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Mayo del 68. Algunos de los carteles originales que se pueden ver en la muestra. AMAXKAR
El Photomuseum acoge hasta julio una muestra de carteles del Mayo del 68

El Photomuseum acoge hasta julio una muestra de carteles del Mayo del 68

La exposición sirve para recordar los sucesos de hace cincuenta años | Reúne una amplia selección de carteles originales de la Colección Paul & Annie Azoulay producidos por el Atellier Populaire

JUAN MARI ZUBIAURRE

ZARAUTZ.

Domingo, 20 de mayo 2018, 00:38

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Este año se conmemora el 50 aniversario del llamado Mayo del 68 o Mayo francés. La protesta estudiantil de Mayo del 68 fue inicialmente una expresión contra-cultural y anti-autoritaria; después, cuando se sumaron a ella los trabajadores, adquirió un matiz social y político. Se desarrolló en un contexto cultural y social de ruptura contra el ambiente tradicional y rígido que se generó al final de la segunda Guerra Mundial.

Los disturbios en Francia se engloban dentro de un contexto mundial de grandes enfrentamientos en la década de los años 60: 1959, Revolución cubana; 1962; Guerra de Argelia; 1964, Guerra de Vietnam; 1967, Revuelta de afroamericanos en E.E.U.U. Todo esto propició un ambiente generalizado de protestas contra la guerra y el poder establecido en numerosos países, Checoslovaquia (Primavera de Praga), Estados Unidos (protestas contra la guerra de Vietnam), México (asesinatos de la plaza de Tlatelolco)... Al mismo tiempo, fueron los años en que nacieron diferentes movimientos: el pacifismo, el movimiento hippie, el rock, el feminismo, la liberación sexual...

Carteles originales

Con motivo de esta efeméride, el Photomuseum presenta una amplia selección de carteles originales de Mayo del 68 pertenecientes a la Colección Paul & Annie Azoulay que se puede visitar hasta el próximo uno de julio.

El cartel fue elegido como uno de los medios más eficaces para trasladar a la opinión pública el pensamiento revolucionario del Mayo francés. Se reunía en un trozo de papel la creatividad, el sentido del humor, la ironía y los mensajes que incitaban a la reflexión sobre el sistema y la revuelta. A todo esto se añadía que eran masivos, populares y difíciles de censurar.

A mediados de mayo, un grupo de estudiantes de Bellas Artes creó el Atelier Populaire, lugar de creación y de trabajo donde se idearon y produjeron más de 400 diseños diferentes, de los que se llegaron a imprimir más de 500.000 carteles. Otras facultades, escuelas y agrupaciones de barrio copiaron esta idea para incrementar la producción de pasquines.

Bajo el lema 'Los carteles producidos por el Atelier Populaire son armas al servicio de la lucha y son una parte inseparable de la misma' querían difundir la voz de los estudiantes y trabajadores en contra del poder. A los estudiantes fundadores pronto se fueron sumando reconocidos artistas plásticos, escritores y profesores.

Obras anónimas

Eran obras anónimas, firmadas bajo el nombre de Atelier Populaire, que se elaboraban de forma colectiva. Trabajaban las 24 horas del día, en asamblea se discutía sobre la imagen y el mensaje a comunicar. Posteriormente se pasaba al taller donde se iban produciendo en cadena, unos dibujaban, otros imprimían, cortaban y otros empapelaban la ciudad por la noche.

Este proceso fue mejorando con la práctica, los primeros carteles fueron impresos en litografía pero ante el aumento de la demanda se modificó el sistema y se utilizó la serigrafía, más rápida, ligera y fácil de usar.

El afiche constaba de una imagen y un mensaje simple, contundente y directo que podía ser utilizado como slogan y que hacía reflexionar al público. Las imágenes eran diseñadas en uno o dos colores, sin artificios. Predominaban los colores rojo y negro y la tipografía sencilla y manuscrita. Esta simplicidad gráfica transmitía la idea de autenticidad y sinceridad del mensaje y favorecía el acercamiento con el pueblo.

Los carteles que empapelaron la ciudad contenían tanto consignas ideológicas como mensajes o informaciones claves para la revuelta. Era el método elegido para comunicarse porque consideraban que la televisión, la radio y los periódicos estaban manipulados y sometidos al control del Estado.

Junto con las pintadas, fue la voz de la revuelta colectiva de estudiantes y obreros que buscaban cambios radicales en una sociedad tradicional que no satisfacía sus inquietudes vitales. Ahora se pueden disfrutar visitando la exposición hasta primeros de julio.

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