Magia sobre las vallas en Salamanca

«Lo hemos pasado fatal ese rato», decía el padre de Errandonea. La vallista del Super Amara BAT se disponía a correr las semis por la calle dos. Salieron, pero los jueces interpretaron que la bidasotarra lo había hecho antes de tiempo. Le mostraron la roja y poco después, tras recibir una gran pitada del público que abarrotaba las gradas, rectificaron. No fue nula. Corrió. Batió el récord de Gipuzkoa (8.32) y después, ya en la final, mejoró por una centésima el récord vasco de Arantza Loureiro. A siete centésimas del Europeo se quedó.

Concurso perfecto

Avisaba el realista Iñigo Uribarren por la mañana. Se veía muy bien. Estaba motivado. Venían desde Arrasate varios amigos, bufandas de la Real en mano, para impulsar un poquito más sus saltos. Lo lograron. Con 16,17 metros, mejoró su marca personal y se colgó el bronce en un concurso en el que Pablo Torrijos ganó con 16,70, mínima continental por 30 centímetros. «Vaya concurso te has marcado», le decía Raúl Chapado, presidente de la RFEA. Cinco saltos por encima de 16 metros hizo. Pablo Cid acabó séptimo con 15,30.

Con la miel en los labios se quedó en esta ocasión Alazne Furundarena. La velocista del Atlético acabó cuarta la final de 200 con 24.19, a solo cuatro centésimas del metal. Su compañera María Eugi acabó séptima.

Récord de España de 400

El momento mágico del estatal llegó con la final de 400 metros. «Al Europeo irán los tres primeros», decía Ramón Cid tras las semifinales. Había cinco atletas con mínima y solo pueden ir tres. Óscar Husillos voló sobre la pista y se ganó el billete directo con 45.92, una centésima mejor que el récord de España que hasta ayer tenía David Canal. Fue un carrerón. Le acompañarán Samuel García y Lucas Búa, plata y bronce ayer.

Ruth Beitia, por su parte, se colgó el oro en altura con 1,96. No pierde el título desde 2001. Y en la esperada final de 1.500, victoria para Marc Alcalá gracias a un poderoso final.