«No se ha actuado con la diligencia que corresponde a la Administración»

Garmendia fue contundente al señalar que «no tengo ninguna responsabilidad, ni yo ni el Gobierno foral integrado por PNV-PSE», en la gestión de las obras de la lonja. «Nada que ocultar, nada que tapar, ni que encubrir», concluyó. Para zanjar la polémica -EH Bildu había pedido su comparecencia al advertir «falta de transparencia»-, explicó que «la única discrepancia ha estado en el cuándo, no en el qué o el cómo». De esta manera se refirió a que «nos insistieron que no había indicios de delito, y no íbamos a ponernos inquisidores, ni prejuzgar sin tener toda la información». Por eso defendió la postura de la mayoría del consejo de la Autoridad Portuaria de Pasaia (APP) de esperar a los informes de la auditoría integral de Puertos del Estado antes de decidir si recurrir a instancias judiciales.

La diputada expresó que su corta historia en la APP no ha estado exenta de exigencias, tal y como se recoge en el acta del consejo de diciembre de 2015. Allí manifestó su «profunda preocupación» por la gestión y señaló que «no se ha actuado con la diligencia que corresponde a toda administración pública» y que éste es un «asunto importante que no se puede dejar pasar como si no hubiera ocurrido nada». Finalizaba exigiendo «como institución presente en el Consejo que se depuren las responsabilidades de todo tipo».

Garmendia señaló al anterior Gobierno foral de EH Bildu, presente en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria hasta 2015, por «no preguntar nada» ni «decir nada» sobre la obra de la lonja, «y además poner dinero en la obra en vísperas de las elecciones».

Adoptando la postura mayoritaria del consejo, Garmendia asumió que el sobrecoste del proyecto es «evidentísimo», llegando a decir que «esta obra no va a pasar a la historia de la buena gestión». Sin embargo, a su juicio «no es tan evidente que hubiera algo más que mala praxis administrativa». Respondiendo a la oposición, hizo suyas las palabras de su compañero de partido, Julio Astudillo, para concluir que «no hay que confundir prudencia con encubrimiento».