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Évole, flanqueado por Pablo Iglesias y Albert Rivera.
Évole, con Albert Rivera y Pablo Iglesias: ¿quién es el truhán, quién es el señor?

Évole, con Albert Rivera y Pablo Iglesias: ¿quién es el truhán, quién es el señor?

Jordi Évole se reinventa en su regreso a 'Salvados' con Julio Iglesias y amarra el primer cara a cara entre el líder de Ciudadanos y de Podemos. Solo él podía lograrlo... y lo sabe

Yolanda Veiga

Martes, 13 de octubre 2015, 08:13

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Jordi Évole (Cornellá de Llobregat, Barcelona, 1974) creció con mitos asequibles como Allan Simonsen, un danés que jugó en el Barça en los primeros años 80. «Era un tipo bajito, como yo, y llevaba siempre manga larga». Simonsen logró un balón de Oro y Jordi (1,65 de estatura) tiene ya tres Ondas. Llegarán más.

Vuelve a atreverse con el más difícil todavía y el próximo domingo reunirá a Albert Rivera y a Pablo Iglesias en el estreno de Salvados (La Sexta), un programa que nació para un rato y va camino de ocho años, un espacio que ha recuperado el género del periodismo denuncia y que ha convertido a Évole en faro ideológico. El líder de Ciudadanos y el dirigente de Podemos, Naranjito y Coleta morada, se sientan frente a frente con un café (de vaso) en la mano. «Soy un truhán», entona Iglesias. «Soy un señor», recogé Rivera.

Les dio el pie Julio Iglesias, desconcertante invitado en el preestreno de Salvados este domingo. Fue un programa cortito, 25 minutos, un apertitivo que dejó con hambre. Podían haberlo titulado De cómo los extremos se tocan. Jordi (Georgie, como pronunciaba Iglesias) y Julio, dos visiones antagónicas, que no coinciden ni en el fútbol, un espacio que genera a menudo extraños compañeros de grada. «Es horrible que a Iker Casillas le piten así», se queja el artista, y se apoya en el famoso dedo. El gesto ha espoleado a los internautas, que generan chistes a diario desde hace meses. «Montoro, baja el IVA cultural. Lo necesitamos y usted lo sabe», se anima Julio Iglesias. No fue un gesto espontáneo, estaban hablando de dinero -«soy rico», concedió cuando le hablaba el otro de la redistribución de la riqueza- y de Hacienda: «No he dejado de pagar un puñetero impuesto».

No va a votar en las generales del 20 de diciembre (estará actuando en Australia), pero a Julio Iglesias no le achanta que le pregunten de política ni que le recuerden que apoyó a Aznar -«José María»- en las elecciones del 96. «Le sigo queriendo muchísimo». También a Felipe González, al que conoció en una plaza de toros, con El Cordobés. Él no es «de ningún partido» pero le gustaría que colocaran a un presidente que se preocupara por la educación, por la sanidad, y por hacer «carreteras largas hasta Estocolmo».

De Rivera e Iglesias, «los chavales», opina lo justo, pero no le interesan las tesis «envejecidas» de Podemos. Pero claro que va a ver el programa el próximo domingo. Lo va a ver mucha gente porque es el primer cara a cara entre Albert Rivera y Pablo Iglesias. Lo ha logrado Évole, que empezó narrando partidos de regional en la radio por 1.500 pesetas y ya ha dejado en anécdota los veinte goles que marcó en su carrera su admirado Simonsen. El danés corría por la banda derecha. Évole siempre se pateó la izquierda.

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