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TERESA FLAÑO
Viernes, 22 de agosto 2014, 01:03
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La muerte, los sueños, libros con vida propia, huesos humanos y color, mucho color, rondan estos días en Kur porque Carlos Quintana (La Habana, 1966) se ha apoderado del espacio para transformarlo en su taller. La galería ha sido tomada literalmente por lienzos, acuarelas por el suelo, pinturas, aceites y plásticos que transmiten la sensación de que se está desarrollando una batalla campal en lugar de ser un espacio frío y tranquilo.
La información completa, en El Diario Vasco y en Kiosko y Más
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