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Alberto de Mónaco y la nadadora olímpica Charlène Wittstock
Charlène ya puede separarse legalmente de Alberto de Mónaco

Charlène ya puede separarse legalmente de Alberto de Mónaco

El contrato que obligaba a la nadadora a permanecer junto al príncipe de Mónaco ha prescrito

diariovasco.com

Viernes, 1 de julio 2016, 15:19

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Alberto de Mónaco pasó de ser el 'soltero de oro' de la realeza europea a asentar la cabeza con la nadadora olímpica Charlène Wittstock. El enlace tuvo lugar hace cinco años. Tiempo que, por contrato, Charlène ha tenimo que respetar y quedarse junto al príncipe.

El enlace, tanto la boda civil como la religiosa, se convirtió en una de las bodas más esperadas, fue retransmitido en más de una decena de países y seguido por casi un millón de personas. La audiencia pudo comprobar como la nadadora se convertía en la 'novia más triste de la realeza', tal y como la bautizó la prensa. Charlène, protagonista inconfundible, se pasó toda la ceremonia religiosa decaída y distante. A pesar de las atenciones de su reciente marido, su cara de tristeza y su llanto desconsolado no cesaron.

Dos semanas antes, para poder casarse, la nadadora tuvo que firmar un contrato matrimonial, tal y como han hecho otras princesas como Letizia, María de Dinamarca o Máxima de Holanda. Estos contratos tienen unas restricciones muy concretas que es necesario aceptar para poder llevar la unión a buen término. Por ejemplo, se dice que si un día la pareja se separa ellas perderían la custodia de los hijos. Para Charlène el contrato era más restrictivo y se le obligaba a mantener el matrimonio un mínimo de cinco años y a dar un heredero a la familia Grimaldi.

El 1 de julio se cumplen exactamente cinco años, es decir, que Charlène ya habría cumplido con el tiempo exigido. Además, la nadadora dio a luz, el 10 de diciembre de 2014, dos posibles herederos; Jacques y Gabriella. A pesar de que la princesa fue la primera en nacer, será su hermano quien se convierta en el futuro soberano del principado ya que, en Mónaco, existe todavía una ley agnaticia que da preferencia a los varones, por delante de las mujeres, en la sucesión. Por todo ello Charlène habría cumplido con las estrictas exigencias de su contrato matrimonial, obteniendo ahora sí, la libertad para separarse.

Una relación no tan idílica

Además de la mala impresión que dio la nadadora el día de su boda, Charlène y Alberto de Mónaco han mostrado sus diferencias en varias ocasiones. Durante su luna de miel en Sudáfrica, país natal de la princesa, la pareja durmió en hoteles separados, al parecer por motivos de seguridad. También hay que sumar la acostumbrada actitud de la pareja en actos oficiales. Charlène y Alberto de Mónaco destacan por mostrarse fríos y distantes, sin dirigirse apenas la palabra.

La llegada de los Grimaldi más pequeños podría haber mejorado la relación de la pareja, sin embargo, en junio del año pasado, la nadadora prefirió abandonar, junto a sus hijos, la residencia oficial del principado para mudarse a Córcega, dejando a Alberto solo con la agenda oficial. La princesa no regresó a Mónaco hasta finales de noviembre, su agenda oficial sigue siendo mínima y en varias ocasiones ha faltado a eventos importantes como por ejemplo el Baile de la Rosa.

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