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Nadie llora por perder la Davis
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Nadie llora por perder la Davis

El torneo, salvo la final, comienza a ser denostado por las grandes figuras y pide a gritos una reforma profunda por parte de la ITF

alexis algaba

Miércoles, 15 de febrero 2017, 06:48

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El primer fin de semana de febrero se jugó la primera eliminatoria de la Copa Davis 2017. ¿Les ha llegado la noticia? Díganme, sin mirarlo, cuatro países que se hayan clasificado para cuartos de final. Seguro que apenas han hablado de ello más allá del pelotazo en el ojo que el canadiense Denis Shapovalov le endilgó al juez de silla en el último partido entre su selección y Reino Unido. Quizá hayan visto también que España se libró por los pelos de la eliminación ante Croacia en un polideportivo perdido entre la nieve de Osijek. Pero poco más. Esta competición, digamos la verdad, apenas tiene interés más allá de la final que se disputa en noviembre y en la que, si aparece Maradona en la grada o juega Nadal todo cobra más valor.

En fin, ese sería el principio del problema. Un deporte en el que los torneos apenas duran 7 días (14 si es un Grand Slam) no puede durar nueve meses si pretende conservar su atractivo para el público. Quizá la modernidad se ha llevado por delante la historia de un torneo que se viene disputando desde el 1900, pero la Ensaladera necesita una reforma para ganar buena parte del atractivo perdido en las últimas décadas.

El principal paso, sería un principio de mayor entendimiento entre la ATP, la organización que fija los torneos Masters 1.000, 500, 250... y la ITF, la federación internacional que se encarga de programar la Copa Davis con las federaciones nacionales de tenis -los Grand Slam son organizados por la federaciones de Australia, Francia, Reino Unido y Estados Unidos-. El pasado año, no se llegó a un entendimiento entre la ATP y la ITF para que los partidos de Copa Davis siguieran puntuando en el ránking mundial que fija la primera. Esto unido a un calendario excesivamente apretado de torneos y al escaso botín en premios que reparte el torneo por países provoca lo que hemos vivido en la primera eliminatoria de este año. De los diez primeros de la clasificación ATP, solo Novak Djokovic se presentó por su país a disputar uno de los puntos de su eliminatoria ante Rusia.

Seamos serios, a día de hoy nadie llora por perder la Copa Davis. Sobre todo, porque todos la han ganado. Djokovic, Murray, Federer, Nadal...todos cuentan con su entorchado nacional en casa, por lo que muchos de ellos pueden escudarse en que ya hicieron ese esfuerzo por su país para cumplir con la historia. Significativo es el caso de Rafa, que habitualmente muestra su disposición para disputar las eliminatorias con España aunque apenas sea la primera o segunda ronda, o se jueguen la supervivencia en el Grupo Mundial. Pero no es algo común, habitualmente esa decisión de jugar siempre la Davis la toman los deportistas que suelen estar bajo sospecha en sus países, y en ese sentido, España siempre ser el primero en dudar del profesionalismo y patriotismo de sus deportistas aunque sea el número 1 del mundo.

Pero vayamos al formato de la Davis. En la primera eliminatoria de este 2017, ninguno de los jugadores que diputaron la última final entre Croacia y Argentina fueron de la partida. Ni Cilic, ni Karlovic, ni Del Potro, ni Delbonis. Todos hicieron mutis en el inicio de la competición, lo que llevó tanto a Croacia como a Argentina a caer en primera ronda ante España e Italia aunque jugaran en sus países dicho enfrentamiento. ¿Se imaginan que Atlético y Real Madrid cayeran en la fase de grupos de la Champions League después de jugarse el pasado año la final? Difícil, a que sí.

El torneo necesita un lavado de cara, más aún cuando el país que más pasión le pone, Argentina, pudo levantar la Ensaladera por primera vez el pasado curso. Solo Bélgica, de los ocho países que este año siguen en liza todavía no lleva ningún título. Se necesita reactivar esa pasión y me consta que desde hace tiempo la ITF trabaja en esa línea, aunque ni se plantean, de momento, considerar un cambio de fechas para hacer más concentrado y atractivo el torneo. En 2016 se introdujo el tie-break en el quinto set y se contempla reducir los partidos a tres parciales y fijar una sede neutral para las finales. Pero lo de las fechas...nanaí.

Y es que para la ITF la Copa Davis es una fuente de ingresos por patrocinadores, también para la federación española. Firmas como BNP Paribas o Mapfre invierten en el torneo y las federaciones se alimentan de esas partidas en tiempos en los que las ayudas públicas han disminuido considerablemente. Pero es evidente que si el torneo ganase algo más de atractivo, la llegada de nuevos patrocinadores o firmas interesadas en invertir sería mayor, y si se garantizaría con un nuevo formato la presencia de jugadores top, los ingresos serían mayores.

Veremos los pasos que se pueden dar este año y los cambios que propone y vota la ITF en su asamblea. Veremos también si nuevos inventos como la Laver Cup, el torneo impulsado por Roger Federer que se asemeja a la Ryder Cup de golf y que se disputará en septiembre en Praga gana protagonismo y marca el camino para la organización internacional. La sola presencia de Federer y Nadal en el torneo ya será suficiente reclamo para atraer la mirada de todo el mundo durante el fin de semana entre el 22 y 24 de septiembre en un enfrentamiento de exhibición entre Europa y América. Roger ya señaló que no cree que ambos torneos vayan a rivalizar, pero dependiendo de su éxito, nadie descarta que el evento promovido por el suizo pueda ser una de las primeras puntillas a un torneo histórico como la Davis.

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