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El edificio Trasatlántico y detalles de su fachada actualmente, con vigas recubiertas en metal. Abajo, una imagen del inmueble tal y como se proyectó.

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El edificio Trasatlántico y detalles de su fachada actualmente, con vigas recubiertas en metal. Abajo, una imagen del inmueble tal y como se proyectó. ARIZMENDI

Un buque insignia del modernismo

El edificio Trasatlántico del puerto de Pasaia, obra de Luis Tolosa, será distinguido hoy con la colocación de la placa Docomomo

ELENA VIÑAS

PASAIA.

Viernes, 6 de octubre 2017, 07:02

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Fue un edificio especialmente avanzado para su época; un buque insignia de la arquitectura moderna varado para siempre en el puerto de Pasaia, donde destaca por un diseño tan singular como su historia, que ha permanecido oculta hasta hace poco más de cinco años. Aunque se registró a nombre del ingeniero Javier Marquina, el auténtico autor de este inmueble que data de 1942 fue Luis Tolosa.

El libro 'La arquitectura de Luis Tolosa', publicado en 2012, desveló la historia nunca antes contada por motivos legales, como señala Ana Azpiri, doctora en Historia del Arte y coordinadora del volumen, quien conoce al detalle el edificio Trasatlántico. El que en la actualidad sirve de sede a la Autoridad Portuaria de Pasaia se construyó en dos fases. En un primer momento, hacia 1929, se erigió un depósito de planta baja al que se sumaba una planta superior; un lugar que servía como almacén de todo tipo de mercancía. Desde sacos de carbón a vehículos.

Tras la Guerra Civil, un decreto del gobierno de Franco obligó a las empresas de cierta envergadura a contar con un comedor para sus empleados. Fue así como la Junta del Puerto tuvo que habilitar una nueva zona destinada a tal fin. Tolosa planteó que encima de la azotea del almacén se hiciera un espacio libre de soportes, cuyos pilares se situaran en el exterior de la fachada. De este modo, lograba una estancia interior de planta libre, completamente diáfana, sin columnas ni tabiques.

«El mérito de esta arquitectura reside en que por primera vez se hizo un espacio diáfano, siguiendo los preceptos del llamado movimiento moderno en Europa, sacando los soportes fuera de la fachada y dejando una ventana rasgada que recorre el edificio de lado a lado, sin ningún elemento intermedio que la interrumpa para soportar el peso», declara Azpiri, quien califica esta obra como una muestra «exquisita» del racionalismo.

A su juicio, un trabajo de este tipo sólo podía llevarse a cabo «si se conocía muy bien el funcionamiento del hormigón armado como sistema constructivo»; y para eso, había que haber hecho grandes proyectos con este material. Para hacer el cálculo de esta estructura es muy probable que le ayudasen los ingenieros de caminos que trabajaban en el puerto. «Pero la idea estética es de Luis Tolosa», subraya.

Por primera vez se creó un espacio diáfano según los dictados del movimiento moderno

Las características de las que se dota hicieron de éste un edificio «muy avanzado» para su época, que respondía «totalmente» a lo que los mejores arquitectos del movimiento moderno en Europa, como Le Corbusier, estaban proponiendo en el momento de su construcción. En las últimas décadas del siglo XX fue restaurado. Se forraron con placas metálicas sus pilares y se corrigieron las ventanas rasgadas, provistas de una trama de carpintería muy fina, por otras «que han estropeado» el aspecto que tenían originalmente y que le han hecho perder parte del lenguaje de aquel primer racionalismo, del que también es heredero el Cub Náutico de San Sebastián y la Villa Saboya.

«El edificio Trasatlántico está en el puerto de Pasaia porque estaba Luis Tolosa. De lo contrario, no existiría», asegura Ana Azpiri. Pero si su contribución fue tan importante, ¿por qué no consta su nombre como autor del proyecto? «El problema de Tolosa era que no se pudo permitir el lujo de estudiar arquitectura. Era delineante de obras públicas. Conoció a Javier Marquina, un ingeniero de caminos, canales y puertos, que a partir de 1927 pasó a dirigir el puerto. Ya había visto sus trabajos de arquitectura y lo incorporó a su equipo en la Junta del Puerto con el cometido de diseñar las infraestructuras necesarias para el servicio portuario», explica la historiadora.

Como no era arquitecto, dibujaba los proyectos, pero éstos tenían que llevar la firma de quien sí lo fuera o de una persona que estuviera legalmente capacitada para ello. Azpiri y su equipo lo descubrieron consultando las memorias portuarias, en las que Marquina destacaba el trabajo «excelente» de Tolosa, realizado «más allá de sus obligaciones»; e investigando su archivo, custodiado por su hijo, Juan Ignacio, y la esposa de éste, Rosa María Tello. «Gracias a ellos, la figura de Luis Tolosa no se ha difuminado en la niebla del tiempo. También gracias al que hace cinco años era presidente del puerto, Lucio Hernando, y al responsable de comunicación, Gorka Reizabal, que nos permitieron realizar esta investigación», señala.

Reconocimiento póstumo

El reconocimiento a Luis Tolosa y su obra se materializará hoy con la colocación en el edificio Trasatlántico de la placa Docomomo (acrónimo en inglés de Documentación y Conservación de los edificios, entornos y barrios del Movimiento Moderno), organización internacional creada en 1990 con el fin de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico moderno del siglo XX. Esta actividad se enmarca dentro de la programación organizada con motivo de las Jornadas Europeas de Patrimonio, de la delegación en Gipuzkoa del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro.

El acto, al que asistirán familiares de Tolosa, se completará con una charla sobre la historia del inmueble de la mano de Ana Azpiri.

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