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POLÍTICA FISCAL

Los patrimonios que se van de Gipuzkoa aportaban cinco veces más que los que vienen

Las 61 llegadas que Bildu reivindica dejan 4.918 euros de media por los 22.000 de los que se van. El primer medio centenar de fugas se produjo antes de julio de 2013, y los despachos fiscales dan ya esa cifra por «muy superada»

DAVID TABERNA

Domingo, 26 de octubre 2014, 19:52

Parece lógico pensar que las personas más pudientes tienen al menos una segunda residencia fuera de su territorio. Y también parece sensato advertir que a nadie le gusta tener que pagar el doble de lo que venía pagando hasta ahora a Hacienda. Con esa ecuación en la pizarra, la marcha de grandes contribuyentes de Gipuzkoa tras la aprobación del nuevo impuesto a la riqueza resultaba esperable, máxime cuando hay comunidades como Madrid con barra libre. No porque se tenga una bola de cristal, sino porque lo dice la hemeroteca. En 2008, cuando solo Gipuzkoa mantuvo el Impuesto de Patrimonio, perdió 400 contribuyentes de más de 1,5 millones de euros. Algunos se cayeron de la lista de privilegiados por el desplome de la economía, pero otros muchos porque hicieron las maletas. No había que irse muy lejos. De Eibar a Ermua, por ejemplo. Pese a esos antecedentes que toda institución pone en una balanza ante cualquier reforma tributaria de alcance, la Diputación ha negado desde el principio la mayor. Primero, rechazando que hubiera deslocalizaciones. Y ya una vez admitidas, respondiendo que el saldo, en todo caso es positivo, porque se han ido 49 patrimonios y han venido 61. Sin embargo, tomando como referencia los datos de la Hacienda foral, la letra pequeña impugna el argumento oficial. En primer lugar, se han ido 49 grandes patrimonios a otros territorios, la mitad a Madrid, pero conviene añadir que otros 19 con ingresos también de entre 3 y 10 millones, de media, han dejado de declarar sin que Hacienda sepa el motivo. Es decir, en total sumarían 68 bajas del club selecto de más de tres millones de euros -que concentra el 67% del total recaudado-, frente a 61 altas. Más allá de la cantidad, en este caso llama mucho más la atención la calidad. Los 49 contribuyentes que hicieron las maletas antes de julio de 2013 -la cifra actual sería muy superior, según los despachos fiscales- y lo comunicaron al fisco, aportaban más de 22.000 euros de media, casi cinco veces más que los que han llegado. De hecho, los 61 patrimonios que la Diputación reivindica se moverían en torno a los 1,5-2 millones de euros de media y apenas han aportado 300.000 euros, patrimonios por tanto modestos para un impuesto que se autodenomina de las grandes fortunas.

Nadie o muy pocos pueden discutir que el nuevo Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas (IRGF) de Gipuzkoa tenga capacidad recaudatoria. Se diseñó precisamente para eso. Para que los que más tienes pagaran más de lo que ya lo venían haciendo. Con ese fin, Hacienda abogó por incrementar el trozo de pastel que morder -la base gravable- y achicar las posibles lagunas. Así, el impuesto se levantó sobre dos grandes pilares para incrementar la base recaudatoria: obligar a los empresarios a pagar por el 25% del valor de sus empresas como si fuera patrimonio personal, y eliminar el escudo fiscal que evitaba que un contribuyente pagara a Hacienda más que sus ingresos anuales, una salvaguarda vigente en el resto de Euskadi y en el Estado para evitar prácticas confiscatorias.

Superando las previsiones

Lo cierto es que el objetivo de Bildu y PSE, que lo apoyó, se cumplió esta primavera con creces, al sumarse al baile el buen momento que vivió la Bolsa en 2013, lo que alimentó los patrimonios guipuzcoanos. Así, en su primera campaña, el impuesto a la riqueza ha recaudado 57 millones de 7.818 contribuyentes, 18 millones más que el año anterior. De ese incremento, 6,7 millones, según explica Hacienda, proceden de la mejora del mercado de valores y los fondos de inversión y 11 de la nueva normativa. Su impacto, por ejemplo, ha sido muy superior al de los nuevos impuestos de Patrimonio de Álava y Bizkaia. La Diputación alavesa prevé ingresar este año 17,4 millones frente a los 16,5 de 2013. Mientras que Bizkaia se pasó de optimismo y recaudará 74 millones, 1,2 millones más que en 2013 pero a 21 millones de lo previsto.

Otra cosa bien distinta y que forma parte del debate que vive Gipuzkoa son las consecuencias a corto, medio y largo plazo que puede generar. El impuesto de la riqueza ha puesto en pie de guerra a los empresarios guipuzcoanos, que miran a Bizkaia, Álava, el Estado y resto de Europa y no encuentran un impuesto con unos ingredientes similares. En realidad, la mayoría de países del entorno ni siquiera cuentan con Impuesto de Patrimonio.

En cualquier caso, el efecto «discrimador» del tributo de Gipuzkoa está provocando ya, según Adegi y el Gobierno Vasco, la marcha tanto de empresarios como de inversiones, «poniendo en riesgo el empleo del futuro». Junto a ello, los grandes patrimonios de Gipuzkoa abogan por repetir el camino que ya tomaron en 2008. No sólo rumbo a Madrid, donde no se tributa por este concepto, y a donde se han ido la mitad de los primeros 49 contribuyentes que se han marchado, sino también a Bizkaia y Navarra, entre otros, que por supuesto, los reciben con los brazos abiertos. En ambos territorios pagarán Patrimonio pero la suma de éste y del IRPF no podrá superar el 65-60% de sus ingresos anuales; una medida que cobra especial importancia en ejercicios donde la Bolsa desciende, como éste, y por tanto, su patrimonio puede adelgazar. En ese caso, en Gipuzkoa el contribuyente podría pagar a Hacienda más de lo que ha ganado ese año, convirtiéndolo, alegan los asesores, en confiscatorio.

Los ricos, el 25% del IRPF

Su marcha no significa restar exclusivamente los ingresos procedentes del impuesto, sino los que generan por IRPF e IVA. Sólo un dato para tener la fotografía completa: Los contribuyentes que declaran más de 60.000 euros en el impuesto de la Renta aportan el 25% del total recaudado por el IRPF, el principal impuesto junto al IVA. «Y lo que dejan de pagar unos, lo pagarán los demás», se suele advertir. Ahora bien, hacer las maletas tampoco es fácil ya que implica renunciar al entorno familiar o profesional, algo con lo que cuenta el legislador.

Convertida al parecer la política fiscal en Gipuzkoa en un fin en sí misma -se habla mucho de los impuestos pero poco de lo que se hace con ellos-, el Gobierno foral lleva meses negando la marcha de los grandes contribuyentes del territorio. No sólo a través de comunicados de prensa o en twitter, sino incluso llamando a programas televisivos negando la mayor. El mensaje que se repite es siempre el mismo: 61 han venido, 49 se han ido. Gipuzkoa gana.

La propia EH Bildu insistía de nuevo este jueves y tiraba de comparativa para negar la marcha de las grandes fortunas, reinvindicar el «saldo positivo» de Gipuzkoa, mientras que, en Bizkaia, argumentaba, «se han ido 60 y han llegado 37, lo que deja un saldo negativo».

Sin embargo, los datos están ahí. Técnicos de la Hacienda foral los han hecho públicos en un curso de verano organizado por la Diputación. Y esos datos explican que los 61 contribuyentes que en 2013 vinieron a Gipuzkoa y abonaron el impuesto de la riqueza apenas aportaron 300.000 euros (4.918 euros de media), lo que corresponde a patrimonios más 'modestos' de entre 1,5 y dos millones. En el otro lado de la balanza, los 49 contribuyentes que han confirmado a Hacienda su marcha a otros territorios dejaron de aportar 1,1 millones: 22.449 euros de media, 4,56 veces más de media que los que llegan. Por su nivel de aportación, esos 49 contribuyentes se mueven, de media, en la horquilla de entre 3 y 10 millones de euros de patrimonio, un selecto grupo de apenas 701 declarantes que aportan el 33% total del impuesto a la riqueza.

A esos 49 habría que sumarles los 19 contribuyentes 'misteriosos' que no han presentado declaración sin saber Hacienda los motivos -no es obligatorio hacerlo, como recordó la Diputación este jueves- y que han dejado de aportar en total 400.000 euros. Es decir, 21.053 euros menos de media, exsocios también por tanto del club de los grandes patrimonios de Gipuzkoa. Si se suman los ingresos de los 49 grandes contribuyentes confirmados que se han ido y los 19 que tampoco presentaron declaración, Hacienda ha perdido 1,5 millones de euros frente a los 300.000 que aportan los nuevos 'ricos'. Y aún perderá más. Los contribuyentes a los que Hacienda ha oficializado su marcha tuvieron que dar el aviso antes de julio de 2013 para no tributar este año, mucho antes de que la fuga de patrimonios saltara a la opinión publica. Desde entonces, esa cifra se habría, «cuando menos duplicado», advierten las principales firmas de asesoría fiscal de Gipuzkoa.

Otra cosa es el debate sobre la manera de armar un impuesto en Euskadi para que los que más ganan aporten un poco más de lo que venían haciendolo para ayudar a afrontar una época de grandes dramas económicos como la actual. Ese trabajo es de los políticos, pero reducir el debate a 61 altas contra 49 bajas resulta, cuando menos, sorprendente.

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