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Protestas en Ferguson (Misuri) en 2014 tras el asesinato de Michael Brown.
El lado oscuro del sueño americano

El lado oscuro del sueño americano

El escritor Ta-Nehisi Coates reflexiona de forma lúcida y pesimista sobre el racismo en Estados Unidos

Álvaro Soto

Sábado, 26 de noviembre 2016, 00:33

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Cuando encontró a su hijo de 15 años llorando tras escuchar la sentencia del jurado que absolvía al asesino de Michael Brown, el escritor y periodista Ta-Nehisi Coates (Baltimore, 1975) decidió escribir 'Entre el mundo y yo' (Seix Barral), un ensayo en forma de carta que reflexiona, de manera lúcida y pesimista, sobre el significado de ser negro en Estados Unidos. La obra, que coincidió con la eclosión del movimiento #blacklivesmatter ('las vidas de los negros importan'), fue una punzada en la sociedad de un país. Ganó el año pasado el National Book Award, el premio literario más importante de las letras nacionales, y sacó a la luz el lado oscuro del sueño americano, un Sueño (escrito por Coates con una mayúscula irónica) que «descansa sobre nuestras espaldas, sobre los cimientos hechos con nuestros cuerpos».

Hijo de un Pantera Negra (la organización que defendió incluso con la violencia los derechos de los negros), Ta-Nehisi Coates no se considera un determinista, pero ha escrito un libro que no deja lugar a la esperanza y que señala para los de su raza un camino lleno de obstáculos desde la cuna hasta la sepultura. «Hace tiempo que rechacé la magia en todas sus formas. Este rechazo», le escribe a su hijo, «fue un regalo de tus abuelos, que jamás intentaron consolarme con ideas del más allá y siempre se mostraron escépticos respecto a la gloria predestinada a América».

Los datos parecen avalar la visión pesimista de Coates: la Policía ha matado a 200 negros en lo que va de 2016; los negros representan el 13% de la población de Estados Unidos, pero son el 43% de los presos (un millón de un total de 2,3).

La lectura de la obra puede provocar la incomodidad en los lectores, sobre todo en los buenistas. Coates desmonta los valores sobre los que se asientan las sociedad desarrolladas y, específicamente, los valores de Estados Unidos, que él considera sustentados en la esclavitud. Por eso se dirige así a su hijo: «Los esclavos fueron gente convertida en combustible para la sociedad americana (...) Nunca olvides que hemos estado esclavizados en este país mucho más tiempo del que hemos sido libres. Nunca olvides que durante 250 años la gente negra nacía encadenada: generaciones enteras seguidas de más generaciones que no conocieron nada más que las cadenas».

En los barrios de Baltimore que retrata la serie de 'The Wire', agujereados por «armas de fuego, puños y navajas, crack, violaciones y enfermedades», se crió Coates, que intenta explicar cómo la violencia es un lenguaje que marca a los negros desde su nacimiento, desde que un padre se quita el cinturón y, si se puede asegurar que algo así puede hacerse con la mejor intención del mundo, golpea a su hijo cuando sabe que ha cometido una travesura, con el objetivo de que nunca más vuelva a meterse en líos. Pero esas palizas se inoculan en el ADN como un virus que acabará matando a quien las recibe. «Lo único que sé es que la violencia surgía del miedo igual que el humo sale del fuego, pero no sé si aquella violencia, por mucho que se administrara desde el miedo y el amor, hacía sonar la alarma o bien nos asfixiaba ya en la salida».

Voces negras

Heredero de voces negras como la de la Nobel de Literatura Toni Morrison, Coates ha sido muy crítico con Obama. El escritor cree que el presidente saliente utiliza un lenguaje cuando habla con los negros y otro cuando habla con los blancos. Sin embargo, cuando publicó esta obra, Coates no sabía que el siguiente presidente sería Donald Trump, un blanco al que han aupado al poder otros blancos que se sienten marginados por el mundo de la globalización y hacia los que el autor no esconde su resentimiento. Los llama Soñadores, por ser los que se benefician de que los demás crean que existe un sueño americano, pero los considera unos ladrones de las vidas negras.

«Llevo toda la vida oyendo a gente decir a sus hijos e hijas negros que han de ser 'el doble de buenos' que los blancos, lo cual quiere decir 'conformarse con la mitad'. Así es como nos roban el derecho a sonreír. Nadie les decía a aquellos niñitos blancos con sus triciclos que fueran el doble de buenos que nadie. De hecho, yo me imaginaba a sus padres diciéndoles que cogieran el doble de todo», reflexiona.

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