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Míster Euskadi: «La belleza es muy relativa. Me miro al espejo y veo a un chico normal»

Míster Euskadi: «La belleza es muy relativa. Me miro al espejo y veo a un chico normal»

Rubén Castillero concursó este fin de semana en el certamen de Míster España y acabó entre los diez más guapos: «Fue una experiencia increíble»

silvia cantera

Sábado, 4 de junio 2016, 14:52

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Pese a vivir en Barcelona, Rubén Castillero se ha criado en Bilbao. De hecho, es considerado el chico más guapo del País Vasco. Se ha hecho con el título de Míster Euskadi y el pasado fin de semana se coló entre los diez finalistas en el certamen nacional. «Ha sido una experiencia increíble», reconoce el joven. Durante siete días estuvo conviviendo con los otros 47 participantes un sinfín de sesiones de fotos, desfiles y eventos. «He tenido unos compañeros alucinantes que me han ayudado a mantener la calma», asegura.

De hecho, aunque consiguió controlar bastante bien los nervios, cada corte que iba pasando en el certamen era un momento de mucha presión. «Eso sí, desfilando, como había tanta gente animándonos y era algo tan nuevo, disfruté muchísimo», admite. Pasó todos las las cribas excepto la última. Acabó entre los diez más guapos, aunque a las puertas de la final. «Reconozco que cuando me enteré de que no iba a estar entre los cinco primeros me entró un poco el bajón. Me había desgastado tanto emocional y físicamente esa semana que me vino todo de golpe. De hecho, me puse un poco enfermo», cuenta Castillero. Se animó para despedirse de todos sus compañeros tras unos días de tanto ajetreo, pero ni siquiera miró el móvil para leer los ánimos de sus familiares y amigos.

«Cuando vi el apoyo de todo mi entorno me animé mucho. Estoy sorprendido con la repercusión que ha tenido todo esto, y cuando salí en El Correo mis amigos no pararon de mandarme 'pantallazos' porque les hacía ilusión verme en los medios. Ha sido un subidón», cuenta Castillero.

Pese a figurar entre los diez más guapos de España, remarca que «la belleza es muy relativa. Me miro al espejo y veo a un chico normal». Cuando era bebé «estaba muy gordo, aunque de 'txiki' era bastante guapete». Se ve bien, pero le resta importancia al hecho de figurar entre los diez chicos más atractivos de España.

Espera que su vida siga estando ligada al mundo de la moda y de la publicidad, que es el sector en el que más ha trabajado desde que comenzó a hacer sus primeros pinitos en una agencia bilbaína. Desde su traslado a Barcelona hace lo propio con una compañía de la ciudad condal, que es la que le invitó a convertirse en míster. «Empezaron mandándome a un concurso en Málaga. Después de pasar esa 'prueba' tuve que bajar algo de peso, prepararme y hacer muchos desfiles», explica.

Para llegar hasta donde ha llegado ha tenido que seguir una dieta e ir al gimnasio. «Pero no solo importa el estado de forma. Tienes que tener buen porte y saber hablar en público, por ejemplo. De hecho, tenemos una entrevista personal con el jurado en la que te preguntan un montón de cosas en sobre tu vida personal y ven cómo te desenvuelves», explica.

Combina las pasarelas con su otra pasión: el deporte. Juega a waterpolo desde hace años y lo compatibiliza con su profesión. Es técnico de emergencias sanitarias, lo que le permitió ser socorrista en Sopela y monitor en el gimnasio de Azkuna Zentroa cuando aún vivía en Bilbao. «También te tenido que trabajar por las noches, pero eso más que por placer ha sido para sacarme un sobresuelo», aclara.

Modelo tatuado

Sobre la pasarela, Castillero destaca por sus tatuajes en las piernas y en uno de sus brazos, algo que no era demasiado habitual hasta ahora entre los míster. «Iba en calidad de 'modelo tatuado'», comenta. En su agencia no lo vieron como un 'handicap' y considera que no es más que un reflejo de la sociedad. «Hoy en día la mayoría tiene alguno. Y un míster no es solo un maniquí, va más allá», asegura.

De hecho, otra seña de que los tiempos están cambiando es que por primera vez un Míster España ha hablado públicamente de su homosexualidad. «Es una persona como otra cualquiera, un modelo más. Este asunto ha llenado titulares, pero la sexualidad es indiferente para ser míster; y esto es algo natural», cuenta.

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