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Bernardo Atxaga y Pilar Oteiza, ayer en Alzuza. JESÚS GARZARON
Reeditado el poemario que Oteiza escribió a la muerte de su mujer
Itziar elegía y otros poemas

Reeditado el poemario que Oteiza escribió a la muerte de su mujer

Bernardo Atxaga y Pilar Oteiza presentaron en el Museo de Alzuza la tercera edición de 'Itziar elegía y otros poemas', publicado por el sello Pamiela

CRISTINA ALTUNA

PAMPLONA.

Viernes, 6 de abril 2018

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«Jorge Oteiza se presenta en este libro como un hombre maduro porque a Itziar llegó siendo un hombre y a la poesía llegó siendo ya un artista. Ni con Itziar ni con la poesía fue Jorge impulsivo, desmedido o arrebatado, fue el Jorge consciente, profundo, sereno. Es una obra de madurez». Con estas palabras describió Pilar Oteiza, sobrina y heredera del artista, la situación vital que le llevó a su tío a 'Itziar elegía y otros poemas' (Pamiela), libro del que ayer se presentó su tercera edición en el Museo Oteiza y que cuenta con dos ediciones anteriores publicadas en 1992, ocho meses después del fallecimiento de su compañera Itziar Carreño Etxeandía.

Bernardo Atxaga, que guarda en su memoria un puñado de anécdotas con Jorge Oteiza, también estuvo en la presentación. El escritor se refirió a la relación de Oteiza con la poesía, describió la personalidad y carácter del artista y se centró en una historia de amor de más de cuarenta años para explicar las razones, momentos y emociones que le llevaron a escribir dicho poemario. «Solamente una personalidad como la de Oteiza, con esa pureza e integridad, hace que el poema sea realmente emocionante».

Tanto Bernardo Atxaga como Pilar Oteiza se remontaron al año en que Jorge Oteiza e Itziar Carreño se conocieron Buenos Aires (Argentina). Y allí fue donde el 14 de mayo de 1938 se inició una gran historia de amor y vida compartida que se quebró en 1991 con la muerte de I-tziar Carreño y que dejó al artista sumido en el dolor y la pena.

Su personalidad

Los restos de Itziar Carreño fueron enterrados en el cementerio de Alzuza. Oteiza forjó entonces sobre la tumba una doble cruz con los nombres de los dos, y ahí fue enterrado él mismo a su muerte, en abril de 2003, tal como había pedido. «A Itziar la conoció cuando ambos tenían 30 años. No era un caso de amor adolescente porque ellos se sabían, se conocían, se querían con un íntimo respeto que podría sorprender por la serenidad, comprensión y aceptación de Itziar del proyecto de vida que Jorge proponía. También, por cómo la parte más impulsiva de Oteiza se diluía ante la entereza y sentido común de Itziar», comentó su sobrina.

Esa forma de mostrar su naturaleza, sin esconder nada, aceptando lo bueno y lo malo, es lo que Bernardo Atxaga destacó de Oteiza y lo que refleja 'Itziar elegía y otros poemas'. «Prueba de su no falsedad es, por ejemplo, que en el poema de amor incluye 'Enertxu', palabra que le decía Itziar y que el mismo explicó que venía de energúmeno. Oteiza confesaba todo, incluso que le llamen energúmeno. La gente confiesa lo heroico pero nunca lo que parece vergonzoso y Oteiza lo hizo al revés», agregó.

Transcurridos 27 años de la publicación del poemario, Bernardo Atxaga señaló que la poesía de Oteiza, al igual que su obra artística, siempre estará presente. «Después de los cientos de millones de poemas de amor que se han escrito, ahora mismo es casi imposible encontrar alguno como el que escribió Oteiza. Es dificilísimo encontrar un poema de amor que emocione, que lo creas, que lo sientas. Y el de Oteiza a es así, es emotivo. Se trata del amor de toda una vida, no es un enamoramiento, no es una canción de Los 40 Principales. Muestra también la última parte de una vida compartida».

Junto la visión más emocional del libro, Atxaga se refirió también al sentido más formal de la publicación. Y explicó que el poemario está estructurado en dos partes que poco o nada tienen en común. Mientras que la primera está dedicada a su compañera, con una «relación profunda entre su biografía y la poesía», los poemas siguientes los escribió con otro estilo, otro ánimo y otra intención. Por ello, en la segunda parte del poemario, Oteiza rompe con el lenguaje común de los libros de poesía y muestra otros rasgos en sus escritos.

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