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Un ejemplar de la mariposa 'Arethusana boabdil dentata'.
Las nuevas mariposas de Gipuzkoa

Las nuevas mariposas de Gipuzkoa

Investigadores de la asociación Zerynthia descubren dos especies nunca antes detectadas

JAVIER PEÑALBA

Domingo, 19 de febrero 2017, 08:32

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En un planeta en el que todo parecía descubierto, la naturaleza nos sigue deparando sorpresas. Un grupo de investigadores de la asociación Zerynthia, dedicada al estudio, conservación y divulgación de las mariposas, acaba de descubrir dos nuevas especies en Gipuzkoa. Que sus nombres no les asusten: 'Arethusana boabdil dentata' y 'Pieris mannii'.

  • 'Arethusana boadbil dentata'

  • uCaracterísticas.

  • Se trata de una mariposa que se creía restringida a poblaciones de Andalucía Oriental. Solo tiene una generación al año. Pasan el invierno como orugas y entre julio y agosto

  • sus individuos son ya adultos.

  • 'Pieris mannii''

  • uCaracterísticas.

  • También conocida como Blanca de Man, se ha detectado por primera vez en las sierras de Aralar y Aizkorri. Se trata de una especie que se alimenta de una planta, la 'Iberis carnosa', cuya presencia es también relativamente frecuente en la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. En Gipuzkoa se han descubierto colonias en Ataun y Oñati.

Han sido tres años de trabajo, de investigación, de salidas al campo de horas y más horas de observación. Al final, la perseverancia, la metodología, han dado resultados y gracias a ellos la ciencia avanza. Aun cuando las zonas que han sido objeto de este estudio -País Vasco y Navarra, así como Aragón, Cantabria y Pirineos Atlánticos- ya habían sido ampliamente prospectadas, se siguen encontrando nuevas especies, «lo que nos hace pensar que la fauna de lepidópteros de estas áreas se encuentra aún lejos de estar suficientemente estudiada», afirma Yeray Monasterio, que junto a Dan Lertxundi y Ruth Escobés, son los autores de las recientes investigaciones.

La 'Pieris Mannii', también conocida como Blanca de Man, se ha detectado por primera vez en las sierras de Aralar y Aizkorri. «Se trata de una especie que se alimenta de una planta, la 'Iberis carnosa', cuya presencia es también relativamente frecuente en la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra, lo que nos hizo pensar que también podría haber algunas poblaciones de este insecto», afirma Yeray Monasterio.

Las sospechas no tardaron en confirmarse y en varias zonas de estos macizos se han localizado colonias de esta especie. Los términos municipales en los que se hallaron pertenecen tanto a Navarra -Irañeta, Uharte Arakil, Ergoiena-, como a Gipuzkoa -Ataun y Oñati- Su presencia coincide con áreas de orientación preferentemente sur y que de alguna manera muestran cierta influencia mediterránea. «La confirmación de la presencia de esta mariposa en diferentes cumbres calizas de Navarra y Euskadi, la relativa abundancia de hábitats adecuados para la planta nutricia, así como las dificultades de identificación de esta especie, hacen sospechar que probablemente tenga una distribución más amplia», destaca Monasterio.

Lo otra especia, la 'Arethusana boabdil dentata', ha sido descubierta por vez primera en Hondarribia, en el entorno de Jaizkibel. Se trata de una mariposa que se creía restringida a poblaciones de Andalucía Oriental. También se han encontrado individuos en las localidades vizcaínas de Karrantza y en el monte Oiz, dentro del término municipal de Berriz, además de en Navarra.

Ninguna de las dos especies detectadas en Gipuzkoa gozan de protección especial. «En el catálogo vasco de especies protegidas no figura ningún lepidóptero. Y entre los insectos creo que únicamente dos libélulas. A nivel estatal hay una carencia en este sentido y creo que es un aspecto que conviene ajustar. De hecho, hemos mantenido alguna conversación con el Gobierno Vasco para poder incluir alguna especie de mariposa en dicha relación. Tanto la 'Arethusana boabdil dentata' como la 'Pieris mannii' serían dos de ellas», explica Monasterio.

Plantación de pino

El investigador afirma que las plantaciones de pino han reducido de manera notable el hábitat de la 'Boabdil'. «Se ha introducido esta especie arbórea en muchos montes y colinas, de manera que ha desaparecido el lechal que había anteriormente. Por lo tanto, quedan poblaciones en montes aislados en los que no hay pinos. Esto lo hemos visto en varias lomas costeras, como por ejemplo en Jaizkibel y en el monte Oiz. Se trata de espacios que se han librado de las plantaciones forestales».

La Blanca de Man, por su parte, se localiza asimismo en áreas relativamente reducidas, toda vez que la planta de la que se alimenta no cubre todas las laderas. «Las que hay, por tanto, conforman poblaciones pequeñas y su conservación, como la de otros muchos invertebrados, pasa por mantener el hábitat. Por ello, desde la asociación promovemos la creación de microreservas, toda vez que especies como estas dos descubiertas en Euskadi, tienen poblaciones sedentarias, es decir, nacen, crecen se reproduce y mueren en el mismo lugar. Por ello, si conservamos los roquedos donde sale la planta 'Iberis carnosa' de la que se alimenta la Blanca de Man, y las zonas de lechal y brezal atlántico para la 'Boabdil', aseguramos la pervivencia de las especies», afirma el investigador.

Indicadores del ecosistema

Pero las mariposas no solo constituyen un patrimonio natural. Se han convertido en un termómetro del nivel de calidad medioambiental. En el norte de Europa observan que, por efecto del calentamiento, determinadas especies se desplazan a latitudes superiores. «Aquellas zonas que antes eran muy frías, ahora lo son un poquito menos, por lo que ya se detecta que hay mariposas y también otros animales que, se trasladan más al norte», señala Yeray Monasterio, quien, sin embargo, añade que en nuestra latitud ocurre lo contrario. «Como estamos en el límite sur de la zona fría, al calentarse tenemos un hábitat menos frío y especies que están asociadas a bajas temperaturas, como la mariposa Apolo, están desapareciendo, incluso en el País Vasco. Existen datos antiguos de su presencia en el Gorbea o en Valderejo, y ya no las vemos. La hemos buscado durante tres años y no parece. Y ello se debe al cambio climático».

El experto precisa en este sentido que al tratarse de animales de sangre fría, «son muy sensibles a pequeños cambios que, seguramente, no los detectaríamos con una estación meteorológica. Pero ellas sí lo hacen. Y reaccionan. Son, por lo tanto, unos buenos bioindicadores. Nos permiten saber no solo cómo se encuentran, sino que, de la observación de sus síntomas, sabemos también cómo está la naturaleza en general».

Los insectos constituyen el 53% de la biodiversidad y de ellos, el grupo de las mariposas es el segundo más abundante. «Tienen una gran importancia desde el punto de vista de la conservación. Siempre dedicamos los esfuerzos de la administración a los grandes mamíferos, a las grandes aves y no se presta tanta atención a estos insectos. Su valor es fundamental porque dentro de las cadenas tróficas ocupan la base. La existencia de las mariposas permiten la polinización de las plantas por un lado y sirven de alimento a otra cantidad de seres, desde arañas, avispas, murciélagos y muchísimas aves».

Junto a las especias descubiertas en Euskadi, el grupo de Zerynthia ha hallado tres especies más en Navarra.

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