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ELI AIZPURU
Sábado, 28 de mayo 2016, 00:24
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Representantes de Cáritas parroquiales de Azpeitia, Azkoitia y Zestoa se han dado cita para denunciar la decisión de la Diputación de Gipuzkoa de suprimir la Ayuda de Garantía de Ingresos (AGI). El párroco azkoitiarra Félix Azurmendi fue el encargado de leer el comunicado bajo el lema 'Los inmigrantes son nuestros refugiados' acompañado por varios representantes de la entidad como los también azkoitiarras Romualdo Larrañaga y Rosario Arrieta, además de Arantxi Aranguren, de Azpeitia, y la zestoarra Amaia Egibar. Junto a ellos, otros tantos compañeros de la agrupación parroquial arropaban también a numerosos inmigrantes de la comarca.
Cáritas quiere manifestar a las comunidades cristianas y a la opinión pública en general que «aún reconociendo las circunstancias verdaderamente complicadas y sin precedentes de las actuales crisis humanitarias y su díficil solución, no está bien suprimir estas ayudas ya que los argumentos utilizados no son aceptables».
Manifiestan a su vez, que «no hay nadie sin derechos». «Los inmigrantes también son sujeto de derechos en Europa, patria de los derechos humanos», dijeron.
Para los componentes de Cáritas discriminar a los pobres es «ilegal» a la vez que las medidas administrativas que ignoran el sufrimiento son «vejatorias» para quienes los sufren.
Reconocen que «es verdad que el bienestar de Europa, que es el nuestro, es un reclamo de una vida mejor para los desheredados de la tierra». Sin embargo, dicen, «los flujos migratorios nunca son artificiales. Representan una huida del sufrimiento que, con demasiada frecuencia, se paga con la vida».
Por todo ello, hacen suya la posición de Cáritas Diocesana de San Sebastián y solicitan que no se suprima la Ayuda de Garantía de Ingresos «mientras que no haya un consenso más amplio», y, que si se transforma, sea «incorporando a esta ayuda instrumentos para subsanar sus deficiencias actuales con planes de formación de empleo, ayudas de alquiler para vivienda, etc».
El acto celebrado ante la Basílica de Loiola finalizó con la lectura de varios artículos de la Declaración de Derechos Humanos y de un versículo de la Biblia.
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