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Jueves, 15 de octubre 2015, 13:08
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Mariló Montero visitó en la noche del miércoles los hogares de media España desde la casa de Bertín Osborne, a una hora desacostumbrada para las pupilas de los telespectadores.
Casi transmutada en entrevistadora, Mariló Montero tomó la iniciativa y obligó a Bertín a contestar tres preguntas antes de responder la primera. Bertín y su pasado amoroso redimido por el amor a su hijo, Osborne presumiendo de no maquillarse ante «la pibona» -el día que se conocieron en Canal Sur y... ya por fin, el pequeño relato autobiográfico de una Mariló a los catorce, en Estella, ya «cañón, cañón».
Pese a todo, Mariló Montero confesó que de adolescente había sido «un chicazo», con «pies planos» que «dormía en la cocina en un plegatín». A la presentadora de «La Mañana» se le iluminó el rostro al hablar de su madre de la que se acuerda «todos los días de mi vida». En ese punto Montero volvió a tomar la iniciativa y -casi, casi- se convirtió en entrevistadora para hacer hablar a Osborne de la muerte de su madre.
Una familia poco longeva que hace suponer a Mariló Montero que morirá joven. Pero no tiene «miedo a la muerte». Y habló de un incidente en Bora Bora buceando. Pero Bertín quiso saber más de otro incidente en esas mismas vacaciones: sus fotos en topless. «Estoy pa' comerme», en las fotos, dijo Montero. Pero explicó que las fotos fueron robadas en el interior de un bungalow, y no «en topless en la playa de Sanlúcar de Barrameda». «No hay nada que ocultar, pero es algo privado», asegura.
«Celebrando la vida»
Su exmarido, el periodista Carlos Herrera, también estuvo presente en la conversación. Sobre todo para recordar un día: el 27 de marzo de 2000, día que ambos pasaron el día «bromeando, celebrando la vida», tras haber fallado ETA en su intento de asesinar al padre de sus hijos.
«¿Si Sandra estuviera viviendo hubieras estado con Fabiola?», así volvió a tomar el mando Montero, que obligó a Osborne a profundizar en la relación con su expareja. «Herrera, ha sido, es, y será», confesó Montero sobre su divorcio.
«Las mujeres son insolidarias en el trabajo», aseguró Mariló Montero, que hablo largo y tendido sobre su trabajo antes de volver a sonsacar a Berlín sobre sus gustos femeninos: «zapatos planos, vaqueros y una camiseta». Otra perla del conductor del programa fue cuando Montero le preguntó sobre el mejor regalo que le había hecho a una mujer: «irme», respondió el andaluz.
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