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Contador, ilusiones rotas en Allos
etapa 17

Contador, ilusiones rotas en Allos

Geschke gana en Pra Loup y el madrileño pierde sus opciones al caerse en el último descenso

beniro urraburu

Miércoles, 22 de julio 2015, 11:59

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Alberto Contador ha aprendido a vivir entre arenas movedizas, tanto en la carretera como fuera de ella. Ha sido y es una constante en su vida. Mantiene un idilio con la adversidad. Si hubiese que hacer a día de hoy el resumen de su trayectoria, deportiva y personal, diríamos que se ha movido en un limbo en el que ha conocido de todo. Grandes momentos, situaciones críticas, alegrías, penas. El Tour, que tanto le ha dado, y al que tanto ha entregado, parece que le está cobrando una deuda que no tiene final.

Hace un año tenía que dejar la carrera en la quinta etapa víctima de una caída bajando el puerto del Petit-Ballon. Terminaría resarciéndose de ella ganando la Vuelta a España. Llegaba a este Tour con un Giro ganado y la ilusión de conseguir un doblete que sólo han logrado los más grandes.En otra bajada, la del puerto de Allos, en la que quien parecía que iba a tener más problemas era Chris Froome, fue Contador quien volvió a besar el suelo. Se le fue la rueda delantera. Peter Sagan y Michael Rogers intentaron arreglarle la avería que tenía, pero no hubo manera.

Cogió la bicicleta de Sagan, que no tiene sus medidas, y con ella bajó como pudo hasta el final del puerto, donde le esperaban con una suya.

El tiempo que le habían sacado resultaba irrecuperable. Movistar descolgó de la escapada que iba por delante y de la que salió el ganado de la etapa, el alemán Simon Geschke, a Gorka Izaguirre y José Herrada.

Ellos hicieron el trabajo de buscar más segundos de diferencia, aunque quizá Movistar tenía que haberse puesto a trabajar con Valverde y Quintana, para descolgar más a un Contador que llegó con un agujero en su culotte, con el semblante adusto del que sabe que en Pra Loup se ha dejado algo más que minutos y segundos. Se le marchitó el tiempo en ese puerto en el que Bernard Thevenet dejó tirado a Eddy Merckx y se impuso en el Tour de 1975.

Las ilusiones de provocar algún incendio entre los mejores, al menos de prender una mecha de consecuencias imprevisibles, quedó rota de cuajo. Porque Contador ya había realizado un intento de ataque lejano a 71 kilómetros de la meta. A por él salió Valverde que era quien más tenía que perder.

Decir que su Tour se ha terminado es arriesgado. Sus problemas, además de las consecuencias que pueda tener esa caída con etapas como las que nos vienen encima, no se llaman Froome y Quintana. Su problema se llama Valverde, que está pletórico y sabe que puede estar ante su último tren para conseguir hacer podio en el Tour, porque lo de intentar ganarlo, él o Quintana, se va demostrando cada día que pasa como un imposible.

Sólo la repetición de esfuerzos hasta el sábado, el ir madurando a Froome y esperar un Nairo Quintana como el de hace dos años, permite alimentar alguna esperanza. Cuando Contador sufrió la caída quedaban 8,9 kilómetros hasta la meta.

Sin él, sólo Valverde y Quintana podían tentar a Froome que no dio ni un metro de ventaja. Sorprendió ver a Rafal Majka entrar por delante de Contador. Se cruzaron en la meta y ni se hablaron. Su director, Steven De Jongh, le mandó varias veces parar, pero el polaco no hizo caso. Al menos eso dijo la mujer del director en su Twitter. Por si en el equipo Tinkoff tenían poco, ya cuentan con otro lío más encima. Majka, muy bueno como ciclista, no es muy dado a acatar órdenes, sobre todo si no son para favorecerle a él.

Hombres por delante

Sabe Froome que si Quintana o Valverde se le van tiene que responder él en primera persona. Y eso hizo. Nos hemos quedado en un mano a mano entre Froome, Quintana y Valverde, o quizá también en una consolidación del podio final.

Quedan Alpes para regalar, pero no lo que no hay son corredores para poder reventarlos, salvo los tres citados. Al resto los ha ido devorando esta carrera que no perdona ni a quienes ha contribuido a hacer grande, como Nibali o Contador.

Tácticamente, la etapa, a falta de una llegada final selectiva, se jugó con una amplia escapada en la que se metieron 28 ciclistas. Lo que más llamó la atención es que en ella hubiese tres corredores de Movistar (Castroviejo, Gorka Izaguirre y José Herrada) y dos del Sky (Porte y Nicolás Roche).

Dejaban desasistidos en cierta manera a sus líderes, pero a la vez tenían cubierto cualquier ataque que se pudiese producir desde lejos. Incluso Movistar lanzaría luego a Adriano Malori. Al final, esos hombres les hicieron falta a Valverde y a Quintana en Pra Loup.

Froome no tenía a ninguno a su lado. Esa puede ser otra ventaja a jugar, que Movistar parece responder mejor como equipo que Sky. Los ingleses quemaron todo lo que tenían subiendo.

El día de descanso se cobró otra víctima, el americano Tejay Van Garderen, que había estado muy escondido, guardando el botín que había obtenido en la primera semana de carrera.

Comenzó a tener problemas desde el inicio de la etapa, a quedarse. Intentó seguir en carrera para bajarse de la bicicleta cuando faltaban 70 kilómetros hasta Para Loup. Dos semanas ideales para sus aspiraciones terminaron de mala manera porque algo le había sentado mal.

Mejor que lo que lo tenía este año no lo va a tener. Dependía sólo de él. Un golpe para Van Garderen, al que tuvo que agarrar su director, Yvon Ledanois, para que no se cayese, y un golpe para el BMC, que se ha quedado con Samuel Sánchez como su mejor hombre en la general. Samuel siempre aparece.

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