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Brian McClellan con los alumnos Remi Fennebresque y Manuel Goethals, y otros voluntarios trabajando en el 'water wag'. USOZ
El velero irlandés alumbrado en Albaola

El velero irlandés alumbrado en Albaola

La escuela de carpintería de ribera Aprendiztegi ha construido su primer barco para regatas en Dublín | Los alumnos han comenzado a fabricar una réplica de un batel tradicional procedente de un astillero de Zumaia

ELENA VIÑAS

PASAIA.

Sábado, 26 de mayo 2018, 08:31

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Corría el año 1886 cuando el irlandés Thomas B. Middleton concibió el monotipo 'water wag', una sencilla embarcación de poco más de cuatro metros de eslora destinada a la práctica deportiva de la vela y el remo. La nave adquirió pronto popularidad, dando lugar a multitud de clones por todo el Imperio Británico. Más de 130 años después de su creación, aquel modelo de bote continúa navegando y protagonizando regatas como las que se organizan al sur de Dublín.

El último ejemplar construido en todo el mundo veía la luz hace apenas siete días en la Factoría Marítima Vasca Albaola, que celebraba su botadura en pleno Festival Marítimo de Pasaia. La embarcación daba sus primeras paladas de la mano de los alumnos y el profesor de Aprendiztegi, la escuela internacional de carpintería de ribera Lance Lee inaugurada en septiembre del pasado año por Albaola.

Fue poco antes de abrir sus puertas cuando el encargo de construir el 'water wag' llegó a este centro que sigue la estela de los existentes en Estados Unidos. Su construcción arrancó a finales de octubre y en la actualidad a punto está de completarse con algunos remates que supervisa Brian McClellan, el docente norteamericano que se ha asentado en Pasai San Pedro para formar a nuevos profesionales de un oficio que amenaza con desaparecer.

Él y sus discípulos se embarcaban en la aventura de fabricar esa suerte de chalupa que dentro de cinco días entregarán a su propietario. La estructura ha sido confeccionada en roble de la Sakana, reutilizando los trozos que han sobrado del galeón 'San Juan'. El forro de la embarcación es de abeto traído de los Alpes franceses, mientras que el remate final del casco y el espejo de popa son de caoba del norte de África.

Esta singladura de cerca de siete meses en el astillero tradicional de Pasaia no ha estado exenta de momentos complicados, como admite McClellan, y más teniendo en cuenta que para los alumnos era algo «completamente nuevo».

A escala

La mayor dificultad residía en el trazado del barco. «Teníamos los planos que nos habían facilitado desde una asociación internacional centrada en estas naves, pero como están a escala, hay que pasarlos a las dimensiones reales dibujando sobre una tarima con cuidado para que todas las líneas coincidan. Es una labor abstracta, el que la hace necesita concentración para no meter la pata. Si fallas, es como un balance económico que no cuadra. Tiene que encajar perfectamente. Es una de las fases más complejas, sobre todo, para el no iniciado», manifiesta el profesor de Aprendiztegi.

La persona que realizó el encargo y un experto en este monotipo supervisaron su construcción desplazándose a la Factoría Marítima. Tras comprobar que las dimensiones eran las correctas y también la forma del casco, dieron luz verde a la fase de tablazón. Según explica Mikel Leoz, técnico de la Factoría Marítima Vasca, «al tratarse de un monotipo, tiene que cumplir con una serie de condiciones muy estrictas, de forma que si aquí se hace uno y en Japón otro, tienen que ser iguales y navegar igual. Si uno de los dos gana en una regata en la que ambos participen, será porque quien lo tripula es mejor navegante que quien vaya a bordo del otro, no por diferencias en su diseño».

Al primer barco construido en la escuela internacional de carpintería de ribera Lance Lee le seguirán otros muchos. El siguiente ya comienza a tomar forma. Se trata de la réplica de un batel tradicional que fue fabricado entre la década de los cuarenta y la de los sesenta en un astillero de Zumaia. «Podrá navegar a remo y también a vela colocándole un mástil. El procedimiento es parecido al del 'water wag', aunque éste sigue la tradición típicamente vasca», concluyen los responsables de Aprendiztegi.

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