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Imagen de la pancarta de los radicales del Inter contra Icardi, «no eres un hombre, no eres un capitán, eres una gran mierda».
Mauro Icardi, un 'rebelde sin causa'
fútbol

Mauro Icardi, un 'rebelde sin causa'

Los ultras de su equipo, el Inter de Milán, no le perdonan unas polémicas palabras hacia ellos en su autobiografía. Ayer en San Siro le dedicaron esta pancarta: «No eres un capitán, no eres un hombre, eres una mierda». Su carácter polémico está convirtiendo su paso por el Calcio en un calvario

eneko pérez

Lunes, 17 de octubre 2016, 17:17

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La ciudad de Rosario (Argentina) vio, en apenas seis años, el nacimiento de dos figuras mundiales del fútbol: Mauro Icardi (1993) y Lionel Messi (1987). Los dos, paisanos y atacantes. Los dos, genios precoces del balompié, descarados en el campo y con un carácter marcado, fuerte. Hasta ahí, toda comparación invita a pensar en que ambos podrían ser parecidos. Pero nada más lejos de la realidad... Mauro Icardi fue, es y será uno de los grandes 'Enfant's terribles' de Argentina, una nación harta ya de sus escándalos y de su carácter anárquico.

¿Qué es lo que ha hecho Mauro para causar tanto rechazo y animadversión hacia su figura? Su carrera mediática comenzó hace relativamente poco y, curiosamente, fue en España. Desde los 9 años vivió junto a sus padres en Gran Canaria, donde desde niño despuntó en el Vecindario con registros goleadores astronómicos, cifras que le llevaron a ser fichado por el Barça, en el año 2008 (en cadetes). Tres temporadas brutales en el fútbol base blaugrana le sirvieron para ganarse su primer contrato profesional, dando el salto hasta la Serie A, donde fue recibido con los brazos abiertos en la Sampdoria, un club ávido de ídolos y de tiempos mejores.

El curso de su eclosión, el 2012/2013 (11 goles), confirmó lo que ya se sospechaba: el chico tenía algo especial. Allí, en Génova, se juntó con su compatriota Maxi López (Argentina, 1984) y formaron una dupla atacante explosiva, tanto dentro como fuera del verde. A la 'La gallina' lo conoció en su etapa de formación en Barcelona, donde fue una especie de padrino para el joven Mauro. Lo que pasaría poco tiempo después con la exesposa de Maxi, Wanda Nara, es el episodio más relevante en la escabrosa historia de Icardi.

Tras su imparable progresión deportiva, los conflictos en su vida personal saltaron de la esfera privada a la pública. El controvertido divorcio de su amigo Maxi López y Wanda Nara lo señaló como el tercero en discordia. Pese a haber sido padrino en la renovación de votos de la pareja, el joven delantero del Inter de Milán traicionó a un Maxi López que, hoy por hoy, sigue sin dirigirle la mirada ni el saludo. Siempre involucrado entre 'La gallina' y Nara, terminó haciendo demasiadas migas con la exmujer de su otrora amigo (su actual pareja y madre de su hijo) y su manera descarada de airear la relación a través de las redes sociales, mientras se recuperaba de una lesión, lo colocó en el ojo de un violento huracán.

La gota que colmó el vaso

Una vez convertido en uno de los hombres más vilipendiados del mundo del fútbol, a consecuencia de su juego sucio y comentarios jocosos en las redes sobre algo tan traumático como una separación, Icardi siguió a lo suyo: marcar goles para el Inter de Milán (equipo en el que recaló en 2013), hacerse tatuajes, enfrentarse con la grada y saltarse entrenamientos de vez en cuando. Su perfil, a veces más cercano al de una estrella de la farándula, enervaba a los sectores más puritanos de Italia y Argentina, que veían en él el reflejo de Maradona: un jugador abocado a la fiesta, el desastre y el caos. Un 'rebelde sin causa'.

Puede que en febrero de 2015 se viviese, según el propio jugador, su momento más tenso con los tifosi del club lombardo. La escuadra interista, en una crisis deportiva que angustiaba hasta al más optimista, perdió en casa del Sassuolo y este fue al final del encuentro a regalar su camiseta a un joven aficionado. Acto seguido, uno de los radicales de la Curva Norte cogió la prenda y la devolvió de manera brusca, como queriendo decir: «No queremos nada tuyo, Mauro». A este gesto, el bravo delantero argentino respondió en caliente, con insultos y una serie de aspavientos en contra de los que le habían lanzado al estrellato recientemente.

Ahora, unas polémicas frases sacadas de una autobiografía suya han levantado una polvareda tremenda que ha acabado en una serie de pancartas ofensivas en contra de la figura de Icardi, que disputa, con total seguridad, su última temporada en el club neroazzurro.

San Siro, en su contra

El exblaugrana critica en su autobiografía, especialmente, a un líder «ultra» que quitó de las manos de un niño una camiseta que el delantero acababa de lanzar hacia la grada y se la devolvió gritándole «bastardo». Icardi añade en el libro que, tras eso, habló con los dirigentes del Inter, inquietos por posibles problemas con los aficionados, para decirles que estaba dispuesto a «traer a un centenar de criminales argentinos y matarlos a todos». El sector radical de la hinchada, incluso, se ha llegado a personar en el domicilio del atacante para colocar otra pancarta que reza lo siguiente: «¿Nos avisas cuando lleguen los argentinos?». El embrollo es grande.

«Utilizas a un niño para justificarte y echarnos mierda a la cara. No eres un hombre, no eres un capitán, eres una gran mierda», se leía en una de las pancartas desplegadas por los tifosi de la curva norte antes del partido de la 8ª jornada de esta temporada contra el Cagliari. «Te inventas tonterías para vender más, sucio mercenario», rezaba otra. El atacante rosarino fue abucheado cuando se cantaron las alineaciones por megafonía y, además, erró un penal en el minuto 25 de juego. El Inter, por su parte, fue fiel a su línea decadente y continuó con su descenso a los infiernos: terminó derrotado ante el Cagliari (1-2).

El club no le respalda

Javier Zanetti, histórico exfutbolista y actual vicepresidente del club neroazzurro, se ha posicionado en este conflicto más cerca de los aficionados que del jugador, quien ya habría recibido importantes ofertas de Nápoles y Arsenal. «No podemos tolerar estos comportamientos de uno de nuestros trabajadores, para nosotros lo más importante es que la afición esté contenta» declaró el directivo argentino, uno de los íconos del Inter en la historia reciente.

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