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RAÚL MELERO
Sábado, 9 de julio 2016, 09:17
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A una semana de que expire el plazo para que el San Sebastián Gipuzkoa Basket tenga todas sus cuentas limpias y claras a ojos de la auditoría encargada por la ACB, no está del todo claro que el próximo proyecto de la entidad guipuzcoana vaya a ser en la liga Endesa.
Los dirigentes del equipo con sede en Illunbe llevan varios días de reuniones con instituciones, entidades bancarias, patrocinadores y firmas afines al GBC para sondear cuál puede ser el panorama económico que soporte el futuro proyecto. Por lo que parece, el diagnóstico no es del todo halagüeño.
Tal es así que, consultado el club por este periódico, a principios de la semana que viene los rectores del Gipuzkoa Basket, con la presidenta Nekane Arzallus a la cabeza, deberán decidir si el equipo sale a competir un año más en la liga ACB -el décimo en su historia- o si por el contrario da un paso atrás, cierra filas sobre todo a nivel social y disputa la liga LEB Oro con el José Antonio Gasca como fortín.
Este inesperado giro en el libro de ruta del conjunto donostiarra parece la consecuencia de un baño de realidad en las conversaciones mantenidas con las instituciones, grandes avalistas del proyecto baloncestísitico guipuzcoano. La Diputación de Gipuzkoa aporta 700.000 euros y el Ayuntamiento de San Sebastián, 230.000.
Los últimos resultados deportivos, con tres descensos en las cuatro últimas temporadas, la pérdida tanto de socios como de público en Illunbe y las escasas opciones de lograr recursos para tener un presupuesto de mitad de tabla han podido provocar que el desencanto se haya apoderado tanto del club como de los máximos responsables institucionales. Ahora mismo, por esa razón, se está planteando un cambio en la andadura deportiva y económica del equipo.
Eterna pelea presupuestaria
Esta variación en el libreto que tenía marcado el Gipuzkoa Basket ha resultado una sorpresa ya que en la última aparición pública del club, la reunión con los medios el pasado 8 de junio para valorar la temporada, Nekane Arzallus dejó claro que «el escenario más normal» para el conjunto guipuzcoano era continuar en la ACB. Ya conocía las renuncias de los dos equipos que se habían ganado el derecho a ascender desde la LEB, Palencia y Melilla.
La no continuidad en la liga Endesa es más por recuperar viejos valores y para fortalecerse social y deportivamente aunque sea en una división menor, a sabiendas de que la repercusión es infinitamente más escasa que la ACB. No se debe a que el club tenga serios problemas para pasar la auditoría que debe solventar el 15 de julio como fecha tope. Eso sí, la salud económica del club está claramente tocada ya que todavía se le adeuda alguna mensualidad a jugadores y trabajadores.
El Gipuzkoa Basket lleva casi un lustro luchando denodadamente por tener un presupuesto que le coloque en la zona templada porque, salvo excepciones puntuales y como reconoció el seleccionador Sergio Scariolo en estas mismas páginas, «el presupuesto económico marca muchas veces el puesto en la tabla».
Desde que se clasificara quinto en la temporada 2011-12, su mejor puesto en la historia del club, el Gipuzkoa Basket siempre ha tenido que pelear con presupuestos ajustados y que han estado entre los últimos de toda la ACB. Este dato arroja que, por ejemplo, solo haya podido vencer en diecisiete partidos las dos últimas campañas, lo que da un saldo de una victoria cada cuatro encuentros. Ello ha desombocado en dos descensos consecutivos.
Así las cosas, para el inicio de la próxima semana se espera que los rectores de la escuadra guipuzcoana decidan cuál va a ser el siguiente paso: continuar en la ACB con un respaldo importante de instituciones, patrocinadores y entidades bancarias o, por el contrario, bajar un peldaño, recibir el fondo de ascensos y descensos -cerca de dos millones de euros- y competir en la liga LEB con un proyecto remodelado, distinto, pero que sirva para enganchar a más público y volver cuanto antes a la máxima categoría con energías renovadas.
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