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Lourdes Olaskoaga muestra dos trajes modernos tras el mostrador de Casa Múgica.
Un traje para todos los gustos por Santo Tomás

Un traje para todos los gustos por Santo Tomás

Los colores ganan terreno al atuendo tradicional, cada vez menos vendido

CLAUDIA URBIZU

Lunes, 19 de diciembre 2016, 17:07

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A las puertas de uno de los días más populares del calendario festivo, cientos de guipuzcoanos ultiman ya los detalles del traje que lucirán el día de Santo Tomás, que ya ha tenido lugar en municipios como Zarautz, Lezo o Usurbil. Uno de los acontecimientos más característicos de esta cita es ver ataviados con los trajes de caserita y baserritarra a los niños, aunque cada vez también a más adultos, que eligen vestirse para vivir la feria desde dentro.

Pero, ¿cuál es el verdadero traje de casero? ¿Es el llamado 'traje tradicional' realmente el más tradicional? Lourdes Olaskoaga Múgica es una de las que más sabe de tradición y modernidad en materia textil. En la actualidad regenta Casa Múgica, frente al mercado de la Bretxa donostiarra, fundada en 1939 por su abuelo Ángel, y ella es la tercera generación después de su madre. A sus 55, Lourdes lleva más de media vida en el oficio, y desde entonces ha visto cómo ha evolucionado el traje.

«Antes se vestía el tradicional de fondo negro o azul marino con mota o flor blanca, y luego el pañuelo al revés. Y el delantal siempre era negro. Ahora ha cambiado mucho. Los trajes son ya de todos los colores y se mezcla raya, flor, cuadros,... no tiene nada que ver. Cuando mi madre ve los trajes que llevan algunos ahora se suele asustar», explica.

El traje de casera tiene más componentes que el de ellos. La azpikogona o enagua -blanca y con puntilla- va por debajo y es para abrigar y dar volumen. Antes la falda y la blusa iban a juego, «ahora no es necesario». Encima de la blusa una toquilla, chaquetilla o corpiño. El último toque serían los pañuelos del cuello y la cabeza.

El calzado es lo más reñido con la tradición. Lourdes lamenta que «mucha gente joven va con deportivas, y desvirtúa el traje». Asegura que cada vez se lleva más la abarca negra de goma, más económica y duradera que la de cuero. Las medias, normalmente, son de lana.

Aunque aún haya mucha gente que compra el tradicional, desde hace unos años lo que más venden es el traje de color. «Antes apenas se vestía la gente adulta, era solo para los niños. En cambio ahora muchísimos padres salen con los niños, y se visten también en Nochebuena».

«El moteado es de los 40»

A escasos metros de Casa Múgica está la tienda de Idoia Odriozola, fundada en 1884 por su bisabuelo como Confecciones Odriozola. «Me gustaría que la gente comprase el traje tradicional, el de motas, para que no se pierda», dice Idoia. En su tienda siempre trabajan «con casas y materiales de aquí». El pañuelo de la cabeza, «imprescindible para ir bien vestida, debe rodear el moño y atarse abajo, no arriba».

Pero, ¿es realmente el llamado 'traje tradicional' el de siempre? Cristina Ibáñez es modista de trajes de casera y conoce bien su historia. «El traje azul moteado es de los años 40 aproximadamente. De cuando la Sección Femenina de la Falange trató de asignar un traje a cada provincia, y es el que se empezó a utilizar para los grupos de baile. Hasta entonces ya vestían de colores, dependiendo de sus posibilidades».

Siempre telas puras, algodón y lino, teñidas con tintas naturales: granate, ocre, verde, negro. «Hay cosas que ya no se hacen como entonces. Por ejemplo, el corpiño solía ir por dentro, y no por fuera. El pañuelo del cuello jamás llevaba nudo, y las caseras muchas veces se ponían zapatitos de cordones», detalla.

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