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Ilusionados. Adrián Rocandio y el olímpico Valentín, su padre, tras el Campeonato de España promesa.
Adrián Rocandio, un velocista que pisa fuerte en la distancia de moda
Atletismo

Adrián Rocandio, un velocista que pisa fuerte en la distancia de moda

Con 20 años, el donostiarra, hijo del olímpico Valentín, ya es el guipuzcoano que más rápido ha corrido los 400 metros bajo techo

KAREL LÓPEZ

Jueves, 15 de febrero 2018, 08:07

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El domingo, en el Campeonato de España promesa disputado en Salamanca, el joven Adrián Rocandio (06/05/1997) cruzó la meta en segunda posición. No se lo creía. Más que por el puesto, por la marca que visualizó en el crono. Tras un primer giro de infarto -pasó el 200 por debajo de 22.10-, el donostiarra pulverizó el récord de Gipuzkoa de 400 metros en pista cubierta (47.55), dejando pequeña la plusmarca que Ion Lopetegi, quien felicitó al nuevo recordman a los pocos minutos de la gesta, había establecido en 1997, precisamente el año que nació Rocandio.

No fue el único récord del día para el velocista de la Real Sociedad. El pequeño de la familia mejoró también por dos centésimas la marca que el olímpico Valentín, su padre, logró en 1982 al aire libre (47.77). «Ya puedo decir que tengo el primer récord de la familia», destaca riéndose Adrián, acostumbrado a correr hasta hace pocos meses únicamente distancias como el 60, 100 o 200 metros. Pruebas en las que su aita, presente en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 en el relevo 4x100, completaba a toda velocidad, nunca mejor dicho.

De hecho, Valentín, que siempre vistió la camiseta del Atlético San Sebastián, mantiene desde los años 80 las plusmarcas guipuzcoanas de 60 (6.73) y 100 (10.45).

«Me enorgullece ver que Adrián es mejor que yo cuando tenía su edad. Lo que ha conseguido tiene mucho mérito, tanto por el nivel actual de su prueba como por la falta de unos apoyos institucionales que yo sí tuve», apunta el padre, quien tras su experiencia olímpica llegó a ser seleccionador español de velocidad.

Cuando habla del nivel en los 400 metros, se refiere, por ejemplo, a que el palentino Óscar Husillos lleva dos temporadas seguidas batiendo la plusmarca estatal. O a que en el último Mundial de Londres, el 4x400 se metió por segunda vez en la historia en la final y ocupó la quinta plaza, con récord de España incluido (3:00.65). Los años mágicos del 1.500 poco a poco se están transformando en ilusionantes registros en esta distancia en la que el ácido láctico acostumbra a hacer de las suyas y en la que estadounidenses y caribeños suelen dominar.

De Donostia a Madrid

Hasta hace tres temporadas, Valentín era el entrenador de su hijo, pero Adrián se fue a Madrid a estudiar Fisioterapia y su técnico actual es José Luis Calvo. El joven velocista de 20 años se ejercita en las pistas del INEF. Tras dos cursos en la Blume, tuvo que dejarla este verano y reside ahora en un colegio mayor.

«Tras la medalla de plata y la marca personal, tuve que llevar bombones al entrenamiento. Es una tradición», cuenta el cuatrocentista, quien hasta esta campaña competía con el Atlético. «Todavía no me creo lo que hice en Salamanca. Aluciné más por la marca que por el segundo puesto». Y eso que llegó por delante de Darwin Andrés Echeverry, uno de los integrantes de ese relevo 4x400 que corrió en la capital británica y asombró junto a Husillos, Samuel García y Lucas Búa.

Con Valencia en mente

Tras mejorar la plusmarca guipuzcoana de 400 en pista cubierta, el próximo reto del pequeño de la familia llegará este fin de semana en Valencia, escenario del Campeonato de España absoluto bajo techo. «Pasar a la final será complicado. El nivel es altísimo. Y mejorar la marca, aún más. Salamanca tiene una altitud perfecta y la pista es buenísima. Valencia está a nivel del mar», explica.

Eso sí, su marca es la sexta mejor de los participantes -en pista cubierta, a la final pasan seis-, ya que Husillos buscará el récord de España de 200 metros, distancia en la que también habrá un Rocandio. Iñigo, el hermano mayor, logró la marca mínima la pasada semana.

Hasta la pasada campaña, esa era precisamente la distancia que preparaba Adrián Rocandio, aunque en Madrid se vio que es mejor cuatrocentista. En el futuro, no descarta centrarse de nuevo en pruebas más cortas, aunque su padre cree que no lo hará: «Si no tiene problemas con las lesiones, creo que seguirá centrado en la prueba de 400, aunque su marca de 200 debería mejorar si quiere hacerlo también en la vuelta a la pista».

El futuro dirá si algún día intenta atacar las plusmarcas de su progenitor. De momento, Adrián ya es el guipuzcoano más rápido en los 400 metros en pista cubierta. Y claro, el más rápido de su familia en esta distancia.

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