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Sert, ante el mural 'El progreso de la ciencia' (1938), en una imagen del Archivo de las Naciones Unidas.
Tratado de Paz concluye con 'Sert y la Sociedad de Naciones'

Tratado de Paz concluye con 'Sert y la Sociedad de Naciones'

El Museo San Telmo inaugurará la semana que viene una exposición con el último caso de estudio

TERESA FLAÑO

Jueves, 5 de enero 2017, 07:28

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. Clausurada oficialmente, a la Capitalidad Cultural todavía le queda presentar un epílogo. El próximo viernes 13, el Museo San Telmo inaugurará la exposición '1936. José María Sert y la Sociedad de las Naciones. Óptica y diplomacia', uno de los casos de estudio enmarcados dentro del programa estrella de las artes plásticas de Donostia 2016, Tratado de Paz. La muestra se instalará en una de las tres capillas del edificio antiguo, de forma que se podrá completar con la visita a los diecisiete paños y once lienzos murales sobre el pueblo guipuzcoano que el artista catalán realizó para la inauguración del museo bajo el epígrafe general de 'Elegías al pueblo vasco'. Una oportunidad para conocer hasta el 5 de marzo más en profundidad la obra del polémico muralista.

Comisariada por Patricia Molins, la exposición reúne obras que hacen referencia a diferentes etapas de Sert. Varios de ellas son bocetos que utilizó en una de sus obras cumbres, los murales de la Sala de los Consejos de la Sociedad de Naciones, precursora de la ONU, de Ginebra. Los dibujos proceden de los archivos de la institución inaugurada en 1936.

Antes de llegar a San Telmo, la muestra se pudo ver hasta el pasado diciembre en la Universidad de Salamanca. No se trató de una elección al azar, sino porque la temática estaba estrechamente ligada al centro educativo. La exposición 'Tratados de Paz', que durante el verano estuvo en el museo donostiarra, tomaba como punto de partida la Escuela de Salamanca del siglo XVI y a su creador Francisco de Vitoria, como los impulsores del Derecho Internacional, antes el Derecho de Gentes. Cuando en 1934 Sert comenzó a idear los murales para la sede de la Sociedad de Naciones se inspiró en esos mismos elementos.

En la presentación en Salamanca, el director general de Donostia 2016, Pablo Berástegui, comentó que «nos parecía muy interesante crear un vínculo entre el 800 aniversario de la Universidad de Salamanca y la Capitalidad. Adicionalmente había un elemento que para nosotros tenía una importancia simbólica importante y es que en esta universidad dio comienzo el Derecho Internacional a través de la Escuela Ibérica de la Paz. Es en esa palabra, la paz, en la que hemos desarrollado una reflexión a través del proyecto más ambicioso de la Capitalidad, Tratado de Paz».

Tras el Rockefeller Center

En 1936 José María Sert (1874-1945) presentó las pinturas murales para la Sala de los Consejos. Acababa de realizar un trabajo similar para el Rockefeller Center en Nueva York, en sustitución de los que había pintado el mexicano Diego Rivera, que introducían un cambio fundamental en su trabajo, dando protagonismo a figuras titánicas. Los estados miembros que participaban en la organización realizaron una serie de donaciones para la construcción del edificio y para su ornamentación. El gobierno de la Segunda República española ofreció decorar el salón principal. El encargo le llegó a Sert por medio del ministro Salvador de Madariaga y en el contrato se señalaba que los lienzos «representarán, en forma más o menos alegórica, la eficacia de las facultades humanas para que el hombre alcance un estado mejor». El artista resumió genéricamente el contenido de su obra como «lo que une y separa a los hombres».

Los murales que realizó tanto para el edificio neoyorkino como para el ginebrino son extraordinariamente simbólicos, como se puede apreciar en los bocetos y fotografías que componen la exposición. Representan la fuerza de la paz, de la cultura, el fin de la esclavitud, el renacer de la medicina, y también el progreso, a través de inventos como el ferrocarril.

Las fotografías muestran la gran Sala de los Consejos, también llamada Sala Francisco de Vitoria, con el conjunto de los murales que recibe el título de 'La lección de Salamanca'. La obra más importante es la del techo, que evoca la labor de los juristas salmantinos. En ella representó los cinco continentes dándose la mano. En el fondo se ve la torre de la catedral de Salamanca y las figuras que aparecen en los bordes son estudiantes y profesores de Derecho de la universidad. En la muestra se exhibirá uno de los bocetos que realizó para este mural, así como otros que también tenían el mismo destino como 'El progreso de la ciencia', 'La ley' o 'La esperanza y la justicia'. Todos ellos son de 1936.

Paradójicamente la sala se inauguró poco después de la sublevación militar que dio inicio a la Guerra Civil. Ambos bandos tuvieron relaciones tirantes con la Sociedad de Naciones, en la que los franquistas veían la personificación del mal, mientras que los republicanos no consiguieron que se reconociera que había habido una intervención extranjera frente al gobierno legítimo.

Otros bocetos son 'La abolición de la esclavitud' y 'El progreso de la medicina', ambos de 1933, pertenecientes a 'Los triunfos de la humanidad' para el Rockefeller Center, o 'La defensa del Alcázar' y 'Hacia la gloria', de 1942. También se incluyen fotografías en las que se muestra a Sert en un andamio durante la ejecución de una de las obras o acompañado de sus amigos Dalí y Gala.

Poco asequible

Patricia Molins entiende que «José María Sert no es un artista fácilmente asequible. Su obra parece muy alejada del gusto moderno, y sus grandes composiciones decorativas no se encuentran en los museos, sino en interiores no siempre de fácil acceso». Otra de las razones es que estuvo ligado al franquismo. «Desde 1937 colaboró activamente con el bando nacional, que lo convirtió en el artista emblemático de su visión política y de su programa estético. Promovió la carta de apoyo de los intelectuales franceses a los franquistas, pintó un gran mural dedicado a Santa Teresa en el Pabellón del Vaticano de la Exposición Internacional de París de 1937, colaboró con la Salvación del Patrimonio artístico español, proyectó un mural para la Universidad Complutense y una cripta para el Alcázar de Toledo», señala la comisaria de la exposición.

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