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La iglesia del Museo San Telmo se llenó de asistentes al mintzodromo. En el centro de la imagen, Ana Bereziartua, que lleva años participando.
El mintzodromo del Museo San Telmo reunió a más de un centenar de donostiarras

El mintzodromo del Museo San Telmo reunió a más de un centenar de donostiarras

«Lo importante es hablar sin vergüenza»

CLAUDIA URBIZU

Sábado, 3 de diciembre 2016, 09:34

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«¿Qué sabrías contar sobre el arte moderno en Donostia, allá por 1920?». Esta fue la pregunta que dio comienzo al min-tzodromo que tuvo lugar ayer en el Museo San Telmo, donde más de un centenar de personas se reunieron con motivo del Día Internacional del Euskera -que se celebra hoy- para conversar un rato sobre arte y practicar su euskera. Durante toda la mañana, la iglesia -que alberga uno de los tesoros más preciados del museo, los lienzos de Sert- se llenó de euskaldunberris y euskaldunzaharras para disfrutar de esta actividad organizada por el servicio de euskera del Ayuntamiento donostiarra, Bagera y los euskaltegis de la capital guipuzcoana.

Ana Bereziartua, una de las «primeras parlamentarias que estuvieron presentes en la Cámara vasca a principios de la década de 1980», no dejó pasar la oportunidad de unirse a esta actividad. A sus ochenta años, lleva participando en mintzodromos «desde hace mucho tiempo», en los que, en calidad de euskaldunzaharra, conversa «con quienes se esfuerzan por mejorar su nivel de euskera».

En una de las catorce mesas de la estancia estaba Alex Garmendia. Hace apenas un año que este donostiarra se lanzó a aprender euskera. «Aunque no me lo exijan, ser bilingüe me permite desenvolverme mejor en mi trabajo», aseguró convencido. A sus 39 años está decidido a seguir estudiando esta lengua, ya que ha experimentado la satisfacción de tomar parte por segunda vez en un mintzodromo y ver «que esta vez ha sido mucho más sencillo participar en la conversación».

Quienes sí que lo necesitan para su trabajo son María Barrena, Beatriz Lasa y Jaione Pinilla. Estas tres enfermeras tienen un objetivo claro: alcanzar el nivel B2. «Trabajamos en Osakidetza y estamos liberadas para poder dedicarnos de lleno al euskera», afirmaron. Es por ello que las tres estudiantes de Ilazki se animaron a participar en la iniciativa.

Para Ana Pérez no fue tan fácil. Lleva poco muy tiempo estudiando euskera y «encima no sé mucho de arte, así que se me ha hecho complicado participar activamente», lamentó, aunque reconoció que eso no impidió que disfrutara.

Los organizadores de la actividad explicaron que «su fórmula sencilla y ligera permite que la sensación general sea muy buena». Durante los primeros quince minutos, los grupos -integrados por un euskaldunzaharra y tres euskalduberris- debaten sobre uno de los temas asignados. Cuando el tiempo termina, la mecánica de la actividad indica a cada participante a qué mesa debe ir, de tal manera que no coincida dos veces con ningún compañero.

Mintzapraktika a distancia

«Otras veces han tocado temas como el consumo de agua o el feminismo», aclararon. El de ayer fue el arte, con subtemas y preguntas redactadas por el propio museo. Concretamente, el arte moderno en el entorno de Donostia, la escultura del Museo del Prado y la obra de la fotógrafa Lucía Moholy. «Me ha parecido un tema un poco complicado», declaró Mikel Zozaia, un donostiarra de 65 años. A pesar de la dificultad, este miembro de Bagera disfrutó de la actividad y se mostró muy satisfecho con la participación. «En todas las mesas que me ha tocado han sido muy habladores. Y sobre todo, no han tenido ninguna vergüenza a la hora de hablar, lo que es muy importante», apostilló.

En medio de todo el murmullo por el cruce de conversaciones, un ordenador portátil y unos cascos con micrófono permitieron a Mintzanet, una plataforma online para practicar el euskera, aportar su granito de arena. «¿El objetivo? Que quienes viven lejos también puedan hacer mintzapraktika, aunque sea a distancia».

Carmen Urretabizkaia no dudó en unirse a esta experiencia online. Es miembro de Bagera y tiene más de una década de experiencia en mintzapraktika. «He hablado con una chica de Elgoibar, Estitxu. Se ha ido a Burdeos a dar clases de euskera en la universidad, y me ha estado contando su experiencia», explicó. Esta elgoibartarra participa en 'mintzapotes' en su actual residencia, a la que se mudó en septiembre, y también es miembro de la Euskal Etxea, según precisó Carmen.

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