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Componentes de la asociación Manos K Ríen muestran el cartel de esta edición.
Manos K Ríen, donde los gestos crean arte

Manos K Ríen, donde los gestos crean arte

El Festival Arte en Signos reúne expresiones artísticas interpretadas en lengua de signos. Danza, poesía, cine y teatro se suman en el festival promovido por la Asociación de Personas Sordas, que se celebra en octubre en Donostia

OLATZ PISON

Martes, 12 de agosto 2014, 01:42

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Que la sordera no es impedimento para crear poemas, cortometrajes, obras de teatro o incluso canciones, lo lleva demostrando desde hace cinco años la asociación artístico-cultural Manos K Ríen, la rama artística de la Asociación de Personas Sordas de Gipuzkoa. Desde hace dos años celebran el Festival de Arte en Signos para sensibilizar sobre la discapacidad 'invisible': la sordera. Y no solo está dirigido al mundo de las personas oyentes, sino que también a la comunidad sorda.

Una obra de teatro, 'Hamlet', interpretada en lengua de signos, dio comienzo a este festival. «Llevábamos tiempo pensando en hacer algún tipo de actividad cultural relacionada con el teatro; representamos 'Hamlet', pero se quedó en el olvido. Queríamos hacer algo parecido, y así surgió el primer festival de teatro en lengua de signos en Lugaritz», afirma Aitor Belidauneta, vicepresidente de la Asociación Manos K Ríen.

Han sido dos las ediciones celebradas hasta ahora con un gran éxito y, por eso, han decidido hacer de ello una cita anual, para que se viese que hay actividad en el mundo de las personas sordas. En él, no solo han incluido el teatro, sino que también están presentes otras expresiones artísticas como el mimo, la danza, la música o la poesía. Detrás de cada edición se esconde un duro trabajo que empieza en marzo y finaliza en octubre. Pero lo más importante, es voluntario. Cada miembro de la asociación, fuera de su jornada laboral diaria, se dirige a la sede en Reyes Católicos para organizar y planificar el festival.

«Si lo comparamos con el Festival de San Sebastián, ahí hay gente que dedica su trabajo a organizar y preparar su programación en exclusiva; pero no es nuestro caso. Cada uno tenemos nuestro trabajo y cuando terminamos venimos aquí a organizar el festival, ensayar y preparar los espectáculos de forma voluntaria», afirma Aitor.

Un trabajo duro, pero que, debido a su acogida, sigue mereciendo la pena. Cada año su repertorio cambia «para que vean que ofrecemos algo diferente y que nos movemos», afirma Karmele, presidenta de la asociación. La próxima cita será el 4 de octubre en el Teatro Principal. Evento del que la asociación espera repetir las buenas sensaciones que en ediciones anteriores.

Discapacidad invisible

La sordera es, como la asociación afirma, una «discapacidad invisible». La cultura o el lenguaje de la comunidad sorda resultan desconocidos. Pero el festival es una ventana por la que asomarse y ver cómo funcionan y cómo se desenvuelven las personas sordas en cualquier ámbito, sobre todo en el artístico. «No se trata solo de ofrecer un espectáculo de un día para que la gente vea teatro en lengua de signos, sino para que el espectador conozca el movimiento asociativo de las personas sordas. Es una buena oportunidad para que las personas oyentes vean cómo trabaja la comunidad sorda, ya que muchas personas no habrán tenido contacto con sordos y desconocen nuestra cultura o lengua», remarca Rosa Mari Rodríguez, secretaria de la asociación.

A pesar de ello, este no es el principal objetivo. Lo que quieren es dar a conocer la lengua de signos; «su lengua vehicular del día a día pero que tan desconocida puede llegar a ser para las personas oyentes», recalca Rosa Mari.

Pero ello no es obstáculo para que sigan creando arte. En un mundo en el que parece que los cinco sentidos son necesarios para la creación artística, para ellos no es impedimento no poder hablar. Se expresan a través de la lengua de signos y desarrollando su expresión facial y corporal. «Al fin y al cabo, el arte es expresión, los oyentes os expresáis hablando, utilizando la voz y las palabras. Nuestra voz son nuestros gestos, nuestra expresión facial y corporal, y como el fin es la expresión no importa el cómo se exprese sino el que se esté expresando algo», afirma Agurtzane, guionista de un de los cortometrajes a concurso en la edición de este año del festival. Para Aitor, lo importante de una canción no es la letras. «Para los oyentes es muy importante lo que se cuenta en una canción, la letra. Para mí no es así. A mí lo que me importa es el ritmo, algo que yo puedo sentir, cómo vibra, cómo tiembla una melodía; y eso que soy sordo, pero la sordera no implica desvincularse de la música».

Para todos los públicos

El Festival de Arte en Signo, pretende sensibilizar y unir a la comunidad oyente con la comunidad sorda. Por tanto, el festival está pensado para que ambos públicos puedan disfrutar de él. Hay interpretes que traducen todo el festival y todos los cortometrajes están subtitulados. Así, ellos hacen posible que el mundo oyente oiga lo que expresan con su arte. Pero muchas veces, no ocurre lo contrario. «Nosotros a diario nos encontramos con barreras de comunicación, no contamos con adaptaciones en ninguna parte. Sin embargo, una manera de sensibilizar a la gente es que vean que lo que nosotros organizamos sí que está adaptado para personas oyentes, ponemos intérpretes, algo que en nuestro día a día no encontramos», afirma Rosa Mari. Por eso, el festival es también un ejemplo de cómo se debería adaptar el día a día, también, para las personas sordas.

De la misma manera que hay un público mixto, también lo será el jurado del concurso de cortometrajes. Son cinco personas las que formarán parte de él, tres de ellas sordas y las otras dos oyentes, entre ellas el actor vasco, Asier Hernández.

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