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¿La recuperación vasca es más sana que en el resto de España?

Las bases sólidas que alega el Gobierno de Urkullu para justificar el retraso del crecimiento en Euskadi no son tan claras

JOSÉ LUIS GALENDE

Domingo, 26 de abril 2015, 09:13

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2020 es la nueva fecha mágica. Las previsiones más optimistas esperan que en ese año se alcancen los niveles de ocupación previos a la recesión económica, una meta que podrá dar por cerrada, de una forma políticamente correcta, la crisis que comenzó en 2008, cuando circunstancias externas -el escándalo de las hipotecas 'subprime' de EE UU- e internas -el estallido de la burbuja inmobiliaria- se combinaron para hundir la economía española en uno de las períodos más duros y largos de su historia. El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha puesto ese plazo de cinco años para recuperar el millón de empleos que tenía entonces la economía vasca, y diversos estudios apuntan también a la misma fecha para España y los casi 21 millones que alcanzó.

Aplazar cinco años la consecución de una meta no es algo habitual en política, porque supone ir más allá de las siguientes elecciones parlamentarias. Con su vaticinio, Urkullu ha dado un ejemplo de 'realpolitik' que no ha sido frecuente en la larga singladura de la depresión económica. Primero, con Juan José Ibarretxe, no se reconoció la existencia de la crisis; más tarde, cuando los hechos hablaban por sí solos, se vaticinó desde los poderes públicos que no iba a ser tan importante como en otros ámbitos estatales -en lo que acertaron- e internacionales; después, se enfatizó que saldríamos antes que otros -y está sucediendo lo contrario-; y, ahora que se ha asumido el renqueante ritmo de la recuperación, el mensaje es que, aunque la salida será tardía, será más sólida. ¿Pero realmente va a ser así? Algunos indicadores apuntan bases firmes en esa dirección, pero otros siembran nuevas zozobras.

La economía vasca tiene puntos fuertes como el cumplimiento de los objetivos de déficit público; otros que presentan importantes dudas como la evolución de la industria; algunos que aportan incertidumbre como los salarios, que ya no son los más altos de España -¿es bueno o malo que bajen?-; y otros cuestionables como la incidencia del sector público en la exigua recuperación del empleo que se está produciendo. Por otro lado, mantener una de las dos tasas de paro más moderadas de España es un punto sólido a su favor, pero ya no es la más baja. La encuesta de actividad del Eustat (PRA) difundida el viernes no aporta novedades sustanciales de última hora. La recuperación se consolida en términos laborales, pero a ritmo lento y sin aclarar el panorama a medio plazo.

Empleo. Mejora a un ritmo lento

La creación de empleo que refleja el aumento de la afiliación a la Seguridad Social en el País Vasco es la segunda más baja de España -solo por detrás de Asturias- con 15.637 empleos en el último año, equivalentes al 1,80%. Otras fórmulas de medirlo arrojan resultados más modestos aún (INE, Eustat), frente a una economía española que avanza en este capítulo a un ritmo del 3,29% -536.512 cotizantes nuevos-.

Y el problema no solo radica en este retraso, sino en que la brecha que separa a ambos escenarios se está agrandando con respecto al conjunto del sistema. En marzo del año pasado esa diferencia era de 1,08 puntos; en diciembre pasado, de 1,14; y este marzo, de 1,49.

Por otro lado, la EPA, del Instituto Nacional de Estadística, apunta una gran diferencia en el crecimiento de la ocupación, que fue del 0,29% -2.500 empleos- frente al 2,53% estatal -454.000 puestos de trabajo-.

¿Y el conjunto del empleo, es de más calidad en Euskadi? Pues solo parcialmente. La comunidad vasca tiene un porcentaje más bajo que el conjunto del país de trabajadores temporales (tasas del 20,4% y 25,2%, respectivamente), pero lo tiene más alto en el caso de la jornada parcial (19% y 16,1%).

Público o privado: más sano si es privado

Una de las facetas de la creación de empleo que los expertos valoran más a la ahora enjuiciar la solidez de los cimientos de la recuperación económica es la pujanza del empleo del sector privado frente a la evolución en el sector público. En este apartado hay que atenerse a los resultados de la EPA del último trimestre del año pasado -los del primer trimestre de 2015 se conocerán el próximo día 23 de abril-, que colocan a la comunidad autónoma en situación de clara desventaja sobre el resto de España. No es que el empleo de las administraciones sea de menos calidad que el privado -todo lo contrario-, sino que son los impuestos del empleo privado los que, a la postre, pagan el público; y si el primero no va bien, mantener el segundo es más complicado, como ha podido constatarse en esta crisis.

Pues bien, la EPA indica que mientras el empleo público creado en España en el último año es el 0,6% de ese sector -18.000 puestos de trabajo-, en Euskadi es del 0,8% -1.100 puestos-, mientras que esas tasas son en el área privada del 2,9% en el conjunto del país y del 0,2% en la comunidad autónoma.

En otro enfoque, mientras que en España el nuevo empleo creado corresponde en el 4,2% al ámbito de las administraciones, en Euskadi esa proporción se dispara hasta el 46%.

Paro: ventajas de Euskadi

Otra perspectiva de observación del mercado laboral es la del paro. En Euskadi se ha destruido menos empleo que en el resto de España -15% frente al 12% durante la crisis- y el paro también ha crecido menos. En la actualidad su tasa es del 16,6% frente al 23,7% estatal.

Los registros de los servicios públicos de empleo apuntan en el último año -marzo sobre marzo- una caída de la cifra de parados vascos del 3,39%, cuando el descenso en España ha sido del 7,17%. Ello supone una bajada de 6.743 desocupados y 343.927, respectivamente. No obstante, hay que reseñar que en ese capítulo, al revés de lo que pasa en la afiliación, la comunidad autónoma está reduciendo la desventaja que lleva sobre el conjunto del sistema, porque ha pasado de los 4,08 puntos de hace un año a los 5,43 de diciembre y a los 3,38 de marzo pasado.

Un factor que hay que tener en cuenta al respecto, y así lo admiten desde el Gobierno Vasco, es que la existencia de un potente instrumento social como la Renta de Garantía de Ingresos, la RGI, que exige a los beneficiarios estar inscritos como parados en Lanbide y, en su caso, a los familiares, impulsa las cifras oficiales de desempleo.

Industria: incertidumbre en la joya de la corona vasca

La industria no presenta las expectativas más sólidas. Su mejora es demasiado lenta según los indicadores estadísticos y las opiniones empresariales, y hasta la fecha no puede considerarse un tractor sólido de la mejora de la economía. Hay numerosos indicadores de esta actividad y, en general, coinciden en que va por detrás del conjunto del país. Así, en empleo, medido en términos EPA, la industria estatal ganaba en el último año 98.000 puestos de trabajo, mientras que la vasca perdía 6.200.

Desde la perspectiva de la afiliación a la Seguridad Social, la industria manufacturera anotó en el primer trimestre del año en Euskadi una esperanzadora creación de casi 500 empleos -0,32%- mientras que en el Estado español el incremento fue de más de 8.000 -0,44%-. En términos interanuales, sin embargo, el retroceso ha sido del 0,85% frente a un avance estatal del 1,85%.

Por otro lado, el índice de producción industrial del Instituto Nacional de Estadística revela que en los últimos 14 meses solo tres han tenido mejor evolución en Euskadi que en España. Además, y mientras que el pasado febrero la vasca retrocedía en términos interanuales el 1,4%, la del conjunto del Estado mejoraba hasta el 1,1%.

Y algo similar ocurre con la cifra de negocios, que en enero presentaba un retroceso anual del 9%, mucho más acusado que el -3,4% de la industria española.

En cuanto a su participación en el PIB de la economía vasca, ha pasado de representar el 25,6% de 2007, al 21,3% en 2014. Además, su cuota sobre el empleo total autonómico a tiempo completo, con datos del Eustat, ha caído también desde el 25% hasta el 21%.

Deuda pública y déficit: posición de ventaja para la economía vasca

Pero tener una base presupuestaria más saneada que los demás debe aportar ventajas a medio y largo plazo a la economía vasca, y la gestión del déficit y de la deuda pública son dos de ellas. Aquí la ventaja vasca es clara, porque Euskadi muestra en la actualidad uno de los déficits más bajos del conjunto del país, con el 1%, frente al 1,66% de media de todas la comunidades. Tan solo Navarra y Canarias están por debajo de esa cifra.

Esa perspectiva de equilibrio presupuestario en fecha no lejana permite al Ejecutivo vasco endeudarse a bajo coste y sin tener que recurrir apenas a la emisión de deuda pública.

Le basta con solicitar empréstitos bancarios a precios en la actualidad muy competitivos -1,175% en el último realizado, referenciado al euribor, por lo que puede subir en el futuro-.

La deuda de la Administración autonómica vasca, por otro lado, supera los 9.000 millones de euros, lo que supone en torno al 14% del PIB de la CAV, mientras que la media del conjunto del Estado es del 22% y con solo la comunidad de Madrid por debajo de esa cifra. Se trata de un nivel muy favorable frente a otras autonomías, lo que da un cierto margen de gestión en las inversiones y los servicios públicos.

Salarios: suben menos, pero están entre los más altos

Otro de los muchos capítulos económicos que pueden utilizarse para evaluar la solidez de la recuperación es la evolución de los salarios y su cuantía, y aquí no está claro si el País Vasco está en ventaja o desventaja con respecto al conjunto del país y otras comunidades. Por un lado, Euskadi tiene el segundo nivel salarial más alto -solo por detrás de Madrid, tras perder el puesto de cabeza el año pasado, con 26.812 euros anuales frente a los 27.114-, con una retribución del orden del 20% más alta que la media estatal. También mantiene la retribución más elevada por hora trabajada, con 18 euros, frente a los 17 de Madrid y los 14,6 del conjunto de España. Un salario más alto conlleva más posibilidades de consumo y, por tanto, de recuperación económica. Ahora bien, en el último año, en término medio de los cuatro trimestres, el coste salarial cayó el 0,97%, lo cual impulsó una bajada del 0,99% de los costes laborales. Si bien esta bajada favorece la competitividad y es buena para exportar y crear empleo, no lo es tanto en la medida que puede frenar el gasto de los hogares, lo cual incide, a su vez, en la creación de empleo y el crecimiento. En el conjunto de España, los salarios han evolucionado peor que en Euskadi a lo largo de la crisis, pero en 2014 han permanecido estables en término medio con respecto a 2013.

Construcción e inmigrantes: a la espera de oportunidades

Hay otros elementos que pueden servir para medir la solidez de la recuperación. Por ejemplo, la construcción. El ladrillo ya ha comenzado a crecer en el conjunto del país, pero sigue aún estancado o en retroceso en la comunidad autónoma, aunque presenta indicios de que en breve puede sumarse a las actividades que tiran de la economía; una tarea que, hasta ahora, parece estar dependiendo únicamente de los servicios.

El trabajo de los inmigrantes -un colectivo que detecta como ningún otro dónde aumentan las posibilidades de empleo- es otro de ellos. Pues bien, mientras que la afiliación crece a un ritmo del 0,51% en España, en Euskadi lo hace al 1,89%, por encima del conjunto de asociados al sistema.

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