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Jueves, 31 de julio 2014, 09:15
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El efecto beneficioso de los embalses no se limita a suministrar agua a la población. Las presas han demostrado su capacidad de ejercer un cierto control sobre las inundaciones que periódicamente padece Gipuzkoa.
El Consorcio explica que esta función la realizan de dos maneras. Por una parte, el almacenamiento de grandes cantidades de agua reduce el caudal de los ríos y, por tanto, el riesgo de desbordamientos. Barrendiola no puede ejercer esta función, debido a que solo tiene capacidad para 1,4 hectómetros cúbicos. Sin embargo, los pantanos del Añarbe (37) e Ibai-Eder (11) sí pueden ayudar a regular el caudal.
El segundo mecanismo que permite a las presas controlar las inundaciones reside en la retención de sedimentos. El río sale del embalse con apenas troncos o ramas.
Por último, los pantanos constituyen un inmejorable pulmón medioambiental y de ocio. Alrededor de los mismos suele discurrir una pista apta para caminar o desplazarse en bici. Además, en algunos embalses, como en Urkulu, existen lugares especialmente acondicionados para la observación de aves.
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