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Alberto, en un momento de la entrevista en Hondarribia.
Alberto López: «Voy de reto en reto porque valoro mucho a los demás»
FÚTBOL

Alberto López: «Voy de reto en reto porque valoro mucho a los demás»

Alberto López defendió trece temporadas la meta de la Real y colgó las botas a los cuarenta años, tras redondear su carrera en el Valladolid. Ahora es entrenador

TITO IRAZUSTA

Sábado, 22 de agosto 2015, 08:45

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Con más de cuatrocientos partidos como portero profesional, la mayor parte de ellos defendiendo la meta de la Real, Alberto López ejerce ahora de entrenador, porque el fútbol es su pasión y espera poder seguir mucho tiempo ligado a él. Nació hace 46 años en Irun. Fue profesor antes que futbolista, pero una vez dentro del deporte ya no hubo marcha atrás. Desde que Toshack le hizo debutar en un partido de Copa ante el Madrid en el viejo Atotxa, Alberto jugó 377 partidos defendiendo la meta de la Real, antes de acabar su carrera de portero en el Real Valladolid, siendo el mejor portero de la categoría, con el ascenso a Primera del equipo pucelano que entrenaba Mendilibar. A los cuarenta colgó las botas y poco después empezó su faceta de entrenador, salvando hace dos temporadas a un Alavés abocado al descenso y manteniéndolo con holgura la pasada temporada. Ahora espera en su domicilio de Hondarribia a que algún equipo requiera sus servicios. Nos cita en el Restaurante Abarka, de su gran amigo Luisma Bujanda. Es como su segunda casa. Allí se casó con Elena y siguen siendo muy felices juntos.

- Hola Alberto. ¿Cómo le va la vida?

- Bien. De vacaciones ahora, que tienen pinta de ser más largas de lo que me hubiera gustado, pero no me quejo. Tampoco estoy quieto.

- ¿Espera que le llamen a su puerta para entrenar algún equipo?

- Pues sí. Este verano ha habido posibilidad en dos equipos, pero éste es un mercado muy complicado y al final no salieron porque estamos un montón de entrenadores. Bastante con que he podido estar dos temporadas en el Alavés en Segunda y no me fue nada mal.

- ¿Jugador o entrenador?

- Me llena el contacto con los jugadores y el trabajo de entrenador, pero si tengo que elegir, me quedo con el de futbolista.

- Hablemos de ello entonces...

- Sí, Dumboa, Pasajes, Sanse...

- Y llegó su debut en la Real...

- Buen recuerdo, porque sin aquel debut no hubiera habido nada más. Toshack daba oportunidades y luego había que ganárselo. Ha habido mucha gente que debutó y se fue quedando en el camino. Veníamos de perder en el Bernabéu 4-0 y Toshack me puso por primera vez en la vuelta... Salió bien porque estuvimos a punto de salvar la eliminatoria, 4-1... Seguí en el equipo y lo cierto es que mis primeros pasos en la Real fueron espectaculares, porque además de ese debut con el Madrid, el primero de Liga que juego era en el Calderón y necesitábamos un punto, acabamos 0-0, luego jugamos en el Bernabéu, también en el último de Atotxa, que le ganamos 3-1 al Tenerife, y acabamos la Liga en un partido exigente en el Camp Nou con título de Liga porque el Madrid perdió en Tenerife... O sea que mi mes de debut me había permitido jugar en los campos más grandes y además cerrar Atotxa... Yo pensaba que ya me podía morir. Había hecho todo lo que buscaba en el fútbol... Y lo cierto es que después pude repetir muchas más veces en esos campos...

- Llegó Asper, pero tuvo que volver después de los seis primeros partidos...

- Todos los jugadores entrenamos para jugar y también Mattias. Yo seguí con el mismo empeño de siempre y pude jugar treinta partidos esa temporada...

- Pero en invierno le trajeron a Westerveld...

- Ahí sí fui al banquillo. Seguramente lo peor del fútbol son las lesiones, pero tuve la suerte de no tener ninguna así que lo del banqullo fue lo más duro. Era una situación a la que te tienes que adpatar. Uno tiene que tener claro que no es ni mejor ni peor que el compañero porque el entrenador decida ponerle o no a jugar... Y a partir de ahí, la misma historia, plantearte retos. Soy de retos, porque la vida te los plantea y hay que superarlos. Mi intención era volver a jugar y sentirme útil para el equipo y creo que lo volví a coseguir, porque en la temporada de Champions volví a jugar media Liga y también en Europa, contra Galatasaray y Olympique de Lyon... Para mí era la culminación como jugador de la Real después de catorce años y hacerlo en momentos importantes y no sólo en partidos de trámite.

- A los 37 años no le renuevan el contrato, pero no lo deja...

- No, porque yo creía que podía seguir rindiendo y la Real decidió que me fuera y me tuve que ir. Me dolió bastante en el momento. Yo seguía siendo competitivo, como demostré después... El hecho de salir fue duro, porque podía aportar, pero las decisiones las toman otros... Y mi aventura de Valladolid fue un gran broche para mí.

- Así que cuando dejó la Real aún tuvo tiempo de disfrutar...

- Cuando terminé en la Real tuve la oportunidad de irme a otro equipo de Primera que acababa de subir, pero no me llamaba la atención y tenía dos opciones en Segunda. No estaba preparado para ir a Segunda y me pasé tres o cuatro semanas debatiendo conmigo mismo y mi pequeño entorno que me recordaban mi edad y que mis aspiraciones no podían ser las mismas... Y decidimos ir a Valladolid, todo un acierto... No empecé jugando, porque tanto pensarlo me incorporé a poco de empezar la Liga, así que el panorama que tenía era que estaba en un Segunda y sin jugar. Mendilibar me lo explicaba y la realidad es que al principio me comí el coco... Otro reto y a partir de un partido de Copa en Lorca que salió bien, la portería fue para mí otra vez... Fuimos campeones de Segunda, con números espectaculares, gané el Zamora como portero menos goleado, encontré buenos amigos... Inolvidable.

- ¿Buen final entonces?

- Sabes lo que pasa, que además de lo deportivo hubo cosas muy bonitas. Cuando estás aquí, tienes tu vida organizada con los tuyos y con los compañeros te encuentras solo en los entrenamientos y cuando te vas fuera a un sitio que no conoces, tus compañeros son también tus amigos, porque te ayudan a situarte también al margen del trabajo... Así que tenemos muy buen recuerdo de ese tiempo también.

- ¿Cómo era el Alberto portero?

- No sabría decirlo. Yo siempre veía que la mayoría de compañeros que he tenido en mi carrera eran mejores que yo y eso me planteaba retos a diario. Me servía como aliciente, porque veía en ellos potencia, salto, colocación... Me parecían muy buenos practicamente todos los que han entrenado conmigo. Así que nunca te relajabas y eso lo he sentido en mis diecisiete años de profesional. ¿Cómo era yo? Básicamente lo que he procurado es que me metieran pocos goles. He intentando tener para ello una buena comunicación con los compañeros que tenía delante, incluso a nivel personal intenté que la relación fuera buena, porque desde un punto de vista, incluso egoísta, es necesario que los que están delante te ayuden para que no nos metan goles. En muchos casos la sensación del portero es que se basta solo para resolver las situaciones y siempre les digo a los jóvenes que no sean así, que intenten trabajar la comunicación con los más cercanos en el campo, porque con pequeños gestos van a resolver situaciones gordas y al final de lo que se trata es de que el portero no encaje goles... Y el equipo vivirá mejor.

- ¿Cómo ve a la Real de hoy?

- Ha cambiado, es diferente. Creo que siendo durísimo el paso por Segunda, le sirvió para recuperar situaciones que se habían perdido, volver a los orígenes, que los jugadores de casa sean importantes para jugar, jugadores a los que fichan equipos grandes... En la perspectiva del tiempo seguramente fue un desastre en lo económico, porque fue una situación mala estar abajo, pero en el sentido de hacer mejores a aquel grupo de jugadores jóvenes le vino bien como luego se ha visto... Pero también hay cosas que no cambian, jugadores de casa discutidos... Y aunque parezca desde fuera que pueden estar en el equipo, les traen a otros que les van a apartar... Moyes habrá venido a lo que ha venido. Habría que estar dentro para conocer los verdaderos motivos en el día a día.

- ¿Y usted aspira a estar algún día?

- Nunca diré que no. Es la Real. Pero no depende de mí. Hay pocas cosas que dependan de uno. Lo que a mí me gustaría es tener una buena y larga trayectoria como entrenador, pero no sé dónde... Más retos.

- ¿Qué cambiaría de la sociedad?

- Hay pequeñas cosas pero muy importantes que las estamos perdiendo. Aún se me pone la piel de gallina cuando recuerdo a esa gente que se acercó a mí cuando paseaba en Vitoria a la vuelta de Jaén tras mantener al equipo y que me daban las gracias por haberles hecho felices... Un simple agradecimiento supone mucho. Otra cosa...Le oí a un chico en la tele que dijo tener 35 años y que lo que esperaba es a ver cuándo se jubilaba... Sin valores.

- ¿Hay doping en el fútbol?

- Primero hay que definir qué es doping y si lo que me preguntas es si se toman productos prohibidos de la famosa lista te diré que no.

- ¿Un ídolo deportivo?

- Yo llegué a la Real y allí estaba Arconada, que era en quien fijarte.

- ¿El mejor compañero?

- Muchos. Igual por la frescura podría citar a los de Valladolid, pero aquí también tengo muchos.

- ¿El mejor futbolista con el que jugó?

- Me cuesta decirlo, porque tengo que pensarlo, pero posiblemente Valery Karpin. Otros han tenido más repercusión por su carácter goleador... Meho, Darko, Nihat...Todos espectaculares, pero Valery tenía siempre una competitividad especial. Y fue longevo.

- ¿Y un jugador contrario?

- Hay muchos buenos, pero el primero que hacía cosas diferentes fue Romario. Me metió tres.

- ¿El entrenador?

- Tengo mucho que agradecer a Toshack, porque sin su oportunidad no estaba lo demás. Para el jugador, Denoueix, y una ventana abierta de respirar, Mendilibar, con él te sientes futbolista, al margen de las nuevas tecnologías.

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