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Ibargüen frena a su delfín
Atletismo

Ibargüen frena a su delfín

La colombiana derrota a la joven Rojas en una gran final de triple salto

Fernando Miñana

Lunes, 15 de agosto 2016, 04:28

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Caterine Ibargüen tiene 32 años y lleva media vida en el atletismo. Pero no logró ser campeona hasta llegar a Río. Primero por una mala elección, la de prueba, pues tenía cualidades para el salto de altura (tiene una marca de 1,93) y ahí estuvo dándose trompazos durante años. Como en los Juegos de Atenas, donde no pasó a la final y encima le tocó escuchar que estaba gorda. O Pekín, donde ni siquiera se clasificó. Eso fue definitivo. Solo entonces accedió a escuchar a su entrenador, Ubaldo Dunay, para probar con el triple salto. Para ver las consecuencias del cambio solo hace falta seguir el rastro de los Juegos. Plata en Londres y oro en Río.

De hace cuatro años bromea diciendo que fue su mayor logro y su mayor decepción. Y recuerda que compitió con una muslera que le dejaron en la villa olímpica porque se había lesionado en los isquios. Aquello le impidió derrotar a la kazaja Olga Rypakova, una rival especializada en cruzarse en su camino. Como en junio, cuando acabó en Birmingham con una racha de 34 triunfos consecutivos que duraba cuatro años, toda la olimpiada.

Aquello solo fue una anécdota e Ibargüen sale de Río con un título y un récord de 37 triunfos en 38 concursos. No lo tuvo fácil. La colombiana topó en el pasillo de triple salto con la venezolana Yulimar Rojas, una joven atleta de 20 años y piernas larguísimas que tiene prisa por el cambio de guardia y que, dicen los expertos, acabará con el récord del mundo de Inessa Kravets (15,50 desde 1995) en cuanto pula su técnica, pues solo lleva desde noviembre trabajando entre Madrid y Guadalajara con Iván Pedroso, a quien le pidió por Facebook que fuera su entrenador.

Rojas merodeó los 15 metros (un salto de 14,98 y otro de 14,95) y obligó a su vecina caribeña a pasar del linde entre los buenos y los mejores. Ibargüen se impuso con la mejor marca mundial del año (15,17 con +0.4). Rypakova esta vez permaneció en la sombra (bronce con 14,74).

La colombiana de Antioquia es una trabajadora infatigable que cada día hace 400 abdominales. El físico le ayuda. Aunque de niña no le gustaba ser la más alta y le pidió a su madre que hiciera algo. Aquella mujer esperó y un día le soltó que la única solución era sacarle un líquido de la espada, pero que era probable que se quedara paralítica y se volviera loca. No, mami, quiero crecer, no me saques nada, respondió, asustada, aquella niña espigada. Su madre es su guía y siempre compite con unos pendientes, unos aros, que le regaló cuando tenía 16 años. Y ella, como Rojas, también piensa que puede con el récord del mundo. Lo he visto más de cien veces, confiesa.

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