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david sánchez de castro
Lunes, 29 de diciembre 2014, 00:11
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El secretismo acerca del estado actual de Michael Schumacher es total. La familia del alemán no quiere que trascienda nada acerca de cómo el heptacampeón está sobrellevando su nueva vida, pero las últimas informaciones son, aunque tristes, ciertamente alentadoras. Michael ha recuperado la consciencia de su entorno, un paso fundamental a la hora de establecer el nivel de actividad de su cerebro. Así, el káiser se comunica con su familia mediante gestos muy básicos, como una pequeña sonrisa o un movimiento de los ojos.
En torno a la residencia de Suiza hay un muro infranqueable. Corinna Schumacher, la esposa, es la que lleva el día a día de los suyos y los éxitos del joven Mick, que hace unas semanas probaba en Barcelona con un F4, son los motivos de las pocas sonrisas para la familia. Mientras, en la habitación donde el ex piloto pasa sus días, impera un estruendoso silencio. Sólo lo rompe de vez en cuando el propio Schumi con sus lloros. Según informaba este domingo el Corriere della Sera, a Michael se le caen las lágrimas cuando escucha la voz de su mujer, de sus hijos o el corretear de sus perros cerca. Aunque deprimente, este es un paso fundamental: Schumacher empieza a reconocer a los suyos. La llama de la esperanza, poco a poco, se aviva.
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