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Harry, con el chaleco antiminas de la ONG Halo, en la que conoció a Camilla.
Con Camilla o en camilla
GENTE

Con Camilla o en camilla

Enrique de Inglaterra sale con una escocesa que fue Miss Edimburgo y se llama igual que su madrastra

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 30 de agosto 2014, 01:19

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Muchos no acaban de encontrarle parecido con su padre. Pero Enrique de Inglaterra ya tiene una cosa en común con su progenitor: su nueva novia se llama Camilla. El mismo nombre que su madrastra, la mujer con la que Carlos le puso los cuernos a Lady Di y hoy es duquesa de (nunca mejor dicho) Cornualles. Bien es verdad que esta Camilla de Enrique tiene muy poco que ver con la de Carlos. Para empezar, ha sido Miss Edimburgo. Y para seguir, tiene solo 25 años. Henry tiene 29 y un largo historial de ligoteo, pero en el fondo es un romántico. «No encuentro el amor», se ha quejado amargamente tras tontear con un buen repertorio de macizas y pasar las noches en vela (buscando el amor) en los clubs más desmadrados de Londres. A la escocesa Camilla Thurlow la besó en uno que se llama Tontería. Cómo será el local que lo más serio y solemne que tiene es el nombre.

Cuando bautizaron a Enrique tal vez no cayeron en la cuenta de que un antepasado y tocayo suyo, Enrique VIII, se casó seis veces. Él cumplirá los 30 a mediados de septiembre y todavía no se ha casado, pero en lo de amancebarse le lleva ventaja a su ancestro. Su última conquista fue una tal Cressida Bonas, una bella rubia de origen aristocrático y espesas cejas negras que andaba muy 'cressida' en las fiestas y no digamos ya en las redes sociales. Rompieron hace dos meses, después de año y medio de relación, y justo cuando la reina Isabel II, abuela de Harry, ya empezaba a resignarse (hay cosas peores debió de reflexionar frente a un gin tonic) y a aceptarla como parte del clan Windsor. Tal vez fue esa aceptación lo que espantó a Bonas. La joven nunca llevó bien la persecución de los paparazzi, así que decidió retomar su carrera de actriz, donde por lo visto no espera triunfar ni ser perseguida.

Bonas en realidad había tomado el relevo a la novia más duradera que ha tenido Enrique, otra rubia llamada Chelsy Davy, natural de Zimbabue y perfectamente entrenada para la vida noctámbula, lo cual con Harry es fundamental. Lo suyo fue un amor de adolescencia que se prolongó seis años. Lo dejaron. Y ella se tomó un año sabático y 'sabánico' de viaje por África. Él prefirió combinar el ejército con los safaris nocturnos por las discotecas. Medio año después retomaron con ganas la relación y su tremenda afición a cerrar locales (eran siempre los últimos en marcharse). Pero la cosa no cuajó o no quedaban ya bares abiertos así que rompieron de nuevo. Llegó entonces Cressida y tras ella, otra aspirante a princesa consorte para la que Isabel II hubiera necesitado algo más fuerte que un gin tonic: Caroline Flack, presentadora de televisión y famosa de oficio. La joven no pasó de buena amiga oficial.

Camilla Thurlow, con la que Harry acaba de navegar en un estupendo yate por Saint Tropez, no conoció a su príncipe en un bar, sino en la ONG en la que ella trabaja y con la que colaboró activamente Lady Di.

La organización está especializada en retirar las minas anti-persona de las zonas de conflicto. Lo raro es que al acercársele Enrique la joven no oliera el peligro... Eso sí, ella (muy profesional) de momento lo ha retirado de la circulación.

Al poco de conocerse, se les vio a los dos tonteando en el Tontería ('Choncheruia' en versión británica), un club con baldosas de arabescos y hamacas colgadas del techo especializado en fiestas donde la clientela termina en ropa interior. La relación no se ha confirmado, pero al ritmo que van habrá que ver si Harry sale con Camilla o en camilla.

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