El Sevilla manda un aviso al Barcelona
Con un resultado más abultado en el marcador de lo reflejado sobre el césped, el Celta se hundió en la segunda mitad ante la pizarra de Unai Emery
Luis F. Gago
Jueves, 4 de febrero 2016, 03:23
Partido vibrante el ofrecido por el Sevilla y el Celta en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Quisieron los sevillistas y celtinhas dar mayor equilibrio en la otra semifinal de la competición del KO que la demostrada por el Valencia ante el gran favorito para llevarse el cetro a final de campaña, el Barcelona de Luis Enrique. Buscaron tanto unos como otros que todo hubiese quedado finiquitado de igual manera que en la otra eliminatoria, pero al final el Gordo en esta ocasión cayó en lado del Sevilla, que por algo jugaba en casa la lotería.
No pueden tener quejas los hispalenses. A orillas del Guadalquivir fueron los rojiblancos los que golpearon primero en un resultado engañoso. El 4-0 final no refleja la paridad durante todo el partido, donde Rubén Blanco fue el mejor de los vigueses. Paró un penalti a Gameiro y frenó las múltiples acometidas de los nervionenses en un intenso choque. El portero vigués se convirtió en un auténtico muro durante todo el encuentro. Si sus compañeros tienen alguna esperanza en dar la vuelta a la situación dentro de una semana es gracias al joven cancerbero.
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Gracias al planteamiento de los dos entrenadores, los aficionados presenciaron un típico partido de Copa del Rey en el que ninguno de los dos equipos dieron su brazo a torcer y convirtieron en un correcalles hermoso el duelo entre los aspirantes a estar presentes en la final. Tanto Unai Emery como Berizzo demostraron ser técnicos con un gran bagaje táctico que quedó plasmado en cada minuto del enfrentamiento. Los tantos de Rami en la primera mitad y el doblete de Gameiro junto al gol final de Krohn-Dehli en en la segunda parte pusieron tierra de por medio en la ida de una semifinal que todavía debe resolverse en la vuelta, en tierras del norte peninsular.
Los sevillistas, sabedores de la fortaleza física de los vigueses demostrada en su último enfrentamiento en la competición local, presionaron desde el inicio en todo el campo con la esperanza de sorprender en el inicio. El Celta jugó el encuentro como mejor supo hacerlo. Esperó una oportunidad que tardaba en llegar, mientras cortaba el juego desplegado por el Sevilla con faltas continuas. Prueba de ellos fueron las tres tarjetas amarillas vistas en la primera parte. Clos Gómez no quería que se le escapara la segunda de las semifinales y por ello a la vuelta de los vestuarios siguió con su tónica de no permitir ninguna jugada fuera de tono. Sacó dos tarjetas más, esta vez en el bando sevillista, para compensar poco a poco algunas decisiones desacertadas. Como el penalti no pitado a favor de los gallegos cometido por Kolo sobre Pablo Hernández por un claro plantillazo del francés.
El tanto de Rami, tras el enésimo córner sacado por los sevillistas en la primera mitad, fue ampliado por partida doble por Gameiro en dos contras magistrales de los sevillistas en el ecuador de la reanudación del partido. Un 3-0 que daba alas al equipo de Nervión en la búsqueda de su séptima final en diez años. Números de grande de España y de Europa. El Celta poco pudo hacer ante la magistral pizarra dibujada sobre el césped por parte de Unai Emery, que sigue demostrando ser un catedrático en cuanto a la preparación de los choques de gran envergadura. El tanto de Krohn-Dehli fue la puntilla definitiva para una eliminatoria también (casi) finiquitada en la ida. El Sevilla ya no teme al poderío azulgrana para la final..