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'Retrovanguardia' en la Guerra Fría

'Retrovanguardia' en la Guerra Fría

El Reina Sofía revisa el arte crítico y subversivo de NSK, el colectivo esloveno que cuestionó el comunismo y el capitalismo

Miguel Lorenci

Lunes, 26 de junio 2017, 17:53

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Cuando la Europa occidental entraba en la posmodernidad, en la oriental se derrumbaba el telón de acero y se abría una ola 'retrovanguardista' de cariz político y contestatario. El multidisciplinar, heterogéneo y polifacético colectivo esloveno NSK fue clave en ese movimiento «incómodo, anacrónico y subversivo», tan crítico con el comunismo como con el capitalismo emergente en el Este y que apuntaba hacia «el totalitarismo tecnológico». Lo destaca Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, que revisa y reivindica la trayectoria del grupo en una muestra que el rey Felipe inaugura este martes junto al presidente de Eslovenia, Borut Pahor.

El museo acoge así la primera retrospectiva en España de este poliédrico colectivo, un magma en el que confluyeron creadores de la extinta Yugoslavia capaces de inspirarse en el nazismo, el estalinismo, la dictadura de Tito o el pop para cuestionar los pilares de la economía de mercado o de la colectivización soviética.

NSK son las siglas de Neue Slowenische Kunst (Nuevo arte esloveno), que ya con su denominación en alemán denuncia un milenio de dominación germana sobre Eslovenia. Durante la Guerra Fría protagonizó una «irrepetible eclosión cultural», según Borja-Villel. En la agonizante Yugoslavia, NSK aglutinó a músicos, artistas visuales y plásticos, teóricos, activistas, dramaturgos, literatos, grupos teatrales, activistas y artistas que, desde diversas disciplinas, socavaron los cimentos del debilitado y moribundo sistema socialista y del naciente capitalismo, llamado a remplazarlo en el Este.

«Es un grupo incómodo para historiadores y filósofos, al no encajar en nada y cuestionarlo todo», apunta Borja-Villel, que avala «una de las experiencias más significativas de los países de la Europa del Este durante la Guerra Fría». Titulada 'NSK from Kapital to Capital', la exposición es para él «todo un reto» que repasa la trayectoria del colectivo que entre 1984 y 1992 amparó a más de una veintena de miembros distribuidos en ocho grupos.

Organizada por el Reina Sofía en colaboración con la Galería Moderna de Liubliana, recoge casi 350 pinturas, fotografías, vídeos, pósters catálogos, instalaciones, objetos, revistas o vinilos. Un material muy diverso sobre los actos públicos, conciertos, exposiciones, producciones teatrales, performances, manifiestos y entrevistas seleccionadas por Zdenka Badovinac, comisaria de una muestra inscrita en el proyecto 'Los usos del arte' de la confederación de museos europeos, L'Internationale, al que pertenece el museo público español.

     

El principio estético de la 'retrovanguardia' es el aglutinador del colectivo. Se basa en la apropiación y bebe de la vanguardia rusa, de la Bauhaus y del grupo Fluxus como principales fuentes. «Contrapuesta a la invención de novedades, adoptaba la lógica del 'ready-made', renunciando a la autoría individual, al gusto y al juicio personal en favor de la noción de grupo», explica la comisaria.

Con su «calculada y provocadora ambigüedad», el grupo «criticó y puso de manifiesto las contradicciones y debilidades de los sistemas socialistas en los años finales de la Guerra Fría y anticipó los peligros inherentes a la emergencia del nuevo orden mundial, en el que el capitalismo parecía convertirse en una especie de nuevo totalitarismo tecnológico», apunta la comisaria.

Sin afán de disidencia, NSK siguió las tradiciones de la vanguardia de la Europa del Este y el realismo socialista. «Desplegó una reapropiación de la retórica del poder en la que yuxtaponían elementos simbólicos e iconográficos de diferentes tradiciones artísticas y sistemas políticos ligadas al nazismo, el discurso estalinista o la mitología nacional yugoslava y eslovena que iba más allá del gesto de caprichosa provocación», precisa Zdenka Badovinac. Sirviéndose de símbolos como la esvástica o la hoz y el martillo, «analizaban la relación entre ideología y cultura en el contexto histórico en el que vivían», resume la comisaria.

Fundado en 1984 en la Eslovenia integrada entonces en la Yuguslavia de Tito, NSK integró a tres grupos preexistentes: la banda de música industrial Laibach, el embrión más conocido de NSK y que cosechó cierto éxito internacional con sus versiones de grandes éxitos del pop rock occidental de la época; IRWIN, grupo de artistas visuales que abogaba por el «eclecticismo enfático» y el «uso simultáneo de diferentes estilos», y el Teatro de las Hermanas de Escipión Nasica (THEN), colectivo teatral que, tras autodisolverse en 1987, se reencarnaría primero en el Gabinete cosmocinético Piloto rojo y, después, en el Gabinete cosmocinético Noordung.

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