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Fotograma de la película dirigida por Francisco Márquez y Andrea Testa.
'La larga noche de Francisco Sanctis' desbordó la sala 1  de Tabakalera

'La larga noche de Francisco Sanctis' desbordó la sala 1 de Tabakalera

La película de Francisco Márquez y Andrea Testa y 'El rey del Once' hicieron pleno en el aforo

BEGOÑA DEL TESO

Sábado, 24 de septiembre 2016, 09:50

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Eran los dos últimos filmes que se presentaban a la consideración de los espectadores de la sección Horizontes Latinos. Los dos tuvieron ayer una segunda proyección en el K2 y los dos están programados de nuevo hoy en el Trueba y en el Antiguo Berri. Los dos merecían el nerviosismo de los acreditados que a las puertas de la 1 de Tabakalera se iban rindiendo a la evidencia: no había sitio para todos. Porque fueron muchos los que se arremolinaron para ver esas películas argentinas tan dispares y tan cinematográficamente suculentas. 'La larga noche de Francisco Sanctis' ya había probado su valor en la sección 'Un Certain Regard' de Cannes y en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. También allí agotó los boletos. 'El rey del Once' fue presentada en febrero en las pantallas del Panorama Especial de Berlín, certamen donde su director, Daniel Burman, había logrado el Oso de Plata en 2004 por su 'El abrazo partido'.

En el Parque Centenario

Francisco y Andrea toparon con 'La larga noche de Francisco Sanctis', escrita por Humberto Constantin en las casetas de libros del Parque Centenario de Buenos Aires y los dos, licenciados por la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica, se dieron cuenta pronto de que en esa novela había cine. Fuerte y grande.

Contaba el libro y cuenta el filme, hecho 'a pulmón' tal como reconoce esta pareja, socia en sus proyectos cinematográficos y padres de una niña de dos años, la travesía hacia los infiernos y el deambular por la noche sin querer llegar a donde ya debería haber llegado (al 6072 de la calle Lacarra) de un hombre muy vulgar que en tiempos, hasta escribió un poema revolucionario pero hoy sólo se empeña en la supervivencia cotidiana. En el marco horroroso de la dictadura argentina.

Francisco Sanctis, empleado de un mayorista, recibe una llamada extraña. Una antigua compañera de clase le cita con una excusa literaria y resulta que ya en el interior de su coche, le ordena recordar esa calle, ese numero y dos nombres: Julia Gardini y Bernardo Lipstein. ¿Por qué? Porque esa misma noche van a ir a buscarlos y él debe avisarles.

Avisarles él, que no sabe si incluso está de acuerdo con ese amigo que cuando habla de los que 'desaparecen' dice casi obscenamente algo como 'Ellos han provocado esto, ¿no? Pues que lo resuelvan ellos'.

La obra, aunque filmada en precario tiene la buena factura tumefacta de un thriller político policiaco y moral y tal como contaron sus autores en Cannes, muchas veces la meteorología hizo causa común y llovía justo cuando necesitaban que el piso estuviese mojado. Una noche hasta un meteorito pasó ante su cámara.

Basta con un instante, el de las lágrimas de Lucho, un muchacho que se sabe sin salvación posible, para entender por qué la gente se disputaba ayer un hueco en TBK1.

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