Secciones
Servicios
Destacamos
Javier Peñalba
Domingo, 24 de julio 2016, 08:43
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Los peores presagios se cumplieron. La desolación cundió cuando el casi centenar de personas que ayer se incorporó a las labores de búsqueda del montañero Tiburcio Arruti fue informado del hallazgo de su cuerpo. La víctima permanecía en el fondo de un barranco por el que presumiblemente cayó tras sufrir un resbalón. El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Donostia, donde hoy se le practicará la autopsia. La noticia causó gran conmoción en Usurbil, localidad en la que el fallecido residía.
La labores de búsqueda se reanudaron ayer por la mañana, después de que la víspera, entrada ya la noche, quedasen suspendidas. El coordinador del operativo fijó el punto de encuentro en la explanada del Santuario de Arantzazu. La cita era a las nueve de la mañana. Un total de 75 personas se incorporaron al operativo de rescate. Entre ellos había miembros del club de montaña Andatza de Usurbil. También acudieron vecinos de Oñati, al igual que efectivos de la Unidad de Vigilancia y Rescate de Montaña de la Ertzain-tza así como miembros de la Unidad canina del mismo cuerpo. Al igual que lo habían hecho el día anterior, se incorporaron miembros de las unidades de rescate de la DYA y Cruz Roja.
Mala visibilidad
Tras el reparto de cometidos y asignación de las zonas a explorar, los grupos se desperdigaron sobre las estribaciones de la cordillera. Las condiciones meteorológicas no eran precisamente las más favorables. La niebla baja dificultaba la visibilidad. Y además, llovía.
Media hora después de iniciada la búsqueda, uno de los grupos avistó el cuerpo de Tiburcio Arruti. El montañero, de 69 años, se desplazó el miércoles a Arantzazu con la finalidad de pasar la noche y al día siguiente practicar una de sus mayores aficiones como eran los paseos por el monte. El jueves por la mañana, Arruti partió temprano y comunicó en el hotel donde se hallaba hospedado que tenía previsto realizar una marcha de unas siete horas y que regresaría sobre la tres de la tarde de la tarde. La demora en volver hizo que se activara la operación de búsqueda.
La víctima era conocedora de la zona pues con anterioridad ya había realizado diversos recorridos por las estribaciones. Al parecer, su intención era dirigirse a Artzanburu y Aloña.
El cuerpo, según precisaron fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, fue hallado sobre las nueve y media de la mañana. La víctima permanecía inmóvil, al pie de un barranco, a unos cuatrocientos metros de distancia, en una zona de muy difícil acceso.
La imposibilidad de poder contar con el helicóptero de la Ertzaintza debido a la adversidad meteorológicas obligó a planificar un complejo operativo de salvamento. De esta forma, especialistas de la Ertzain-tza lograron aproximarse hasta el punto donde estaba el cuerpo y, tras confirmar que había fallecido, procedieron a su evacuación.
Las cuatro horas que invirtieron son una clara evidencia de las dificultades que los especialistas tuvieron que salvar tanto en la aproximación como en la salida del lugar y traslado del cuerpo.
El cadáver de Tiburcio Arruti fue conducido hasta Oñati, hasta las proximidades de la ermita de Berasao, donde el médico forense certificó oficialmente el fallecimiento. Posteriormente, fue conducido en un furgón fúnebre hasta el Instituto de Medicina Legal de San Sebastián para serle practicada la autopsia.
Precisamente, la necropsia será la que determine la causa del fallecimiento. Así, se podrá establecer si Tiburcio Arruti murió como consecuencia de los traumatismos sufridos durante la caída por el barranco o a causa de alguna indisposición previa. No obstante, todo parece indicar que el montañero sufrió un resbalón y se precipitó al vacío
Fuentes conocedoras de la zona indicaron que el paraje en el que apareció el cuerpo se encuentra en el cresterío del Aizkorri, donde se localizan importantes barrancos. En este sentido, señalan que la víctima estaba muy cerca de la cruz del Aloña.
«Nos transmitía su afición»
Si ya el viernes la desaparición de Tiburcio Arruti generó una gran preocupación en Usurbil, el hallazgo ayer de su cadáver produjo una honda conmoción en la localidad en la que residía desde que contrajo matrimonio. Tiburcio era un hombre muy conocido así como lo es su familia. Fue designado presidente del Hogar del Jubilado Gure Pakea de la localidad. «Estamos consternados por lo que ha sucedido. Era un hombre extraordinario. Amaba la montaña y esa afición que tenía la transmitía a todos los que estábamos a su alrededor. Organizaba excursiones y nos llevaba con él. En alguna ocasión nos había llevado a la zona del Aitzkorri», señaló ayer una socia.
Desde el Hogar indicaron asimismo que «siempre estaba pendiente de todos nosotros. Era un buen hombre al que echaremos muchos de menos. El vacío que nos deja será difícil de reemplazar».
El pasado mes de mayo, otro montañero guipuzcoano, de 44 años, vecino de Pasaia, falleció tras caerle unas piedras sobre la cabeza cuando regresaba junto a otras cinco personas de realizar la vía ferrata en lo Mallos en Riglos, en Huesca.
En junio, un vecino de Bergara, de 69 años, murió cuando realizaba una marcha montañera en Zegama tras sufrir una repentina indisposición.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El juzgado perdona una deuda de 2,6 millones a un empresario con 10 hijos
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.