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Anthony (i) y Reyes, en el suelo.
España se estrella con sus límites
Baloncesto masculino

España se estrella con sus límites

El equipo dirigido por Sergio Scariolo tendrá que jugar ahora el partido por el tercer puesto contra Australia

emilio v. escudero

Viernes, 19 de agosto 2016, 09:20

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España chocó de nuevo con sus límites. La única barrera que se le ha resistido en los últimos quince años. El 'Dream Team' de turno, verdugo siempre a la hora de la verdad en los Juegos Olímpicos, volvió a ser el final de la selección española que esta vez deberá luchar aún por el bronce el domingo ante el ganador del Serbia-Australia. La derrota, no por esperada, dolió menos. Porque luchó de nuevo la selección de tú a tú, pero perdió. Porque se dejó en el camino la última oportunidad del oro olímpico para Pau Gasol, Navarro o Felipe Reyes, los más veteranos del equipo, aquellos pioneros del éxito absoluto de la canasta nacional a principios de siglo XXI.

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Fue con ellos con los que España se quitó los complejos a la hora de medirse a los americanos. Les veían como mortales porque ya les habían derrotado en el Mundial júnior de 1999. Desde entonces nunca más se repitió un triunfo con algo en juego. Tan solo una alegría frente a los americanos, la lograda en el Mundial 2002 por el quinto puesto. Bagatelas. Por eso, este viernes buscaban la eternidad. Redondear un ciclo de leyenda con un triunfo que se recordara siempre. Un límite que tendrá que esperar, al menos, otros cuatro años.

España cayó dando la cara (76-82). De frente. Como lo había hecho siempre contra Estados Unidos. Un encuentro pareja que no llegó a romperse nunca y en el que tampoco tuvo nunca opciones reales de triunfo la selección. Siempre a una distancia salvable, pero sin poner en tensión al banquillo americano. Pau Gasol, renqueante durante toda la semana por unos problemas en el gemelo, lideró al equipo en el inicio. El pívot era el único sin dudas en un quinteto atenazado por la ocasión. Nervios que se traducían en pérdidas castigadas por Klay Thompson, el más acertado en un equipo americano que tampoco exhibía su mejor versión. Eso alivió a España, que encontró en la segunda unidad un salvavidas. La entrada en el partido de Willy Hernangómez mitigó el gran problema de la selección, desangrada en esos compases iniciales por el rebote ofensivo El ex del Real Madrid, que ha ido a más durante el campeonato, equilibró el duelo (30-33, min. 15) que para entonces se había convertido en un ir y venir de técnicas sin sentido. Protestas normales en un partido de baloncesto, castigadas ayer para unos y otros. Sobrevivía España entre la guerra de tiros libres, manteniendo el sueño vivo al descanso, al que llegó con solo cinco puntos de desventaja (39-45).

El atasco general de España en ataque volvió a agudizarse. Pau era el único capaz de superar los brazos de DeAndré Jordan (4 tapones) y los puntos caían a cuentagotas para España, que empezó a ver como el choque se le hacía cuesta arriba con un mate del pívot que obligó a Scariolo a pedir tiempo muerto. (50-61, min. 27). Pidió un último arranque de orgullo el italiano, abusando ya de los minutos de Pau en pista, pero el esfuerzo fue estéril. No le dio a España más que para maquillar el resultado -fue el margen de derrota más estrecho ante Estados Unidos en unos Juegos- y darse un baño de realidad. Uno más, que confirma los limites de este equipo de leyenda que tiene ahora dos días para levantarse y luchar por su tercera medalla olímpica consecutiva. Un bronce que tendría sabor a oro. Un último premio olímpico para los que dieron inicio a esta aventura sin fin del baloncesto español.

El rival por el bronce el próximo domingo será Australia, que sucumbió de manera inexplicable 87-61 contra Serbia en un partido en que los oceánicos dieron su peor imagen del torneo.

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