibir a más de cincuenta invitados. Ocho familias mongoles que viven en la capital guipuzcoana decidieron festejar el año nuevo de forma conjunta, y no cada uno en su casa, como lo habían hecho en años anteriores. Pero necesitaban un espacio amplio. «Conocía esta sociedad porque el año pasado participé en un curso de cocina mongola», nos explica Enkhtsetseg (aquí le llaman Egi). «Cuando decidimos hacer juntos la fiesta del Tsagaan Sar les pregunté si lo podríamos hacer aquí y me dijeron que sí».
Los responsable de la sociedad Amaikak Bat lo tuvieron claro. «Al ser un día entre semana no nos suponía ningún problema», nos cuenta Gorka Arcelus, quien estuvo pendiente durante toda el día de que la fiesta transcurriera bien. «Vinieron el domingo por la tarde a adelantar parte del trabajo. Se han organizado muy bien y han traído casi todo preparado».
Comida típica mongola
El menú que pudieron degustar los invitados a la fiesta 'donostiarra' del Tsagaan Sar quiso parecerse a la comida de su Mongolia natal, con ensaladas Danube y rusa, 'buuz' (saquitos rellenos de carne picada), costilla de ternera (aunque en Mongolia lo típico suele ser comer cordero), fruta y lácteos. Todo regado con té con leche y sal. «Nuestro té resulta bastante salado para ustedes» admite Tuya, otra de las organizadoras del convite. Para la fiesta también elaboraron panes especiales, que los colocaron uno sobre otro en cinco alturas, y los cubrieron con dulces y caramelos. «Hemos invitado a más de cincuenta amigos y familiares. Los jóvenes que vengan saludarán a nuestros mayores y les mostrarán su respeto, es lo que se hace en nuestro país», nos relata Tuya.
Pero la fiesta ayer empezó bien temprano, antes de que saliera el sol. Algunos hombres subieron al monte Jaizkibel a contemplar el amanecer y esparcieron leche. Un acto cargado de simbolismo, porque Tsagaan Sar puede traducirse como 'el mes blanco', y con ese gesto piden que el nuevo año sea próspero para ellos y sus familias.
La celebración del año nuevo mongol nada tiene que ver con el chino «porque tampoco coincide en las fechas», insiste Naran, una de las invitadas a la fiesta. Por eso ayer quisieron dar visibilidad a esta fiesta. En Gipuzkoa, sobre todo entre San Sebastián e Irun, viven más de doscientos mongoles, lo que supone casi la mitad de todos los que residen en España.
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